Hay momentos en los que ni el café es capaz de arreglar la situación, ni las frases motivadoras, ni las ganas de seguir como si todo fuera normal, haciendo lo de siempre y dejándote arrastrar por la inercia de la vida. Para algunas puede que el maquillaje sea un salvavidas para esconderse del mundo Pero yo no tengo ese recursos porque ni sé maquillarme ni suelo hacerlo y las pocas veces que me pongo rímel acabo frotándome los ojos antes de salir de casa. Pero ¿qué pasa cuando tocas fondo, pero tienes que seguir cuidando de otros, trabajando o sonriendo? Es duro, lo sé, creo que en ese momento de lucidez en el que cuerpo y mente se alían para decirte que no puedes seguir así, que no puedes soportar más esa situación, que necesitas liberarte o escapar o gritar o cambiar de vida o desaparecer, es en ese momento cuando oyes el chasquido final en el pozo y entiendes que eso es y tiene que ser el final de tu caída. Porque funcionar en automático a veces te salva. Te ayuda a curart...
Nos movemos constantemente entre tareas, estímulos, reuniones, visitas aquí o allí, pero ¿cuándo fue la última vez que te detuviste de verdad? Y no me refiero a parar para mirar el móvil o consultar la agenda, sino simplemente para estar. Porque en medio del ajetreo, la prisa y las mil tareas que debemos llevar a cabo (tanto en el ámbito personal como en el laboral), a menudo olvidamos el poder de la quietud en el movimiento y algo así como el simple acto de caminar se convierte en nuestro mejor refugio. Porque caminar parece algo tan básico ¿verdad? Pero en cada paso se esconde la llave para volver a tu centro, para aclarar tus ideas y para encontrar la serenidad que buscas. Es por eso que hay personas que organizan este tipo de meditaciones en movimiento o excursiones tipo senderismo pero en silencio, como Beatriz en Valencia, para ofrecerte estos pequeños espacios de quietud mental, de meditación y de reparación. Y cuando pienso en esto me viene a la mente la película "Pretty ...