Ir al contenido principal

Propósito de año nuevo ¡nunca es tarde!

Misterios humanos; sabemos lo que queremos, dónde queremos llegar y por qué, pero nos perdemos con cualquier cosa que nos despiste del camino... Aunque lo cierto es que no es ese el problema ¡lo que pasa es que queremos demasiadas cosas!

El trabajo, la empresa, la economía doméstica, los gatos, los imprevistos, con suerte el amor ¿y también los kilos? Es normal que mi mente busque formas de sabotear a mi cuerpo ¡esto es una lucha interna por mi atención, mi total atención! Imagina lo que haría contra una posible pareja... 

Llegados a este punto, siempre ganas las cosas más importantes, así que los kilos suelen pasar a un segundo plano. Porque en realidad no me suponen un problema de salud ni me limitan en la vida diaria. ¿Sabes aquello que escribí de que reaccionamos ante los golpes? Pues este es un ejemplo más de ese comportamiento; si hubiera tenido algún achaque raro de salud, ya estaría saliendo a correr cada día sin excusas ¡qué desastre!

Vale, esto no puede ser. Teniendo en cuenta que estamos en un momento delicado para la salud de la humanidad, estar lo mejor posible debería ser muy importante ahora mismo. ¡Me has convencido!

Enero está terminando, así que esto bien podría ser una de esas propuestas de año nuevo ¡bien! En ese caso voy a recapitular todo lo que estoy haciendo mal y pondremos fecha ¿te parece? Eso sí, sin hacer sangre.

A ver, los horarios, sin duda. Llevo un descontrol total en los horarios de las comidas. No estoy acostumbrada a merendar y hay días que ceno a las 19:00 y otros a las 21:00 o más tarde si es fin de semana. También mañanas que desayuno y otras que no. Lo que te decía ¡un desastre!

Lo segundo peor supongo que son las cantidades. No suelo preparar las comidas con previsión, más bien improviso y cuando no me apetece nada no como o como muy poco. Pero los días que tengo más hambre me paso.

Y, por último, los fines de semana suelo pedir comida para traer a casa. Normalmente porque cuando llego siempre tengo la nevera vacía y porque los viernes suelo comer a las 16:00 y a esas horas, si tuviera que ir a comprar y cocinar, se haría tardísimo.

¡Listo! Tres problemas principales a resolver. Bueno, podemos añadir las cervezas de los fines de semana y a veces el vino. De acuerdo, vamos a hacerlo bien: cero alcohol.

Ahora bien, todo esto habría que complementarlo con más actividad física. Estaba avanzando en el tema de correr y hace casi dos meses que no salgo ni a correr ni a andar ni de paseo. Eso no está claro, pero entiéndeme ¡hace tanto frío en Banyeres! Aunque admito que podría buscar alguna alternativa, porque también había mirado un gimnasio e iba a apuntarme justo el lunes que pidieron confinamiento ¡los elementos se alinean en mi contra!

Esto requiere medidas drásticas, como algún tipo de rutina que pueda hacer desde casa, con mi propio peso. Podría incluir flexiones, sentadillas, abdominales o incluso burpees ¿qué más me sugieres? Echaré un vistazo a YouTube en busca de algo que me sirva.

Ya solo falta una motivación adicional y creo que escogeré algo más científico. Me motivan todos los hallazgos y estudios sobre la autofagia y los diversos tipos de ayuno. Creo que sería interesante poder incorporar algo así. Sería interesante para el control horario, tener un margen para comer y otro para no hacerlo.

Voy a añadir un vídeo genérico para ir entrando en materia.

https://www.youtube.com/watch?v=JNqpjfYB3Zw


Quiero empezar probando con ayunos intermitentes de 12 horas durante 7 días seguidos, después 24 horas de ayuno y los siguientes 6 días con horarios normales. Si todo va bien repetiré el experimento cada dos semanas: 7 a 12 horas, más 1 completo, más 6 normales.

Y dentro de esos 6 últimos días nada precocinado ni comida basura ni alcohol ¡me gusta! Voy a probar.

Los 7 primeros días empezarán mañana. Comeré desde las 8:00 de la mañana hasta las 20:00 y el resto del tiempo nada. Aunque parte de esas 12 horas las pasaré durmiendo, por suerte. Creo que también debería poner horarios dentro de esas 12 horas, en las que supongo que haré unas 3 o 4 comidas. Mejor 4. La última podría ser sobre las 19:00 o 19:30 y después un paseo tranquilo de una hora.

Todo preparado, ya solo me falta planificar un menú para los próximos días. Por suerte ayer fui al mercado a comprar fruta y me será muy útil para estos días. Además, me apetece probar un día sin carne, por ejemplo los miércoles, como una nueva tradición y a ver qué tal me sienta.

Si consigo llevar esta propuesta más allá de las primeras dos semanas, me haré analíticas en marzo para evaluar la situación.

Y... ¡En marcha! Te contaré qué tal ha ido todo esto, pero mientras tanto ¿has pensado en hacer algo similar? ¿Qué tipo de propósitos te has marcado tú para este nuevo año?

Comentarios

  1. Fausto murillo, en youtube. Te vale para ponerte en forma y para tocarte también
    .

    ResponderEliminar
  2. Fausto murillo, en youtube. Te vale para ponerte en forma y para tocarte también
    .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con algunos temas me pasa como a ti con las indicaciones para localizar algo cuando vas en coche!!!

      Eliminar

Publicar un comentario

¿Te ha gustado? Dime cosas.

Entradas populares de este blog

Vivir en un pueblo con calma: maternidad, silencio y raíces

Vivir en un pueblo es una idea que a muchos de nosotros nos resultaba cada vez más atractiva, sobre todo después de la pandemia, pero no necesariamente motivada por eso. También el bullicio, los precios, la escasez de oferta inmobiliaria y otros factores han influido. Y sí, déjame decirte que siempre es una buena idea, aunque no apta para todo el mundo. La vida rural funciona a otro ritmo y eso se respira en el aire, sin duda. En algunos aspectos, es como trasladar tu paz mental a tu contexto más cercano o retroalimentar esa paz interior con un exterior acorde e inspirador. Al final ambas cosas pueden ser dependientes. Además, en la mayor parte de los pueblos hay un porcentaje de viviendas que solo se usan los fines de semana (o en vacaciones), por aquellos que huyen de las ciudades y prefieren pasar sus días de descanso en entornos más tranquilos y que les ayuden a desconectar, a dormir mejor y a disfrutar de una tranquilidad que no es fácil encontrar en los entornos urbanos. Y eso se...

Lo que me salvó cuando toqué fondo (y cómo empezar de cero sin fingir que estás bien)

Hay momentos en los que ni el café es capaz de arreglar la situación, ni las frases motivadoras, ni las ganas de seguir como si todo fuera normal, haciendo lo de siempre y dejándote arrastrar por la inercia de la vida.  Para algunas puede que el maquillaje sea un salvavidas para esconderse del mundo Pero yo no tengo ese recursos porque ni sé maquillarme ni suelo hacerlo y las pocas veces que me pongo rímel acabo frotándome los ojos antes de salir de casa. Pero ¿qué pasa cuando tocas fondo, pero tienes que seguir cuidando de otros, trabajando o sonriendo?  Es duro, lo sé, creo que en ese momento de lucidez en el que cuerpo y mente se alían para decirte que no puedes seguir así, que no puedes soportar más esa situación, que necesitas liberarte o escapar o gritar o cambiar de vida o desaparecer, es en ese momento cuando oyes el chasquido final en el pozo y entiendes que eso es y tiene que ser el final de tu caída. Porque funcionar en automático a veces te salva. Te ayuda a curart...

Cómo una rutina puede cambiar tu vida (aunque no lo creas)

Así es, tu rutina es más poderosa de lo que crees y tiene una cierta capacidad sanadora, aunque parezca que siempre usemos esta palabra con connotaciones peyorativas: la rutina. Es como decir "otra vez lo mismo", ¿no suena a algo así? Si tú también piensas de esta forma, vamos a ver si juntas podemos darle la vuelta a la maltrecha rutina y encontrar su utilidad práctica y funcional en tu vida. Cómo me salvó la rutina en plena pandemia Déjame contarte que, durante la pandemia, a mí me salvo la rutina y me aportó lucidez mental, estructura y propósito. Entonces descubrí los beneficios de una rutina diaria: estructura, enfoque y bienestar emocional. Porque en aquellos días encerrados en casa, además del desconcierto, los divorcios, las peleas y los insomnios estaban a la orden del día. De hecho, la simple (y no tan simple) prohibición de salir de casa, salvo en las situaciones imprescindibles (comprar y pasear al perro), nos estaba desquiciando. Primero, porque nunca habíamos vi...