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Hoy vamos a hablar de sexualidad consciente y con calma para cuarentonas

En primer lugar, debo aclarar que yo no voy a hablar como experta ni como profesional y que no tengo formación específica o relacionada con este tema, por lo tanto, este artículo parte de experiencias personales y tiene la intención de poner en común situaciones normales por las que es probable que hayamos pasado muchos de nosotros, quizás incluso tú.

A veces, por circunstancias, he estado durante periodos largos sin tener relaciones sexuales, en diferentes épocas. Cuando era bastante más joven lo digería peor y las privaciones tenían como varias fases; así, cuando llevaba 5 o 6 meses sin sexo me ponían muy nerviosa y tenía la impresión de ir oliendo a los hombres por la calle, literalmente. Quizás estaba entretenida con algo y cuando pasaba un hombre cerca me parecía percibir su olor y me ponía alerta. Creo que sin duda tenía el potencial de poder acostarme con cualquiera aunque no lo hiciera, pero no era por falta de ganas ¡al menos el cortex prefontal me funciona correctamente! Tener el mono debe ser algo parecido a eso y seguro que los hombres también experimentan algo similar.

Muy lentamente, al menos para mí en esos momentos, el tiempo terminaba pasando y más allá de aliviarme yo misma en casa, podía mantener el tipo cada vez con más entereza. Unos meses más y ya no sientes la misma necesidad, lo echas de menos, pero ya no se encuentra en primer término en tus pensamientos. Supongo que podemos llamar a eso la etapa de desintoxicación. Y una vez superado el primer año es todo más fácil de llevar, el cuerpo se relaja un poco. Aunque a veces hay sueños eróticos más o menos frecuentes o incluso orgasmos en sueños, pero es normal, el sexo es parte de la vida y de la biología.

¡Ay! Pero ¿y si te dejas llevar un poco y tienes un encuentro sexual? Pues si sale mal es como "tanto esperar para nada, me lo podría haber ahorrado" y si sale medio bien... Vuelves a esa sensación de los 5 o 6 meses y el cuerpo te pide más. Y solo esa pequeña dosis desata todo el deseo latente que conservabas aletargado. ¡Un despropósito!

Lo cierto es que yo pienso que el sexo es mucho mejor en pareja, porque al menos hay un cariño mutuo y un deseo real de que el otro lo pase bien, por amor o para que quiera repetir y la relación se refuerce y se estreche ¿no es así? Este interés rara vez lo encuentras en una relación esporádica, a no ser que sea cuestión de alimentar el orgullo de tu amante, que en ese caso querrá quedar en buena posición, para desaparecer después y que nada pueda desbancarlo de su posición de "mejor amante" (a veces el ego masculino tiene estas cosas que hay que identificar, por si te interesa). 

Pero, cuando todo va bien en una relación, nuestro mayor deseo es que eso se mantenga en el tiempo, incluso que mejore si es posible, porque llegar a ese momento de complicidad y confianza hace que el sexo sea infinitamente mejor.

Practicar sexo cuando tu cuerpo te pide que corras

Cuando yo me enfrento a una relación sexual, después de un periodo largo sin sexo (de entre 1 y 3 años, por ejemplo), hay cerca de un 100 % de probabilidades de que salga mal; porque no tengo paciencia y solo quiero unas flexiones salvajes para desfogarme y después ya repetiremos para ir puliendo la situación. O quizás porque me siento sumamente insegura ante esa primera desnudez con mi nueva pareja y aparecen los miedos al rechazo, a la incompatibilidad de ritmos, a no estar a la altura o a que surja cualquier otro contratiempo que nos pase factura. O porque me da vergüenza expresarme, hablar con claridad, dejarme llevar y que salga el tenor que llevo dentro y esas cosas humanas vergonzantes como los pedos vaginales o vete tú a saber qué.

Pero, por otro lado, pienso que él podría estar en una situación mental y emocional muy similar a la mía y romper el hielo cuesta y la presión y los nervios solo llevan a faltas de orgasmos, a orgasmos demasiado rápidos, a falta de erección o de lubricación y a situaciones y sensaciones incómodas en general. ¿A ti también te pasa? Creo que hay personas que tienen muchos menos reparos ante desconocidos que ante amantes habituales, pero no te puedo hablar desde su experiencia, solo desde la mía. Pero si es tu caso y quieres contármelo me encantará leerte.

Volviendo a lo de antes, no te digo que estuviera mal lo de hacer cuatro flexiones y ¡ah! ¿tú ya? Ya ¿y tú? Vale, pues ya. Es una opción, pero no es una satisfacción, entonces ¿para qué te pones? Al final, si de verdad te apetece hazlo, no hay nada de malo en eso, pero si lo haces con la cabeza tan llena que no te sirve ni como alivio... Mejor te lo evitas.

Creo que la gente más joven, inciso: -veamos, si yo tengo 45 años la gente más joven sería la de 30 aproximadamente-, continúo: para ellos no hay tantos inconvenientes porque no han vivido esa desigualdad tan exagerada entre lo que suponen los deseos de una mujer y los de un hombre o sus escarceos amorosos. Ellos parecen vivir el sexo de una manera más natural y con menos reproches y eso me parece perfecto. Tampoco los hombres parecen tan fanfarrones como los de nuestra edad, que necesitan alardear al menos una vez en su vida de su gran capacidad sexual ¡vamos hombre! Y después de eso nos rechazan porque "están cansados" varias veces al mes (que me ha pasado). 

No sé dónde leí que los hombres que en realidad se juntan con mujeres a las que les gusta el sexo o que disfrutan con él, se dan cuenta de que no es una mujer fogosa lo que estaban buscando. Y es normal en la mayor parte de los casos, porque nosotras no necesitamos recargar para seguir. Por suerte parece que todas estas tonterías desaparecen con el tiempo.

En fin chica, que si no te calmas un poco o tienes una pareja que lo haga por ti, vas a tener una experiencia un poco regulera, pero con paciencia podréis repetir más tranquilamente, las veces que sean necesarias, e ir mejorando juntos.


Preparar un poco el ambiente para tener éxito

Una vez busqué por Internet a hombres que ofrecieran sexo, en uno de esos parones de un par de años o más. Y encontré a uno que aparecía con traje y corbata, no mostraba su rostro, pero era poco mayor que yo, con lo que supuse que tendría la experiencia adecuada. Me grabé su número de teléfono en el móvil como unknown, que significa desconocido (¿has visto que chic que queda en inglés?) y unos días después me decidí a preguntarle cómo funcionaba eso.

Lo cierto es que fue bastante correcto, me explicó que sería como una cita que iba a salir bien seguro, así que teníamos que citarnos en el bar de algún hotel o en un bar de copas cercano. Primero hablaríamos un rato y tomaríamos algo juntos para relajar el ambiente y cuando estuviéramos más tranquilos el uno con el otro, subiríamos a la habitación para seguir la fiesta. Suena idílico ¿verdad? Además, sin complicaciones porque no me volvería a llamar en los días siguientes.

Aunque te confieso que no me sentí cómoda con ese planteamiento porque creo que yo solo necesitaba la segunda parte, sin preámbulos ni tonterías. Y finalmente no me atreví a continuar, pero he fantaseado con ese plan muchas veces desde entonces, hasta que me cambié de móvil y perdí el unknown de mi lista de contactos. Bye bye sexo seguro.

Ahora creo que ese planteamiento podría servir para otras situaciones; podrías elaborar algún plan que incluyera preámbulos de algún tipo. Pero debes estar metida en el papel, es decir, lo que quieres es acostarte con esa persona así que no lo pongas difícil. Pregúntale, tócale la pierna, escúchale, bésale si te apetece y háblale con sinceridad. Eso significa que él podría contarte experiencias pasadas que le gustaron y tú podrías hacer lo mismo, pero con el fin de entenderos mejor en la cama, sin malos rollos. Todos tenemos un pasado y a los 45 años algunos tenemos varios y es normal, no hemos estado encerrados en una torre esperando, así que NO PREGUNTES COSAS QUE NO QUIERAS SABER. O, si lo prefieres, hablad solo de fantasías y cosas que os gustaría hacer, sin atribuirlas a ninguna experiencia anterior.

También puedes probar con una cena fuera o en casa, poner una película, unos besos y caricias en el sofá y volver un poco a los 16 o 18 años, aquella época en la que nos besábamos a veces durante una hora o más y no pasaba nada ¡haz lo que te apetezca! Y lo más importante ¡habla claro! Esto a mí es lo que más me cuesta al principio, pero si quieres hacerlo hazlo bien, por lo menos que valga la pena y eso pasa por expresarte abiertamente. Pero no le digas "lo haces fatal", dile "prueba de esta forma" o "hazme esto" o "mejor más despacio". Es verdad que algunos lo captan más rápido que otros, pero normalmente a todos les gustará oírte y pídele esa misma sinceridad que tú le profesas.

¿Un infalible? El juego de los masajes, con el ambiente adecuado, música, unos aceites o cremitas (cama protegida con alguna sábana vieja por encima) y tocaros por turnos, con suavidad y por placer. Y, llegado el momento, podéis pasar de las manos a otras partes del cuerpo.

Si a pesar de todos los intentos ves que no va a salir bien, respira hondo, levántate y dile claramente que prefieres no continuar, tampoco hay nada malo en eso y puedes detener una relación en el momento en el que lo desees, sin más explicaciones. Además, hay muchos juguetes que seguro que podrán compensarte y quizás la próxima vez salga mejor.

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