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El dinero, nuestro dinero, mi dinero... Mujer española busca

Amiga, tenemos que hacerlo, es hora ya de que nos sentemos a hablar de dinero sinceramente. Pero antes unos preámbulos; cuantas más personas conozco, más cuenta me doy de que en España apenas hay ahorradores y los que hay no han entendido del todo la finalidad. Por otro lado, está la constante desconfianza por si me van a robar, me van a estafar y los miedos que aún arrastramos hacia los productos o bancos digitales (que se lo digan al vecino Jose de ING y eso que lleva más de 25 años ya en España).

A eso hay que sumarle que en las últimas décadas hemos sufrido un empobrecimiento paulatino, que quizás desde dentro no se note mucho, pero que sale a relucir cada vez que nos hablan de que nuestros padres vivían con un solo sueldo y pagando las letras de un piso en propiedad, que si con 4 M de las antiguas pesetas (poco más de 24.000 € de ahora) te comprabas un piso familiar, que si esto que si lo otro. ¿A ti no te cabrea? Porque ese poder adquisitivo de antaño difícilmente vamos a poder recuperarlo de nuevo y por eso dicen que no sé cuál generación será la más pobre, porque van a dejar de heredar viviendas y todo ese rollo ¡claro! ¿Qué jóvenes conoces hoy en día que puedan permitirse una vivienda en propiedad? ¡La mayoría ni un alquiler para ellos solos! Y eso que el Gobierno iba a tomar medidas... Y sí, disculpa mi falta de concreción en los ejemplos.

En fin, además está el tema de las pensiones, que ya nos van avisando de que dentro de unos años se acabarán ¿no decían eso? Que los nacidos a partir de no sé qué fecha podrían no llegar a percibirlas tras su jubilación. En realidad no hay una fecha concreta, pero el saco parece tener un fondo y por eso el final de esa mal llamada hucha se está acercando.

Y para terminar, no puedo olvidarme de comparar esas crecientes ganas de nuestros conciudadanos por ser funcionarios, sobre todo si las comparamos con otros países como EEUU en donde los jóvenes están mucho más orientados al emprendimiento. Aquí no tenemos esa cultura, desgraciadamente nos asusta más fracasar, sin entender que el fracaso es parte del éxito, de hecho penalizamos ese fracaso desde la escuela y algunos nos bloqueamos cuando nos quedamos en el paro, sin ser capaces de pensar en eso como en una oportunidad.



Ya no estamos en la Edad Media, ahora se puede cambiar de estatus

¿Recuerdas cuando nos explicaban que en la Edad Media la sociedad era estamental? Así, si nacías en un determinado estamento (clase o grupo social) era muy complicado cambiar o saltar a otro; un artesano no podía convertirse en noble. Pero por suerte ahora ya no es así, salvo quizás en la India, pero ese es otro tema.

Nosotras podemos cambiar, crecer y descender cuantas veces necesitemos durante nuestro camino. Porque, si bien es cierto que nacer en una familia acomodada podría facilitarte las cosas, no hay ninguna excusa para conseguir tus objetivos financieros a corto, medio o largo plazo, a no ser que tú no quieras hacerlo. Porque amiga, aquí estamos luchando contra nosotras mismas, contra nuestra mentalidad, nuestros miedos y nuestras creencias.

Algo sí que parecemos reproducir y es que, en algunos hogares, el hombre es quien maneja la economía y eso querida no me gusta nada. ¿Por qué ellos parecen saber más de finanzas que nosotras? ¿Por qué pueden gestionar nuestro dinero? ¿Por qué invierten más los hombres que las mujeres? ¿Y por qué están sus nombres primero en la cuenta compartida del banco? Creo que nosotras tenemos mucho más potencial y que deberíamos coger ya las riendas de ese caballo de carreras que nos llevará a la tan nombrada libertad financiera.

Vamos a ver si podemos entender nuestra responsabilidad en todo esto

Hay muchos personajes a lo largo de la historia que han tratado de decirnos esto: "tanto si crees que puedes como si crees que no puedes TIENES RAZÓN", ¿entiendes tu implicación en el proceso? Porque si crees que no vas a poder, que no es para ti, que no puede ser o barbaridades de esas como que el dinero corrompe, VAS A TENER RAZÓN, ya que inconscientemente no vas a poner nada de tu parte para que eso pase. Por el contrario, si tienes la firme convicción de que sí que puedes, de que el dinero llegará, de que hay muchas opciones reales de ganar dinero y de que el dinero no va a cambiar quién eres tú en realidad, TAMBIÉN VAS A TENER RAZÓN, porque poco a poco lo harás posible. 

Tu enfoque es muy importante y te pondré otro ejemplo para demostrártelo ¿conoces el Efecto Pigmalión o de las profecías autocumplidas? Cuando creemos que alguien no es capaz de hacer algo, sin darnos cuenta estamos proyectando nuestras creencia hacia esa persona, hasta el punto de ser capaces de condicionarle para tener razón y cerciorarnos de que no ha sido capaz de hacer ese algo. Pero no nos damos cuenta de esa proyección que estamos dirigiendo hacia él. Esto se nota mucho en las escuelas o cuando trabajas con niños, por eso es tan importante que los profesores no saquen conclusiones precipitadas y se mantengan asépticos con los menores, porque esas creencias previas o impresiones que puedan percibir, les llevan a hacer pequeños cambios en el trato o en la forma de dirigirse a los niños (cosas que hacen sin querer) y que finalmente llevan a los menores a responder según las predicciones de esos profesores.

Bueno, no sé si me he explicado mejor o te he creado más dudas. La cuestión es que nuestro foco o dónde lo pongamos va a tener un gran peso en el resultado. ¿Tu te esforzarías por entrenar para un maratón si crees firmemente que no eres capaz de hacer esa carrera? Seguro que no, sin embargo, si piensas "si otros han podido yo también" seguro que la cosa cambia y tu interés y esfuerzos también. Y es así como lo haces posible.

Con el dinero pasa algo muy similar, por eso es importante la educación que hayamos recibido y nuestras creencias respecto a él. Esto lo explica mucho mejor Robert Kiyosaki en su libro "Padre rico, padre pobre" y muchos otros autores que siguen y ratifican esa misma línea de pensamiento. Pero si no lo has leído te diré que mentalmente estas programada para tener una buena o una mala relación con el dinero según tus experiencias, lo que tus padres opinaban sobre él, si has vivido en una familia desprendida o tacaña y otros detalles de tu pasado. 

¿Te han dicho alguna vez que las personas que se hacen ricas es porque no son de fiar o juegan sucio? ¿Te han dicho que trabajando duro no se hace rico nadie? ¿O que el dinero corrompe, como te comentaba antes? Pues es normal que inconscientemente no quieras acumularlo, sobre todo porque querrás ser buena persona o tener valores sólidos y no convertirte en eso que te decían, en esa persona que juega sucio, que engaña o que se aprovecha de otros. Bien, pues todo esto es lo que hay que desprogramar de tu cabeza.

Te invito a identificar tus creencias y a dedicar tiempo a pensar cómo eran las conversaciones sobre el dinero en tu hogar, si las había, cuáles eran las posturas de tus padres respecto a este tema y sus papeles o roles dentro de la economía doméstica o qué opiniones recuerdas que ellos te transmitieran. También verás que a veces se cumplen condiciones, por ejemplo que los hijos de padres más tacaños o conservadores suelen ser más despilfarradores y viceversa, como intentando compensar esas carencias anteriores.

¿Cómo que el dinero no da la felicidad?

El dinero paga las facturas; compra las necesidades de servicios médicos, farmacológicos, educativos, deportivos o de cualquier tipo que podamos necesitar; nos ofrece la posibilidad de alimentarnos mejor y con productos de más calidad; nos viste; nos proporciona un lugar en el que vivir; nos lleva de vacaciones y nos permite afrontar muchos de los problemas o necesidades que nos puedan surgir. 

Así que, si bien no nos da la felicidad, contribuye a que la consigamos en un porcentaje muy alto. Porque seguro que en tu concepto de felicidad aparecen factores como la tranquilidad, la seguridad, el optimismo respecto al futuro o la paz mental y todo eso lo consigues cuando no vas con el agua al cuello o cuando tus hijos o familiares necesitan cualquier cosa y sí que puedes proporcionársela o cuando tienes las cuentas llenas ante cualquier imprevisto. Así que vamos a asignarle al dinero al menos un 90 % de responsabilidad en nuestra felicidad (o la cifra que tu quieras).

Pero vamos a detectar un pequeño problema que solemos tener con el dinero: cuando desarrollamos una extraña adicción hacia él. Lo vemos.

Tenemos que diferenciar entre las personas que son ricas de cuna y los que han conseguido enriquecerse por su propio esfuerzo, decisiones o inversiones. Nosotras vamos a ser de este último grupo, sin embargo, debes entender que esta sociedad consumista está distorsionando la realidad para que nos hagamos adictos y sigamos reproduciendo los mismos patrones que alimentan los cimientos del capitalismo. Me explico. Seguro que toda esa publicidad rancia te ha hecho creer que necesitas tener más dinero para poder comprarte más cosas o para adquirir productos mejores. Es decir, para diferenciarte del resto de la gente, porque con más dinero podrías llevar ropa más cara o de marcas de lujo, tener un coche mucho más ostentoso y una serie de joyas que eclipsen el brillo del propio sol. ¿Has pensado en Georgina Rodríguez? Pues ese ejemplo me vale, aunque no podamos meterla en nuestra clasificación previa.

Ese pensamiento te hace adicta a tu nómina o a tu salario, porque esperas a cobrar para comprar más zapatos, más joyas, más maquillaje o el último bolso de Christian Dior. Y así consigues vivir al día, con la obligación de seguir trabajando para otros y esperando con ganas tu próxima nómina. Déjame decirte que eres adicta. Estás trabajando para contribuir al sueño de otra persona (tu jefe) y además consumes todo tu dinero en compras que muy probablemente no necesitas y que, por supuesto, no te van a hacer feliz. Esta forma de vivir difiere en mucho la que yo te planteo.

Y lo peor es que este problema crece según crece tu nómina. Por eso cuando cobras 1.000 € vives al día y cuando cobras 3.500 € también. Esto se parece mucho a lo que Kiyosaki llama la carrera de la rata y es muy descriptivo, porque las ratas corren en una rueda que no las lleva a ninguna parte y lo mismo pasa contigo si crees que este estilo de vida es lo que corresponde a los ricos. Si esta es tu visión y ganaras la lotería hoy mismo, estoy segura de que en un breve periodo de tiempo habrías consumido todo tu dinero y volverías a estar como antes de recibir el premio. Esto son solo placeres inmediatos.

Sin embargo, yo te hablaba de otro tipo de felicidad, aunque no pasa nada por concederse algún capricho. Por eso suele decirse que hay un tipo de mentalidad de rico y otro de pobre ¿a qué tipo de personas crees que se le atribuye ese deseo de tener más dinero para poseer más cosas o más caras? Has acertado, esa es mentalidad de pobre y es justo ese deseo de posesión el que nos mantiene en la pobreza (aunque tengamos el armario más lleno).

Así que, dime ¿qué buscas tú? ¿Qué esperas conseguir? ¿Cuál es tu sueño? Y mejor aún ¿cuánto dinero necesitas acumular para dejar de depender de tu trabajo y ser libre para vivir a tu manera?


Resumen de todo lo que hemos comentado

Así te será más fácil entender todo este rollo, vamos a resumir los puntos importantes:

  • En España no hay ahorradores y somos bastante desconfiados.
  • Hemos sufrido un empobrecimiento paulatino en pocas décadas.
  • No tenemos acceso a la vivienda (para los jóvenes en general).
  • Las pensiones son inciertas y finitas.
  • Nuestra mentalidad no está orientada a la inversión ni tampoco al emprendimiento.
  • No somos una sociedad estamental y podemos cambiar de estatus.
  • Podemos reprogramar nuestra relación con el dinero.
  • Nuestro enfoque y nuestra responsabilidad en el proceso son cruciales.
  • Nuestras expectativas determinarán nuestro éxito.
  • El dinero está relacionado con la calidad de vida, por lo tanto, tiene un papel importante en nuestra felicidad.
  • Ser rica no significa comprar todos los caprichos de lujo que ofrecen los comerciales. Eso no es lo que hacen los ricos y su mentalidad tampoco está orientada a estos despilfarros y placeres inmediatos.
  • Vivir al día es un gran error y nos hace vulnerables.



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