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Ciclos, altibajos y hormonas... Con algo de Disney

Fin del sentimentalismo trascendental hasta el mes que viene ¿a alguien le afectan las reglas como a mí? Quiero decir, me afloran un pesimismo negruzco que no es ni medio normal. No hay ninguna regla en la que no me replantee mi existencia y papel en la vida ¡vaya tela! La secuela de estar deshormonada durante 5 o 6 días. Es como resetear y cuando se pasa vuelvo a mi yo normal ¿paraditas técnicas para coger impulso? Algo así. Casi prefiero lo de la leyenda urbana esa de la mala leche.¡No quiero ni pensar la menopausia que me espera! ¡Me meo! Igual me interno en un centro budista o algo así.

Bueno va, volvamos a la acción, que estoy ya no es un blog gamberro sino una colección de textos moñas.

Hace unos años, viendo la tele de madrugada, pusieron un anuncio de una web de contactos: "Adopta un tío" y me quedé a cuadros. Pensé que sería como una casa de citas online, ya sabes, tu escoges el chico que te motiva, lo metes al carrito, pagas y encuentro esporádico en marcha. Pensé que era una idea un tanto hiriente para el género masculino. No sé cómo lo vería un hombre desde su perspectiva, pero era un poco cosificador. Todo eso imaginaciones mías, claro.

Después entré en la web para brujulear y no había acertado ni la mitad. Resulta que solo era otra página más para conocerse. En este caso parece que las mujeres tenían prioridad a la hora de entablar conversaciones o similar. No puedo decir que no sea algo que me guste, yo de hecho lo prefiero, aunque soy la parte beneficiada y no queda muy justo que lo diga.

Sin embargo, los perfiles femeninos disponían de apartados que los hombres no rellenaban, tales como "lo que me gusta en la cama, los juguetes que uso, lo que llevo debajo de la ropa", algo así, aunque estoy hablando de memoria. Con lo que al final nos lleva justo al lugar en el que nos colocan siempre, despertar el calor de los hombres para seducirles desde su cerebro más pequeño. Al del pene me refiero. Nada, una decepción.

Y no creas que todo el Disney de mi niñez no me ha afectado porque no es así. Un pequeño porcentaje de toda esa purpurina termina en el torrente sanguíneo y sí, muchas de nosotras tenemos dentro a una Mulán dispuesta a hacer lo que sea necesario por la familia; a una Pocahontas que ama su libertad por encima de todo o a la princesa rebelde y pelirroja de Brave que podía tomar sus propias decisiones. Pero después aparece una pequeña Mégara, capaz de dar una oportunidad al amor, incluso sin querer, debajo de toda esa dura y superficial fachada.

Una generación complicada, con acceso a la cultura general, pero expuestas a un contexto que premia la especialización.

Quizás somos el último resquicio de la cultura del esfuerzo, pero ahora nos dicen que ganar dinero pasivo es factible e incluso para poder mantenernos mientras nos dedicamos a nuestros hobbies, familia y ocio. ¿No te parece algo demencial?

Con 20 años estábamos en el punto de mira de la maternidad, pero entonces no teníamos estabilidad suficiente como para reproducirnos, después vino la crisis y teníamos toda nuestra atención puesta en sobrevivir y fue tanto lo que nos volcamos en el trabajo, al menos yo, que aprendí a amarlo por encima de cualquier otra cosa. Me salvó de lo peor de mi matrimonio, me aporta nuevos retos e ilusión cada vez que esta escasea y me ha permitido mantener mi independencia o escoger el estilo de vida que quería para mí. No puedo renunciar a algo así y menos desde que puedo dedicarme a lo que más me gusta.

Ya tuve mi oportunidad como madre con la hija de otra mujer y fracasé. Sin duda eso no es para mí y mi cuerpo lo sabe.

El que no lo tiene claro es mi ordenador, que se satura cada vez que me paso trabajando más de 8 o 10 horas seguidas ¡vaya blandengue! Aunque este año mal lo tiene, porque dudo que nos cojamos vacaciones en lo que queda de 2020.

Por cierto ¿la cama elástica que me regalé para mi cumple? Es muy divertida y me encanta usarla para saltar mientras veo alguna peli ¡la recomiendo! Aunque sí que noto los achaques de la edad ¿eh? Me molesta un poco la rodilla derecha a ratos y creo que es por tenerla doblada tantas horas, sentada frente al ordenador. Nada grave, solo los 40.

Esta semana he escrito bastante; artículos para blogs inmobiliarios, textos para una web de suplementos, post sobre zoom y tecnología para el teletrabajo y mucho muchos emails. ¿Qué es lo que estás haciendo tú durante estos días en casa? ¿A qué dedicas tu tiempo? ¿Estas haciendo algo nuevo que hasta ahora no hubieras podido hacer?

Sé que hay gente que está sacando mucho partido a todo esto y me encantaría conocer algún caso, alguna anécdota. Aunque ya sé por el Facebook que de repente todo el mundo cocina de maravilla y hace pan, tartas y platos súper elaborados. Yo lo de comer lo llevo regular.

Durante las 4 primeras semanas encargué tuppers preparados y variados que me trajeron a casa ¡una gozada! Carnes, pescados, cremas y cosas muy ricas, hasta perdí 5 kilos. Pero estas dos últimas semanas no volví a hacer otro pedido, he estado comprando yo y vaya, que yo no soy de esas que se lo montan tan bien según Facebook, pero sobre todo por falta de ganas. No me apetece nada cocinar para mí sola o ponerme a hacer maravillas porque luego me pasará como con el cocido, que tendré que comer cinco días lo mismo. 

Cocinar para uno no es divertido, así que no voy más allá de todo lo que sea vuelta y vuelta en la sartén o 10 minutos en el horno. Creo que debería pedir tuppers. En estas dos semanas he cogido poco más de 3 kilos, casi casi estoy empatada con el inicio del encierro.

Echo de menos a los amigos, salir a tomar café, al mercado los sábados, a almorzar, a tomar cervezas con desconocidos y el ambiente de una oficina. Con gente hablando o riendo, nerviosos, gritando al teléfono y ocupados con cualquier tarea. A mis compañeros y el ajetreo diario habitual. ¿Sabes ese estrés que te mantiene a dos mil revoluciones? Es fantástico tener así la cabeza, como un hervidero de ideas que debe saltar de una a la otra y retener la información en el lugar justo que corresponde.

Fíjate como será que ahora me asalta la necesidad de hacer más cosas, como si me faltara algo. Y te aseguro que tengo bastante trabajo en estos días... ¡No tengo remedio! Soy una emprendedora compulsiva.

¿Y soy yo sola o empieza a hacer mejor tiempo? Me pienso resistir a quitar el edredón de mi cama ¡lo juro! Antes prefiero abrir la ventana y taparme hasta las orejas que renunciar a ese mullido nido de calorcito nocturno.

Me voy a apuntar al moreno balcón, aunque no prometo nada. El año pasado terminé el verano sin una sola marca en el cuerpo, creo que repelo el moreno ¿tú prefieres playa o montaña? ¿Irás este verano a disfrutar del sol como las lagartijas o cuáles son tus planes?

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