Ir al contenido principal

Cambiar por dentro: el cuerpo, la mente y el espejo de los 40s

Mi hija ya ha cumplido dos añitos y juntas hemos dejado atrás momentos de todo tipo, aprendiendo constantemente la una de la otra y explorando este mundo tan grande y maravilloso.

Esta etapa con ella y, conmigo misma, ha sido fantástica y siento que todo lo que he hecho en este tiempo y todas las decisiones que he tomado, buenas, mejores y peores, han sido realmente constructivas y necesarias. Porque lo cierto es que curarse lleva su tiempo y con cariño y compasión todo es posible, además, ella es una niña preciosa, feliz y perfecta y eso me llena de amor y de fuerzas.

Ser madre es algo muy exigente; en el momento en el que ves ese positivo tu vida cambia por completo y ya empieza a girar entorno a ese futuro bebé. Cambias tu alimentación, cambias tus costumbres, empiezas a estudiar todo tipo de cosas, empiezan las revisiones y consultas médicas (con sus analíticas, vitaminas y recomendaciones diarias) y cambia nuestro proyecto vital. Y, en el otro lado de la moneda, están las cosas a las que empezamos a renunciar y la primera de ellas es a nuestra figura, que ahora debe seguir su propio ritmo y cambios. Exponemos nuestro cuerpo a lo que tenga que pasar y esperamos que se quede en "problemas superables" que con el tiempo podamos revertir. Pero no siempre es así y a veces un embarazo te deja "regalitos" físicos o relacionados con la salud que debes afrontar y aceptar.

A mí me dejó una cicatriz alargada y el cuello lleno de marcas, como pequeñas verruguitas y angiomas, incluso mi hija nació con uno en su dedo meñique derecho que desapareció con el tiempo (no así los míos). También mi barriga sigue diferente y con formas nuevas y, debido a mis circunstancias personales posparto, me refugié en la comida para calmar el dolor emocional. Eso no me ayudó mucho a recuperarme y a los kilos del embarazo, les añadí otros nuevos que vinieron detrás, así que puse a prueba de nuevo la elasticidad de mi piel, por suerte sin estrías.

En ocasiones necesitamos esos pequeños refugios emocionales para seguir adelante sin que el dolor o el miedo salpiquen a nada ni a nadie más. Y, aunque soy bastante reflexiva, creo que esa "terapia" tuvo su papel en mi curación, pero ya terminó o al menos ya no la necesito.


Renacer desde una versión más sabia de ti misma

Poco a poco vuelvo a sentirme más capaz y fuerte, más segura de mí misma y, por eso, esa ansiedad que antes refugiaba en la comida está desapareciendo. Ahora puedo pararme antes de comer algo y preguntarme si es hambre emocional o física ¡y ese es un gran paso! Porque en otro momento quizás hubiera recurrido al médico o al endocrino, pero después de saber que mis analíticas siguen siendo perfectas, necesitaba curarme yo misma, separarme de este pequeño bache con fortaleza para seguir adelante. Además, todavía el doy el pecho a la niña y eso limita mucho la medicación que yo pueda tomar (ni ganas de recurrir a ella). No, eso no es para mí, soy una mujer fuerte y tampoco necesito hacerlo todo perfecto, solo hacerlo con amor.

Por otro lado, debo confesar que mi hija y mi relación con ella me refuerza muchísimo, porque mi paciencia se ha multiplicado hasta el infinito y mi capacidad de amar también, incluso a mí misma.

Y ahora tocaría volver a mis orígenes y recuperar a esa mujer que fui y que debe convivir con la madre que soy ahora. Pero esta versión es diferente, quizás tenga un poco de aquella Vanesa visionaria, tenaz e inagotable, pero renovada. Y es que la autoestima a los 40 tiene otro color y yo ya he cumplido 45, así que no debería compararme. Porque muchas veces me encuentro recordando el deporte que hacía, mi vida social, mis citas culturales, los planes de un día para otro y esa flexibilidad maravillosa que me ofrecía una autonomía real y total, pero eso ya terminó (de momento) y las prioridades son otras. 

Ahora que ya he publicado mi nuevo libro, el número 7, vero que un libro que yo necesitaba leer y me siento muy satisfecha con la profundidad que finalmente le he dado y con esa parte práctica y funcional que todos necesitamos en algún momento de nuestra vida para superarnos a nosotros mismos y pasar a la acción. Y te haré un pequeño spoiler, todos cambiamos muchas veces a lo largo de nuestra trayectoria vital, incluso en la vejez somos capaces de hacerlo con éxito, de cambiar nuestra mentalidad, de mejorar y de ser más exitosos y, por supuesto, de cumplir objetivos, incluso de adoptar nuevos hábitos ¡todos podemos hacerlo! Creo que es un gran libro y que ayudará a mucha gente y eso me emociona muchísimo. Ojalá tú seas una de esas personas a las que pueda ayudar, aunque solo sea un poquito.

Y, volviendo un poco a lo más físico, el cuerpo femenino tiene una gran capacidad de adaptación y de creación. Es una máquina preciosa y mágica y, aunque los cambios hormonales puedan hacer de las suyas, es algo maravilloso que hay que cuidar con cariño, amor y paciencia. Así que, en lugar de castigarnos, sabotearnos o comer como si fuéramos un basurero (comida basura), vamos a cambiar las tornas. Vamos a buscar esa harmonía cuerpo y mente que nos llevará al siguiente nivel. 

Yo me perdono, me cuido y voy a sacar lo mejor de mí misma ¿y tú, qué tienes previsto para ti?

Una mente más despejada y en paz es lo más importante

Llega un momento en el que la paz mental es como un tesoro muy preciado que nos proporciona un equilibrio fundamental para afrontar cualquier reto. Además, seguir al rebaño, mantener lo conocido, repetir nuestras rutinas (aunque no funcionen) y refugiarnos en lo que somos es lo más sencillo para nuestro cerebro, de hecho, si fuera por él, solo nos dejaríamos llevar y pasaríamos por la vida sin más. Bueno, acumulando por el camino todos los placeres inmediatos que se pudiera, claro. Pero ¿quién quiere eso? ¿No deberíamos tener la valentía de buscar ese desarrollo potencial de nuestro cuerpo y nuestra mente para tener una vida más satisfactoria y plena? Como en la pirámide de Maslow, alcanzando esa realización personal.

Ahora es el momento de cuidarme con ese amor y cariño que merezco, de alimentarme conscientemente y de conseguir una fortaleza física que refleje la fuerza emocional que siento. Y creo que es el momento perfecto para adoptar esos pequeños nuevos hábitos que alboroten mis rutinas para poder seguir creciendo. Quiero rituales que me hagan feliz y retos que me estimulen. Así que, asumiendo que ya soy una persona mejor, solo por mi deseo de poner medidas para conseguirlo, mi punto de partida no es el cero ¡ni mucho menos!

Los 45 años son un momento perfecto para empezar a crecer de verdad y proyectar un futuro mejor o una madurez más sana y siento que cada paso que doy por mí es también en beneficio de mi hija, porque veo en ella el efecto de estos dos años juntas día a día y me inspira a seguir mejorando y porque quiero ofrecerle muchos más años de esto. 

Porque cambiar por dentro es un proyecto muy largo, pero con retos muy cortos y un retorno maravilloso. Y te prometo una cosa, que lo conseguiré. Y si tú también quieres hacerlo, podemos caminar juntas. Cuéntame tus objetivos o comparte este artículo con alguien que creas que lo necesita y mientras tanto, te dejo aquí el enlace a mi nuevo libro ¡espero que te guste!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Descubriendo la mente de una persona con trastorno de la personalidad narcisista

Es teoría, este tipo de psicopatía solo afectaba al 1 % de la población y cerca del 75 % de estas personas son hombres. Es decir, que en España teníamos a casi 500.000 personas con trastorno de la personalidad narcisista o TNP y, de ellos, unos 370.000 eran hombres, que así es más fácil verlo. No obstante, hablao en pasado porque recientes estudios confirman que este porcentaje podría estar ahora mismo entorno al 20 % ¡no me puedo creer este aumento tan significativo! Pues lo cierto es que, según parece, hasta el 50 % de ellos los podemos encontrar en empresas, en puestos directivos o como jefes/dueños/socios del negocio. Creo que esto debería ser un nuevo patrón para este perfil de psicopatías ¿no te parece? Una mayoría de hombres y la mitad en puestos de responsabilidad. Y bueno, volviendo a esos 370.000 que ya tenemos "censados", por decirlo de alguna forma y obviando supuestos más alarmantes, quizás podrías pensar que es casi como encontrar una aguja en un pajar ¿no? Meno...

Vivir en un pueblo con calma: maternidad, silencio y raíces

Vivir en un pueblo es una idea que a muchos de nosotros nos resultaba cada vez más atractiva, sobre todo después de la pandemia, pero no necesariamente motivada por eso. También el bullicio, los precios, la escasez de oferta inmobiliaria y otros factores han influido. Y sí, déjame decirte que siempre es una buena idea, aunque no apta para todo el mundo. La vida rural funciona a otro ritmo y eso se respira en el aire, sin duda. En algunos aspectos, es como trasladar tu paz mental a tu contexto más cercano o retroalimentar esa paz interior con un exterior acorde e inspirador. Al final ambas cosas pueden ser dependientes. Además, en la mayor parte de los pueblos hay un porcentaje de viviendas que solo se usan los fines de semana (o en vacaciones), por aquellos que huyen de las ciudades y prefieren pasar sus días de descanso en entornos más tranquilos y que les ayuden a desconectar, a dormir mejor y a disfrutar de una tranquilidad que no es fácil encontrar en los entornos urbanos. Y eso se...

Momento vital: mejorando

¡Cuántas ganas tenía de escribirte! Pero lo cierto es que ser mamá es un trabajo a tiempo completo y que te ocupa las horas como si tal cosa; empiezas con el paseo y cuando te das cuenta ya la estás acostando y así, todo rodado, los días pasan con gran velocidad. Las noches también se hacen cortas, pero no hay tiempo para pasar sueño, solo algún bostezo furtivo mientras estás haciendo otra cosa. Un poco locura. ¿Vida social? Quizás dentro de un año, mientras tanto hay demasiadas cosas que hacer. ¿Morriñas? Bueno, no puedo decir que no haya cosas que eche de menos, pero realmente no son tan necesarias y es que ahora todo parece haberse quedado en un segundo plano. Supongo que, como casi todo en la vida, es cuestión de prioridades y ahora las mías son otras.  Solo un inciso: es cierto eso de que las personas que no tienen bebés no son conscientes de la cantidad de tiempo libre de que disponen. ¡Vaya! Tú y yo teníamos muchas cosas a medias que deberíamos ir retomando ¿verdad? Mientras...