Ir al contenido principal

Seguimos con el reto de los 21 días

Hay días buenos y grupos malos, esto no tiene nada que ver con el reto de 21 días que tengo en marcha, pero sí con mi estado de ánimo, por eso te lo cuento.

Es verdad que yo también caigo a menudo en la procastinación, seguro que más de lo que debería. Pero no dejo que nada se me enquiste y algo que me resulta terriblemente incómodo es cuando las personas se quejan y se quejan y se quejan más, esperando siempre que por la gracia divina las cosas se resuelvan. Quiero decir quejas de las que arrastran exigencias.

Yo no quiero ser así y cada vez soy más consciente de la energía que estas personas le quitan a otras que tienen a su alrededor. Como si la robasen. Aunque todo depende de la atención que les prestes.

Yo llevo tiempo haciendo eso conmigo, me quejo por mi físico, me quejo por mi orden en la alimentación y a veces también por mi eficiencia. ¡Tengo que tirar más de mí para no degenerar y convertirme en una persona tóxica! Y así, todos los días me propongo algún pequeño movimiento para acabar con estas quejas, porque si no lo hago así ¿cómo salgo del atolladero?

Una de mis propuestas más firmes es este reto personal de 21 días. Con el único propósito de acabar mejor de lo que estaba cuando lo empecé, tanto mental como físicamente. Y, de esta forma, que todas las facetas de mi vida puedan aprovecharse de esa mejoría. Una de esas facetas está relacionada con mi trabajo y mis proyectos laborales futuros.

El caso es que hoy me he dejado llevar y he sucumbido a las críticas en uno de los grupos de Facebook en los que participo ¡en qué mal momento!

No sé si te acuerdas de mis comentarios pasados respecto a las parejas o a ese filtro que tenemos todos. Te contaba que, dentro de nuestro proceso de entendimiento o comprensión de nuestro entorno, cada uno de nosotros tamiza la información según sus propias creencias, vivencias y experiencias. Lo que significa que cada uno disponemos de nuestro propio filtro de entendimiento. 

Es decir, cuando yo tomo algo como bueno o coherente es porque mi mente ya ha hecho todo el trabajo de relacionarlo con conceptos ya guardados e ideas preconcebidas. El resultado es que yo le he dado un sentido para mí: lo he entendido.

El problema surge cuando dos personas están en desacuerdo respecto a una misma cosa/idea/situación/lo-que-sea. Porque cada uno somos único y es muy complicado que tengamos filtros parecidos ¿acaso existen dos personas con el mismo ADN que hayan vivido cada segundo de su vida igual y de la misma forma? ¡Ni si quiera los hermanos siameses lo han hecho!

Lo que quiero decir es que cuando alguien llega a una conclusión y se cierra, da igual que le digas o le demuestres, puedes decir lo que te apetezca ¡nunca le harás cambiar de opinión! Esto es algo que a mí se me olvida de vez en cuando. Por ejemplo hoy, pero me sentía tan optimista que no he podido evitar sucumbir.

Voy a contarte una cosa que me pasó una vez en el Oceanográfico de Valencia. 

Estaba haciendo cola en el acceso y llevaba yo las entradas de varias personas que habíamos quedado en visitarlo y pasar por allí el día. El caso es que el último momento me llaman dos de ellos y me dicen que no van a poder venir y claro ¿que hago con las entradas? Me giré y vi toda la gente que había en las taquillas y divisé a una pareja que me pareció que iban solos. 

Me acerqué a ellos con las dos entradas en la mano y les dije que no iba a usarlas con intención de regalárselas. Pero me dijeron que no y se negaron también gesticulando con las manos. Me quedé asombrada y me dirigí a otras dos personas solas para volver a probar suerte ¡nada! Incluso seguí intentándolo aún varias veces más y nada ¿Te puedes creer que acabé tirándolas? Eso es solo para que te hagas una idea del nivel de desconfianza que existe ¡para echarse a llorar! Y te prometo que esta es una de las cosas que más me duelen.

Bueno pues hoy he disfrutado de varios ejemplos de estos dos problemas; que nos creemos que nuestro filtro está estandarizado y todos los seres humanos usan el mismo calibre y que nos empeñar en desconfiar hasta cuando intentan ayudarnos.

Supongo que las redes sociales tampoco ayudan, porque es más fácil provocar o faltar al respeto a alguien a quien es posible que no te cruces nunca en tu vida ¿no te parece?

Pues pues pues ¿solución? Desactivar las comunicaciones de cada publicación atacada por haters (literalmente "odiadores", pero se les llama así a las personas que no aportan nada, crean polémicas sin sentido o son desagradables por que sí con el otras).

Y volviendo a mi reto, si quitamos estos últimos episodios, estoy bastante feliz y plena. Anoche terminé haciendo un paseo de hora y media y esta mañana ya me he despertado 5 o 10 minutos antes de que sonase el despertador (a las 6:30 para ir a correr) y aunque hacía mal tiempo, aunque tenía que hacerlo más intenso por las prisas (tenía una reunión a las 8h) y aunque tenía cero ganas ¡me he levantado, me he puesto mi ropa de deporte y he salido a hacer series! 

No puedo estar más contenta conmigo misma ¿no es genial? Solo llevo 4 días, pero diría que hoy está siendo impecable y me alegro mucho.

Ahora solo quiero evitar pesarme, porque no quiero enfocarlo tanto a mi aspecto físico ni tampoco obsesionarme y poder perder el interés si va todo más lento de lo que debería ¡no y no! Nota mental: no voy a volver a pesarme hasta por lo menos el mes de octubre.

¡Ah! Y he quedado, así que mañana ya te cuento más cosas.

Un abrazo apretado.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Descubriendo la mente de una persona con trastorno de la personalidad narcisista

Es teoría, este tipo de psicopatía solo afectaba al 1 % de la población y cerca del 75 % de estas personas son hombres. Es decir, que en España teníamos a casi 500.000 personas con trastorno de la personalidad narcisista o TNP y, de ellos, unos 370.000 eran hombres, que así es más fácil verlo. No obstante, hablao en pasado porque recientes estudios confirman que este porcentaje podría estar ahora mismo entorno al 20 % ¡no me puedo creer este aumento tan significativo! Pues lo cierto es que, según parece, hasta el 50 % de ellos los podemos encontrar en empresas, en puestos directivos o como jefes/dueños/socios del negocio. Creo que esto debería ser un nuevo patrón para este perfil de psicopatías ¿no te parece? Una mayoría de hombres y la mitad en puestos de responsabilidad. Y bueno, volviendo a esos 370.000 que ya tenemos "censados", por decirlo de alguna forma y obviando supuestos más alarmantes, quizás podrías pensar que es casi como encontrar una aguja en un pajar ¿no? Meno...

Momento vital: mejorando

¡Cuántas ganas tenía de escribirte! Pero lo cierto es que ser mamá es un trabajo a tiempo completo y que te ocupa las horas como si tal cosa; empiezas con el paseo y cuando te das cuenta ya la estás acostando y así, todo rodado, los días pasan con gran velocidad. Las noches también se hacen cortas, pero no hay tiempo para pasar sueño, solo algún bostezo furtivo mientras estás haciendo otra cosa. Un poco locura. ¿Vida social? Quizás dentro de un año, mientras tanto hay demasiadas cosas que hacer. ¿Morriñas? Bueno, no puedo decir que no haya cosas que eche de menos, pero realmente no son tan necesarias y es que ahora todo parece haberse quedado en un segundo plano. Supongo que, como casi todo en la vida, es cuestión de prioridades y ahora las mías son otras.  Solo un inciso: es cierto eso de que las personas que no tienen bebés no son conscientes de la cantidad de tiempo libre de que disponen. ¡Vaya! Tú y yo teníamos muchas cosas a medias que deberíamos ir retomando ¿verdad? Mientras...

¡He sobrevivido a la maternidad! De momento

¡Vaya tela! He tenido un bebé ¡HE TENIDO UN BEBÉ! Aun así, a pesar de repetirlo, me parece mentira, si no fuera por todo lo que he sufrido, llorado y vivido en estas últimas semanas. Eso sí que es real. Eso y que ahora solo doy medios abrazos, porque siempre tengo un brazo ocupado, claro. ¿Así es la maternidad? He llorado más que en toda mi vida junta y la mayor parte de las veces ni si quiera sabía por qué lo hacía, solo era un sentimiento fantasma y profundo que no podía detener, aunque si hay algo que destacar es la soledad, la sensación infinita de soledad, de no poder explicar, de no poder verbalizar y de no poder evitar o delegar todo ese dolor. La incomprensión exterior y ese apoyo que no estaba ahí también cuentan. En el hospital, cada persona que entraba a verme era para hacerme daño, la vía, los tactos, las sondas, la epidural, la cesárea y todo eso no mejora tras dar a luz. De repente te enfrentas a una imagen frente al espejo que no reconoces; hinchada, envejecida, cansada ...