Todos hemos estado ahí alguna vez ¿verdad? En esa sensación de que, aunque hagas yoga o bebas un té verde, el ruido interno no se apaga. En un entorno que nos exige excelencia constante (en el trabajo, en la maternidad, en las finanzas), a veces el "autocuidado" parece una tarea más en la lista de pendientes y eso agota. Desde que nació mi hija, mi cuidado facial se ha reducido a lavarme la cara cuando me ducho y cuando la niña ya cumplió los dos años, pensé que era el momento de interesarme un poco más por mí, pero ¿sabes qué fue lo siguiente? Creer que si me compraba algún sérum o crema facial no encontraría tiempo para ponérmela de forma habitual ¡así estamos! Aun así lo compré, un sérum para empezar, pensando que podría arreglármelas con la hidratante que tenía guardada en casa y ese complemento extra... Siempre que los usara, claro. Pero después pensé que el bienestar no es algo que se "haga", no depende de una crema o de una acción en sí misma, sino que es al...
Voy a contarte una historia basada en hechos reales. El despertar del monstruo La memoria es un puñal. Aún puedo sentir el aroma a café recién hecho en esa primera mañana de sábado, el sol entrando por el ventanal. Todo era paz, hasta que él habló. No se dirigía a mí. Solo comentó un titular del periódico, algo trivial sobre una tendencia social. Con un tono de juez y una media sonrisa, deslizó: "Las personas que hacen eso son ignorantes, superficiales, ¿verdad? Es una pérdida de tiempo...". Pero cuando me mostró la noticia mi corazón dio un vuelco. Yo era una de esas personas. Amaba la fotografía, una afición que él consideraba "inmadura". No me llamó ignorante. No. Me estaba señalando un grupo de personas para que yo, por temor a pertenecer a él, me moldeara . Yo ya había visto esa misma técnica en su madre después de que él se pusiera la pulsera que yo le regale. Ella la miró con desdén y dijo "las personas que llevan esas pulseras no tienen nada de clase, s...