Ya estamos en la recta final, a apenas unas horas de dejar atrás un año complicado y ya me estaba retrasando en mi artículo habitual. En realidad, no es el único retraso que llevo en estos días. Al parecer me lo estoy tomando todo con bastante calma y, aunque he tenido días festivos, de puente y vacaciones y a pesar también de tener planes para todas estas fechas (escritos en algún lugar de mi casa), voy con mucho retraso. Y como ya solo falta un día para concluir el 2021, debo asumir que empezaré el año siguiente con cosas por hacer.
Ha sido un buen año, intenso, rico y exigente, lleno de primeras veces y de momentos únicos. Creo que en parte me he debatido entre las ganas de comerme el mundo y el desánimo para poder hacerlo. Bueno, desánimo no, pasotismo, pero en un porcentaje bastante menor. Aunque he tenido las prioridades tan dispersas que era normal sumar pocas conquistas. He debido distraerme con todo el jaleo que había a mi alrededor. Igual he vuelto a las excusas, pero no estoy tan preocupada como para tener que recurrir a ellas.
Ya no soy novata en los 40, estoy a unos meses de cumplir 42, así que me siento bastante cómoda.
En este 2021 he empezado por fin a teñirme el pelo, justo ahora que hay un fuerte movimiento femenino abogando por mostrar las canas con orgullo, para permitir que las mujeres envejezcan a su ritmo, con dignidad y sin presiones. No podía ser de otra manera, llámame rebelde.
También he salido de mi zona de confort de la manera más radical; he cambiado de lugar de residencia y de provincia, para instalarme en una localidad que ni si quiera conocía antes, sin círculo social ni referencias y dejando atrás muchos vínculos.
En estos meses he hecho de mi pisito mi hogar. Un lugar cómodo y con pequeños detalles que me reconfortan.
Abrumada por mis canas genitales empecé incluso a depilarme con láser. Ya sé que las canas no desaparecen, pero pensé que si eliminaba el resto del vello, quizás frenaría el que salieran más pelos blancos (un capricho frívolo que me quise permitir). Total, puesta ya a tomar decisiones radicales, no importaba mucho una más o menos. Y ahora parece que tenga problemas de alopecia por estrés, cuando me miro esas zonas yermas junto a las agrupaciones peludas, así, a trozos desperdigados por el cuerpo sin ton ni son. ¡En menuda hora! ¿No podría haber empezado también por los tintes íntimos? Cuéntame también tu experiencia con el láser (o con las tinturas).
He iniciado una relación monógama con un hombre que me mira como no lo habían hecho antes. Y me gusta.
Ey y tengo una sobrina nueva.
También afronto esas pequeñas inconveniencias de la edad, como los dos miomas que de repente han aparecido en mis ecografías y ese "no creo que te den problemas" de la ginecóloga me vale como diagnóstico de momento.
¿A ti también te pasó que la vacuna te provocó unas reglas horribles? Me pusieron Pfizer y unos días después de la primera dosis me tocaba la menstruación ¡vaya dolor insoportable! Y estuve marcando dos semanas. Pero la siguiente fue mucho peor. La segunda dosis me la pusieron a los 21 días, por lo que poco después me volvía a tocar. Esta vez se retrasó una semana, normal si pienso que la anterior duró una semana de más y el dolor era tan intenso que no podía erguirme del todo y sentía mareos con las punzadas más agudas. No me había pasado antes, en mis más de 30 años de experiencia menstrual.
Una fiesta loca que me tiene acojonada pensando en cómo será con la tercera. Y quizás creas que han sido coincidencias, porque los miomas son tan comunes que podría ser, no te lo discuto. Sin embargo, alguna parte de mí cree que podría haber una relación entre vacunas y miomas, porque no estaban ahí la última vez que fui a revisión, solo unos pocos meses antes (o no los vieron).
También hay otros inconvenientes y lo noto en la visión. Me hace bastante gracia pero empiezo a tener dificultades para distinguir los detalles con claridad desde cerca. ¿Sabes ese gesto de nuestros padres cuando apartan las cosas para poder verlas mejor? Creo que yo empiezo a estar en esa liga y créeme que tiene bastante guasa. Cuando mi brazo se me quede corto tendré que claudicar y hacerme una revisión, de momento solo tengo que estirarlo un poquito.
Por otro lado, he superado las citas familiares navideñas con un sentimiento de culpa horrible. Me he sentido culpable por acudir y por salir, aun cuando mi vida social se había reducido a unas tres citas en tres meses y hasta me he sentido culpable por sentirme culpable. No quiero estar tantos días fuera de casa y no quiero ir tampoco. El término medio fue estar en casa con la mascarilla durante el día para poder disfrutar de abrazos, pero privándome de besos. Y van dos años ya perdiéndome muchas cosas que no volverán (momento dramático).
Ha sido un buen año y bastante estimulante y reflexivo. Ahora estoy dando forma a mi nuevo plan para el 2022, para coger sus riendas desde el principio y me encanta. Me siento optimista y con ganas de empezar.
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