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Preparada para empezar mis 21 días de reto

Esta peluda loca que tengo en casa es un show. Vuelve a estar en celo y yo he pasado de ser su enemiga a su aliada, aunque sospecho que me preferiría de concubina ¡qué intensidad!

Mientras tanto estoy tratando de pasar el domingo lo mejor posible, con nervios, con inquietud, a pesar de la presión por todo lo que supone que llegue el día de mañana ¡cuando empezará mi proyecto de 21 días! Tres semanas diferentes para mí y centradas en las disciplina y la voluntad de sanarme, organizar y mejorar mi rendimiento y volver a enamorarme de mí misma. ¿No es fantástico? ¡Y duro! Porque voy a ser muy exigente. El objetivo lo vale.

Esto empieza a parecerse a una de esas frases que todo el mundo comparte en Facebook, algo tan profundo que hasta sale en los sobres de azúcar de las cafeterías. Lo cierto es que son comentarios, eso de quererse y cuidarse y todo ese rollo, que deben repetirnos con frecuencia porque se nos olvidan.

Lo que me recuerda mucho a las clases del Máster, que realmente fueron muy buenas, completas y prácticas, tanto que quedaron almacenadas en algún rincón de memoria y por eso reaparecen cada vez que asisto a algún curso rancio y corto en el que solo me recuerdan cosas que ya deberían tener sentido para mí, aunque solo fuera por el tiempo y el dinero que les dediqué.

El caso es que así funciona esto. Quizás por eso todos nos dicen que debemos reciclarnos y seguir siempre aprendiendo, no solo por estar al día en las novedades del mercado, también para refrescar todas esas cosas que están en nuestra ROM y ya no aplicamos.

Yo, en esencia, soy una de esas cosas (al parecer). Y, si me has leído otras veces, sabrás que a mí me cuestan mucho las cosas a medias tintas y los cambios en el tiempo, poco a poco o sin fecha de finalización ¡ni hablar! Esto es importante y no se me puede enquistar, así que haré lo mismo que me planteé cuando quería hacer un ayuno prolongado ¡será a sangre fría y a partir de mañana!

Y ¿qué he preparado para mañana? Pues está claro, es un reto disciplinario, como estar aislada en un internado, pero sin compañeras de habitación, así que he preparado horarios y alarmas de todo tipo. Pretendo actuar sin pensar, ceñirme al plan ¿te parece muy salvaje la idea?

Una de las cosas que más me sorprendió cuando hice el ayuno de 7 días es la cantidad de espacio mental disponible que tenía para otras cosas al dejar de preocuparme por las comidas diarias o las compras de comestibles. Ni te imaginas. 

Ahora pretendo que una estructura más estrictas también funcione de manera similar.

Imagina por ejemplo la cantidad de veces que has faltado al gimnasio o a alguna clase porque te has parado a pensar si te apetecía o no, si está lloviendo, si podrías aprovechar para tomar algo con este o el otro o cualquiera de esas excusas que nos sabotean las rutinas cuando pretendemos hacer lo que en teoría queremos hacer. ¿Es que ya se te ha olvidado tu objetivo de enero, del lunes o de tu nueva vida?

YouTube está lleno de vídeos que te enseñan a evitar la procastinación, a adquirir hábitos sanos o a cumplir objetivos. Y después están los sobres de azúcar, cuando te toca ese que dice "si quieres un resultado diferente, no sigas haciendo lo mismo de siempre". Algo tan obvio y de sentido común que te hace plantearte tu existencia hasta ese momento... "¿Cómo algo tan simple puede ser tan revelador?".

En fin, que voy a probar a hacer las cosas de manera diferente y sinceramente espero obtener resultados diferentes. 

Solo quedan unas horas para empezar mis 21 días ¡deséame suerte!



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