Vamos a revivir el culebrón de la temporada, ese que habla de por qué mi trabajo iba bien, después no, después sí, no, sí, no, sí y al final se acabó. Todo muy curioso. Aunque lo cierto es que no vale la pena, porque resulta frustrante tener las claves y no poder usarlas, mientras ves cómo afecta eso a un montón de familias o a otras empresas, clientes y proveedores, que formaban parte de nuestra misma cadena comercial. Trabajar en una empresa, ver cómo pierde dinero por los rincones, tener soluciones y no poder hacer nada al respecto... En fin. Llega un momento en que hay que respirar hondo, echarse a un lado y resignarse, porque al final el negocio no es mío y debo asumir mis limitaciones y bueno, tratar de amortiguar el golpe lo más posible. Más que un culebrón es un drama, pero al más puro estilo Falcon Crest, con lucha de poder incluida. ¿El error principal? Que las empresas familiares no sigan una profesionalización coherente por el bien del negocio, dejando a un lado rencillas p...
En este blog voy a hablar de barbaridades, de todas las que me apetezca. Comentaré situaciones de todo tipo, mi experiencia con Tinder, los achaques que me surjan y todo lo que me dé la gana.