Ir al contenido principal

Cómo una rutina puede cambiar tu vida (aunque no lo creas)

Así es, tu rutina es más poderosa de lo que crees y tiene una cierta capacidad sanadora, aunque parezca que siempre usemos esta palabra con connotaciones peyorativas: la rutina. Es como decir "otra vez lo mismo", ¿no suena a algo así? Si tú también piensas de esta forma, vamos a ver si juntas podemos darle la vuelta a la maltrecha rutina y encontrar su utilidad práctica y funcional en tu vida.

Cómo me salvó la rutina en plena pandemia

Déjame contarte que, durante la pandemia, a mí me salvo la rutina y me aportó lucidez mental, estructura y propósito. Entonces descubrí los beneficios de una rutina diaria: estructura, enfoque y bienestar emocional. Porque en aquellos días encerrados en casa, además del desconcierto, los divorcios, las peleas y los insomnios estaban a la orden del día. De hecho, la simple (y no tan simple) prohibición de salir de casa, salvo en las situaciones imprescindibles (comprar y pasear al perro), nos estaba desquiciando. Primero, porque nunca habíamos vivido algo así y la tensión nos pedía revelarnos y segundo, porque perder nuestro libre albedrío era algo contra natura que nos obligaba a reinventar nuestras ocupaciones y tareas diarias.

Es por eso que una rutina adecuada tenía, en este y otros casos, ese poder de calmar nuestra mente y ofrecernos un consuelo funcional para superar estos retos. Y, lo primero, era empezar nuestros días como lo haríamos en otras circunstancias; una buena rutina de aseo (lavarnos la cara, peinarnos, vestirnos, hacer la cama) y después preparar un buen desayuno con calma para empezar el día. 

Sin embargo, muchas personas cayeron en el desánimo y decidieron pasar todo el día en pijama frente al televisor, consumiendo series y películas sin más. ¿Imaginas lo que algo así supone en nuestra vida? Literalmente una pérdida de tiempo, de capacidades, de tono muscular (y mental) y un estado emocional negativista que inicia una espiral en la que nadie debería entrar. Estas personas literalmente perdieron un año de sus vidas, en el amplio sentido de la palabra.


La quietud mental de la rutina diaria

No obstante, gracias a mis rutinas yo pase unos meses realmente positivos para mí y muy productivos a nivel laboral. Como te decía, me despertaba cada día como siempre, siguiendo mis rutinas habituales y planificando mis tareas, primero solo las diarias y después preparando horarios con una semana de antelación. Lo cierto es que quería aprovechar para hacer tantas cosas que necesitaba planificarme un poco y respetar mis horarios. Por eso comía a mis horas (o no lo hacía, cuando inicié mi ayuno) y mantuve unos horarios normales. Y fueron justo esas rutinas diarias; la higiene, las tareas, los horarios, las comidas, lo que me salvó a nivel emocional y me aportó seguridad, previsibilidad y tranquilidad. Fue realmente genial contar con mis rutinas diarias para superar todo aquello.

Además, como sabes, dedicaba varias horas por las tardes a escribir cada día y por eso en esos meses pude terminar mi libro "Diario de una cuarentona en cuarentena", que tanto ha gustado a mis lectores por lo entretenido y fresco de su contenido.

Es por eso que construir una rutina que te dé paz, estabilidad y sentido a tus días y propósitos tiene un gran poder. Ese "saber qué va a pasar mañana" nos aporta quietud mental y nos predispone a realizar la tarea que nos hemos propuesto. Y es una forma de vivir con intención, porque seguro que en algún momento tú también te has planteado seguir una rutina constructiva o reproducir un hábito positivo para obtener un "premio", ya sea intelectual, físico, laboral, social o del tipo que sea.

Por eso una rutina puede ser tu mayor aliada para ese fin que te has propuesto. 

El poder de lo que no cambia: los beneficios de una rutina

Voy a hacer un inciso para evitar confundir ritual con rutina; un ritual es un acto consciente y deliberado que aporta bienestar; puede ser algo puntual, como prepararnos una tarde de auto cuidado con un baño de espuma, música relajante, aceites para el cuerpo, hidratantes, mascarillas y otros productos para completar nuestra sesión con éxito. Mientras que una rutina es algo que repetimos de forma automática.

Así, una rutina diaria debe estar interiorizada para que la realicemos sin pensar; me levanto, me aseo, hago la cama, me visto..., tareas que hemos incorporado a nuestra vida y que nos ayudan en el día a día. Este tipo de rutinas son medicina para nuestro cuerpo porque nos ayudan a cuidarnos de forma sana sin dedicar espacio mental cada día a ese tipo de tareas.

Aun así, las rutinas han empezado siendo hábitos o microhábitos que poco a poco hemos incorporado para optimizar nuestro tiempo y nuestra vida, aunque no todos son bueno. Así que, si te preguntas cómo crear una rutina efectiva, la respuesta es empezar por repetir esa "tarea" a diario hasta que la hagamos sin esfuerzo. Pero ojo, fumar es un hábito que se convierte en rutina, ver la tele toda la tarde es un hábito que se convierte en rutina, pedir comida para llevar todas las noches es un hábito que se convierte en rutina y quizás no sean estas las rutinas que más nos interesa incorporar.


 La repetición: el ritmo que calma la mente y el motor de los grandes logros

¿Y si la repetición fuera el refugio? Vamos a mirar a las rutinas de distinta manera, vamos a ver en ellas el potencial de ser mejores, de crecer o de conseguir objetivos ambiciosos que no lograríamos de otra forma.

Desgraciadamente, no hay grandes logros que podamos conseguir en un día (creo) porque los proyectos más importantes y ambiciosos necesitan tiempo Y RUTINA. Debes estudiar cada día para sacar unas oposiciones, hacer deporte habitualmente para conseguir el cuerpo o la fuerza que quieres, practicar a menudo para aprender una nueva habilidad. Y la forma más sencilla de hacer todo esto es incorporarlo a nuestras agendas y convertir esos "entrenamientos" en una rutina más de nuestro día. Es así como le permitimos al cerebro funcionar de forma automática, dándole un plan diario de las rutinas que debemos cumplir e ir avanzando por él según pasan las horas.

Hay muchas grandes figuras públicas, millonarios, científicos, empresarios de éxito, que nos hablan de cómo conseguir llegar hasta donde están y todo pasa por unas rutinas constantes, bien diseñadas y potentes que guían sus tareas diarias hacia la cima. Seguro que has oído alguna de ellas; levantarse todos los días a las 5 de la mañana, leer todos los días X páginas de los libros recomendados, escribir cada día, meditar cada día, mantener los mismos horarios de lunes a domingo, ducharse con agua fría cada día, hacer deporte cada día,... y un largo etcétera de rutinas que nos aseguran que ellos siguen de manera inquebrantable. Y es esa planificación tan meticulosa la que les ofrece paz mental y una actitud más tranquila ante la vida, ese saber lo que va a pasar, ese plan para conseguirlo y esos pequeños logros, tras terminar cada tarea, que les gratifican y motivan para afrontar el resto.

Quizás a ti también te ha pasado que, según vas tachando tareas de tu agenda, te vas sintiendo más capaz y más optimista. Pues ahora solo falta que ese plan diario y esas tareas se conviertan en rutinas para conseguir un fin mayor: el éxito.

Esto forma parte de vivir con intención y puedes convertir también rituales cotidianos en rutinas satisfactorias, como algunas medidas relacionadas con el auto cuidado. También me gustaría decirte que una vida lenta es algo sanador y beneficioso para cualquiera, pero eso no siempre puede ser así. Por eso debemos encontrarnos en medio de todo ese caos y esa velocidad, encontrar nuestro espacio vital y alimentarlo de forma positiva.

Las rutinas sostenibles que nos abrazan

Es posible que, en esta etapa de mi vida esté más centrada en esos malabares diarios, en ese gran proyecto que supone redescubrirme, volver a quererme y retomar esos caminos olvidados para ser mejor cada día, para alcanzar el éxito y para conseguir una vida con un mayor propósito e intencionalidad. Todo eso incorporado a mi vida como madre, a mi trabajo y a mis obligaciones y responsabilidades ¿entiendes ahora lo de malabares? Por eso me surge la necesidad de hablarte de ello, pero no solo para que me acompañes sino para que tomes conciencia de todo lo que puedes ser capaz de hacer si te lo propones.

No hace falta que hayas pasado por un parto para necesitar lo mismo, todos tenemos esos "paréntesis" de vez en cuando, esos pequeños o grandes parones que nos desvían de nuestros propósitos u objetivos. Puede ser que hayas tenido una lesión, que estés en un trabajo que no te satisface, que hayas pasado por un mal momento o una pérdida dolorosa o que simplemente hayas priorizado a otros, dejándote de lado a ti misma. Si te reconoces en alguna de estas situaciones quizás también sea el momento de revisar tus rutinas, de reconectar con lo que verdaderamente quieres y de poner acción para conseguirlo.

Tal vez no necesitas cambiar de vida, solo notar que ya tienes un refugio invisible cada mañana sobre el que puedas trabajar para construir el resto del día, esos son los beneficios de una rutina constructiva.

También para ti estoy escribiendo mi próximo libro, cargado de positividad, de argumentos, de trucos y de actividades que te ayudarán a pasar a la acción. Pero, de momento, voy a ayudarte un poco con esas rutinas diarias.

Diseña un día que te aporte paz y te cargue de optimismo

Busca un día para ti, puede ser en fin de semana o puede ser entre semana y añade algunas de estas tareas para cambiar de perspectiva.

Por la mañana, mírate en el espejo y repite convencida: "Hoy me cuido porque lo merezco" y haz el gesto de chocar esos cinco con tu imagen. Vamos a empezar con energía.

A veces con tratamos a nosotros mismos con cierta crueldad, sin embargo, si fuera un amigo quien estuviera en nuestro lugar, le hablaríamos con mucho más cariño y le haríamos otras recomendaciones. Pues bien, hoy nosotros somos ese amigo al que queremos y cuidamos, al que hablamos con respeto, amor y compasión sana. 

Busca un ratito durante el día para dar un paseo en silencia de unos 15 o 20 minutos, tranquilamente, centrándote solo en tu respiración, con calma. Y si aparecen otros pensamientos, déjalos ir sin juzgarlos y vuelve a tu respiración y a tus sentimientos.

Cuando exhales puedes repetir frases como "estoy a salvo", "merezco paz", "estoy volviendo a mí", "me siento segura", "merezco amor" o lo que creas que puede ayudarte. Piensa que cada exhalación te libera de la tensión, del peso, de la carga sobre tus hombros. Mantén la vista baja o hacia tus pies si eso te ayuda.

En los horarios de las comidas, apaga y deja las pantallas y céntrate en los alimentos, come despacio y mastica muchas veces, no hay prisa, solo hazlo de forma consciente.

Si puedes, en algún momento de tu día pon un poco de música y mueve tu cuerpo. Solo déjate llevar, no hace falta que reproduzcas una coreografía de baile, solo disfruta del movimiento y haz lo que te pida el cuerpo.

Y, al llegar la tarde o tarde-noche, busca otros 10 minutos para hacer una meditación guiada que calme tu mente. Por ejemplo esta que he encontrado en YouTube.

Espero que esta programación te aporte un poco de paz, pero si no es así, piensa en qué necesitas para sentirte en paz y traza un pequeño plan para ti.

Puedes repetir esta rutina diaria durante una semana para ponerla a prueba y para valorar los resultados que te aporta. ¿Cómo te has sentido? ¿Qué cambiarías y qué dejarías? Cuéntame qué hay en tu rutina que te hace bien y qué es lo que quieres cambiar. Tracemos juntos un nuevo rumbo.

Si te ha gustado este artículo, compártelo con alguien que necesite volver a conectar con sus rutinas y cuéntame también en comentarios qué hábito te gustaría transformar en rutina.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Descubriendo la mente de una persona con trastorno de la personalidad narcisista

Es teoría, este tipo de psicopatía solo afectaba al 1 % de la población y cerca del 75 % de estas personas son hombres. Es decir, que en España teníamos a casi 500.000 personas con trastorno de la personalidad narcisista o TNP y, de ellos, unos 370.000 eran hombres, que así es más fácil verlo. No obstante, hablao en pasado porque recientes estudios confirman que este porcentaje podría estar ahora mismo entorno al 20 % ¡no me puedo creer este aumento tan significativo! Pues lo cierto es que, según parece, hasta el 50 % de ellos los podemos encontrar en empresas, en puestos directivos o como jefes/dueños/socios del negocio. Creo que esto debería ser un nuevo patrón para este perfil de psicopatías ¿no te parece? Una mayoría de hombres y la mitad en puestos de responsabilidad. Y bueno, volviendo a esos 370.000 que ya tenemos "censados", por decirlo de alguna forma y obviando supuestos más alarmantes, quizás podrías pensar que es casi como encontrar una aguja en un pajar ¿no? Meno...

Vivir en un pueblo con calma: maternidad, silencio y raíces

Vivir en un pueblo es una idea que a muchos de nosotros nos resultaba cada vez más atractiva, sobre todo después de la pandemia, pero no necesariamente motivada por eso. También el bullicio, los precios, la escasez de oferta inmobiliaria y otros factores han influido. Y sí, déjame decirte que siempre es una buena idea, aunque no apta para todo el mundo. La vida rural funciona a otro ritmo y eso se respira en el aire, sin duda. En algunos aspectos, es como trasladar tu paz mental a tu contexto más cercano o retroalimentar esa paz interior con un exterior acorde e inspirador. Al final ambas cosas pueden ser dependientes. Además, en la mayor parte de los pueblos hay un porcentaje de viviendas que solo se usan los fines de semana (o en vacaciones), por aquellos que huyen de las ciudades y prefieren pasar sus días de descanso en entornos más tranquilos y que les ayuden a desconectar, a dormir mejor y a disfrutar de una tranquilidad que no es fácil encontrar en los entornos urbanos. Y eso se...

Momento vital: mejorando

¡Cuántas ganas tenía de escribirte! Pero lo cierto es que ser mamá es un trabajo a tiempo completo y que te ocupa las horas como si tal cosa; empiezas con el paseo y cuando te das cuenta ya la estás acostando y así, todo rodado, los días pasan con gran velocidad. Las noches también se hacen cortas, pero no hay tiempo para pasar sueño, solo algún bostezo furtivo mientras estás haciendo otra cosa. Un poco locura. ¿Vida social? Quizás dentro de un año, mientras tanto hay demasiadas cosas que hacer. ¿Morriñas? Bueno, no puedo decir que no haya cosas que eche de menos, pero realmente no son tan necesarias y es que ahora todo parece haberse quedado en un segundo plano. Supongo que, como casi todo en la vida, es cuestión de prioridades y ahora las mías son otras.  Solo un inciso: es cierto eso de que las personas que no tienen bebés no son conscientes de la cantidad de tiempo libre de que disponen. ¡Vaya! Tú y yo teníamos muchas cosas a medias que deberíamos ir retomando ¿verdad? Mientras...