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El desamparo social del siglo XXI como el hedor de la Edad Media

Tengo que darte una mala noticia, relacionarse en tiempos post apocalípticos no pinta bien. Estamos ya volviendo a ver a la gente o a la familia que hacía meses que no visitábamos y ya surgen las primeras reacciones raras ¡es inevitable! A unos los saludas desde la puerta, a otros les das un abrazo (girando bien la cara como si quisieras practicar contorsionismo) y otros se acercan a ti sin titubear y te plantan dos besos con los que sueñas al menos 10 días (¿lo tendré ya? ¿No lo tendré?). Te dejan como raruna.

Esto pasa con conocidos y familia, pero claro, el resto del mundo es como el enemigo y cuando te los cruzas aguantas inconscientemente la respiración ¡imagina si tuvieras una cita a ciegas con alguno de ellos! Quizás este sea el momento más necesariamente asexual de la era moderna. 

Pero, volviendo a nuestra nueva realidad social, parecemos bajar la guardia en familia justo por eso, porque son la familia. Puede que la confianza nos lleve a pensar que los nuestros no son peligrosos o que nosotros no lo somos para ellos. Un desconocido sí, pero mi hermana no, ella no me hará daño, no me lo pegará. Sin embargo, son estas reuniones familiares las que podrían propagar más fácilmente el virus que nos amenaza.

Y al otro lado de la balanza está el desamparo de vivir sin abrazos, de estar con tus seres queridos en la misma habitación, pero sin tocarse. Es como una reacción de quien huye ante alguien que no se duchó en un mes ¿una vuelta a la edad media? ¿Sabías por qué la realeza usaba los abanicos? Justo para eso, para alejar el hedor de sus cuerpos y respirar un poco de aire limpio, bueno, más limpio.

Mientras sigo con mi dilema social el mundo no se para. Entregué la novela que escribí para otra chica (sí, le hice de negro, pero en blanco) y vuelvo a retomar la mía. De hecho es un momento perfecto para empezar a avanzar un poco en lo que ya llevo redactado. Va a ser compleja, el trabajo con más personajes que tengo que encauzar y por eso he empezado por hacer un resumen de cada uno de ellos. Tengo sus nombres y características principales, así después será más fácil desarrollar las tramas entre ellos.

¿Te adelanto algo? Va, ahí va un spoiler, ya sé a quién me voy a cargar el primero. Por lo demás, serán muchas las historias que desarrollaré; pequeñas aventuras, algún romance y situaciones de todo tipo. Debo decir que muchas de ellas estarán basadas en historias reales que conocí de primera mano durante mi último viaje, aunque añadiré detalles de mi cosecha ¡lo estoy deseando!

Me hubiera gustado que saliera a primeros de este mes, habría estado bien porque será perfecta como lectura durante las vacaciones, pero bueno. Tendrá que ser de regalo de Navidad... Si llego.

No sabes lo mucho que me encanta poder dedicarme a dar vida a todas las ideas que me pasan por la cabeza. Tampoco a todas, algunas se van acumulando o solo desaparecen con el tiempo. Aun así, las que terminan por materializarse se convierten en grandes momentos, en pasión, en ilusión y en mucho trabajo del bueno. Quién pudiera dedicarse solo a sus ideas ¡quién pudiera!

Quizás algún día eso suceda. Quizás desaparezca el dinero tal y como lo conocemos, sin duda una de las mejores cosas que he oído durante esta pandemia. ¿Imaginas algo así? Que cada cual se dedicase a lo que de verdad hace bien o que le gusta y pudiera intercambiar eso por otros servicios o alimentos o lo que sea.

Ya, sigue siendo una utopía propia de cuento de Hadas. Las personas que gozan del poder que les otorga el dinero no permitirían ningún orden en el que pudieran perder un ápice de ese poder. Entre ellos toman las decisiones con las que otros deben vivir; "si me dejas hacer esto yo te permitiré aquello" y así sucede todo a nuestro alrededor. Nosotros solo nos vamos adaptando, algunos por voluntad propia o a nuestra manera y otros porque simplemente nos dejamos llevar por inercia.

Y así, una y otra vez, seguimos reproduciendo los mismos patrones. Esto es parecido a lo que pasa con mis vecinos; cuando la madre le grita a la niña constantemente, hasta para decirle que no le está gritando y después la niña le grita a ella. Es normal ¿no? Es justo la forma de comunicarse que está aprendiendo y es la que emplea.

Espero que no suene a crítica materna o educativa porque yo no lo haría mejor (ni lo hice mejor), así que solo lo dejaré ahí como ejemplo, sin más pretensiones.

¡Ay! No puedo evitar volver al conflicto inicial ¿sabes esa película que se llama "Sexo en Nueva York"? Pues me apuntaría ya a esa vida social tan diversa y ajetreada. Quedar con mis amigas o con mi hermana y mis primas y salir a menudo ¡esta nueva mierda de vida social sometida es horrible!

Y tú ¿cómo lo llevas? ¿Qué echas más de menos?

Comentarios

  1. Yo echo mucho de menos los besos y abrazos de verdad.💋💋💋💋💋💋

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