Ir al contenido principal

Con 45 años y a lo loco: sobreviviendo a la maternidad y al paso del tiempo

Este año lo afronté como un nuevo comienzo, después de dejar atrás una relación muy dañina y en mi nueva condición de madre, tenía como prioridad trabajar en mí misma para ser mejor en todos los aspecto que fuera capaz de abarcar. Y así, posteriormente, ofrecer a mi hija un ejemplo que me haga sentir orgullosa o, al menos, que no me generase más focos de culpabilidad.

Al final eso decía Álvaro Bilbao ¿no? Cuando otros padres dicen que “morirían por sus hijos”, él dice que no hay que morir por ellos, hay que “vivir por ellos”, pero de la mejor forma posible, es decir, buscando nuestra mejor versión para alimentar a estas personitas que basan su relación con el mundo y parte de sus experiencias al aprendizaje que les ofrece la imitación de sus figuras de apego y sus referentes.

Él dice: “¿serías capaz de dejar malos hábitos y adoptar otros buenos por tus hijos?”. Pues sí, soy capaz y lo conseguiré, por eso trabajo en mí todos los días, por ella.

Ya te conté que había iniciado varias rutinas nuevas, entre ellas, la de la lectura y lo cierto es que estoy leyendo libros muy interesantes. Aunque hay que leer todos los días para que nunca falten las ideas y las propuestas y para que ese objetivo de ser mejor encuentre su alimento continuo de la manera más sencilla y accesible posible.


Algunos de los libros que más me han afectado son El monje que vendió su Ferrari y Hábitos atómicos. Son sencillos, funcionales, valiosos y parecen haber inspirado a cientos de autores porque su esencia se repite en otros muchos libros de los que han pasado por mis manos (o por mis oídos).

Ya he cumplido mis 45 primaveras

Hace unos días fue mi cumpleaños y recordé esa lista de deseos que escribí encerrada en casa durante la pandemia, cuando estrenaba la maravillosa década de los 40’s, ya sabes, en otra vida. Y ahora no estoy segura de que alguno de aquellos deseos siga estando en vigor en esta nueva vida.

¿Tú has hecho alguna vez una lista de deseos? Si tuviera que escribir ahora una nueva, tendría que pensarlo detenidamente. Además, ya estoy a mitad del camino, dentro de esta década, con lo que el tiempo que me queda por delante para cumplir esos deseos es bastante más corto. Pero sí, cinco años dan para muchos sueños todavía. ¿Probamos?

  • Quiero ofrecer a mi hija todas las experiencias posibles; parques, playas, piscinas, animales, museos, cuentos, conciertos, talleres, cines ¡de todo!

  • Voy a recuperar mi silueta de los 25, mi amor propio y mi vitalidad y energía.

  • Escribiré un BestSeller y terminaré al menos otros dos libros más.

  • Celebraré los veinte años desde la publicación de mi primer libro.

  • Bailaré, jugaré y cantaré junto a mi hija cada día.

  • Todos los días haré algo bueno por alguien.

  • Aprenderé nuevas técnicas educativas para poner límites de manera firme y respetuosa, sin coartar su autonomía ni su potencial.

  • Retomaré una rutina de pesas que instauraré como obligatoria para el resto de mi vida ¡y seré una abuela fuerte, activa y capaz de todo!

  • Viajaré mucho, sobre todo con mi niña, para que aprenda lo grande y plural que es el mundo.

  • Seguiré invirtiendo y formándome para hacerlo cada vez mejor y con más seguridad.

  • Ampliaré mi patrimonio.

Bueno, no si son mis deseos para los próximos 5 años o 25, pero estos puntos son los que están más en línea con mis prioridades actuales. ¡Cómo ha cambiado la cosa! ¿Verdad? Es cuestión de perspectiva, sin duda.

Recuperar la mujer que llevo dentro

Sí, mi hija por encima de todas las cosas, pero llevo casi dos años vistiéndome con prendas teta-friendly o de lactancia, sin apenas cuida mi imagen y con zapatillas día sí día también. Y no es que quiera plantarme unos tacones para ir al parque pero, unos pendientes, un pelo cuidado, unas piernas hidratadas ¿un poco de rimel?

Tengo ganas de quererme y quizás se porque emocionalmente me siento más fuerte, pero quiero hacerlo.

Hace poco vi un meme que rezaba “mi rutina de cuidado facial desde que soy madre” y salía Rick, el protagonista de “The walking dead” echando agua en la cara para espabilarse y listo. Pues algo así llevo yo haciendo todo este tiempo y tengo ganas de verme guapa y bien, de cuidarme un poco.

Así que, en el corto plazo, eso es lo que voy a hacer. Además, estoy leyendo de nuevo el libro de Hábitos atómicos de James Clear y eso de tratar de mejorar solo un 1 % en cada área para mejorar exponencialmente me parece una idea fantástica, útil de asumir y muy funcional ¿conoces el libro? ¿Quieres que lo comentemos? ¿Qué opinas tú al respecto y qué resultados has conseguido? Te leo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vivir en un pueblo con calma: maternidad, silencio y raíces

Vivir en un pueblo es una idea que a muchos de nosotros nos resultaba cada vez más atractiva, sobre todo después de la pandemia, pero no necesariamente motivada por eso. También el bullicio, los precios, la escasez de oferta inmobiliaria y otros factores han influido. Y sí, déjame decirte que siempre es una buena idea, aunque no apta para todo el mundo. La vida rural funciona a otro ritmo y eso se respira en el aire, sin duda. En algunos aspectos, es como trasladar tu paz mental a tu contexto más cercano o retroalimentar esa paz interior con un exterior acorde e inspirador. Al final ambas cosas pueden ser dependientes. Además, en la mayor parte de los pueblos hay un porcentaje de viviendas que solo se usan los fines de semana (o en vacaciones), por aquellos que huyen de las ciudades y prefieren pasar sus días de descanso en entornos más tranquilos y que les ayuden a desconectar, a dormir mejor y a disfrutar de una tranquilidad que no es fácil encontrar en los entornos urbanos. Y eso se...

Lo que me salvó cuando toqué fondo (y cómo empezar de cero sin fingir que estás bien)

Hay momentos en los que ni el café es capaz de arreglar la situación, ni las frases motivadoras, ni las ganas de seguir como si todo fuera normal, haciendo lo de siempre y dejándote arrastrar por la inercia de la vida.  Para algunas puede que el maquillaje sea un salvavidas para esconderse del mundo Pero yo no tengo ese recursos porque ni sé maquillarme ni suelo hacerlo y las pocas veces que me pongo rímel acabo frotándome los ojos antes de salir de casa. Pero ¿qué pasa cuando tocas fondo, pero tienes que seguir cuidando de otros, trabajando o sonriendo?  Es duro, lo sé, creo que en ese momento de lucidez en el que cuerpo y mente se alían para decirte que no puedes seguir así, que no puedes soportar más esa situación, que necesitas liberarte o escapar o gritar o cambiar de vida o desaparecer, es en ese momento cuando oyes el chasquido final en el pozo y entiendes que eso es y tiene que ser el final de tu caída. Porque funcionar en automático a veces te salva. Te ayuda a curart...

Cómo una rutina puede cambiar tu vida (aunque no lo creas)

Así es, tu rutina es más poderosa de lo que crees y tiene una cierta capacidad sanadora, aunque parezca que siempre usemos esta palabra con connotaciones peyorativas: la rutina. Es como decir "otra vez lo mismo", ¿no suena a algo así? Si tú también piensas de esta forma, vamos a ver si juntas podemos darle la vuelta a la maltrecha rutina y encontrar su utilidad práctica y funcional en tu vida. Cómo me salvó la rutina en plena pandemia Déjame contarte que, durante la pandemia, a mí me salvo la rutina y me aportó lucidez mental, estructura y propósito. Entonces descubrí los beneficios de una rutina diaria: estructura, enfoque y bienestar emocional. Porque en aquellos días encerrados en casa, además del desconcierto, los divorcios, las peleas y los insomnios estaban a la orden del día. De hecho, la simple (y no tan simple) prohibición de salir de casa, salvo en las situaciones imprescindibles (comprar y pasear al perro), nos estaba desquiciando. Primero, porque nunca habíamos vi...