Durante mucho tiempo pensé que sostenerme significaba resistir. Aguantar, tragar, no derrumbarme aunque por dentro estuviera hecha pedazos. Como si ser fuerte fuera sinónimo de no pedir ayuda, de no mostrar grietas, de sonreír incluso cuando la vida me dolía. Y es que reconozco que siempre me he sentido fuerte, pero eso también significaba interiorizar ese  ser fuerte contra viento y marea, parecerlo, seguir adelante aunque, como decía Stallon es Rocky Balboa, la vida te golpee. Eso unido a una alta auto exigencia me han permitido flaquear pocas veces y durante periodos cortos, porque había que seguir adelante, como si nadie fuera a venir a darme la mano, como eso fuera algo que no podía pararme a pensar ni a esperar. Eso era cosa mía y, como dicen ahora, "una lloradita y a seguir". Pero un día entendí que esa no era fortaleza: era soledad disfrazada. Era cargar con todo a costa de mí misma. Y lo entendí el día que de verdad tuve que pedir ayuda, cuando sentía que no podía so...
En este blog voy a hablar de barbaridades, de todas las que me apetezca. Comentaré situaciones de todo tipo, mi experiencia con Tinder, los achaques que me surjan y todo lo que me dé la gana.