Puede que todos los escritores tengamos ese punto de melodrama presente en nuestras descripciones, nuestras emociones o en la forma de procesar la vida. A mí, concretamente, me gusta más recurrir a la exageración, al humor y hablar de forma clara de todas esas cosas que nos sonrojan. Y como drama ya ha habido bastante, vamos a retomar un poco las risas y revivir todo eso que nos avergüenza del cuerpo humano. Aunque, para ser del todo franca, ahora mismo me resulta más fácil ceñirme a las afecciones del cuerpo humano embarazado, como es mi caso.
¡Ay! Y es que, es verte la prominente barriga de lejos y ya están todas recordando sus malas experiencias, sus dolores y sus historias personales para contártelas. Y cómo nos gusta dar consejos y emitir sentencias según nuestras propias vivencias y asimilaciones personales. Pero, cuando hay que hacerlo oficial, solo lees momentos románticos en los que "de repente noté una patada y morí de amor". Que digo yo ¿y qué notaste con todas las demás? Porque sí, en algún momento notas la primera, pero la cosa no para ahí.
Imagina cómo será que la matrona te dice que, si notas menos de 3 a 5 patadas en una hora, tienes que ir corriendo a urgencias para que evalúen el estado del bebé ¡una dice, una! Una por minuto. Notas tantas y con tanta claridad que puedes ubicar al pequeño en tu interior y adivinar incluso dónde tiene manos, piernas y de todo. A veces te duermes de puro cansancio con los golpecitos o volantines o te despiertas al ritmo de su hipo. Es un no parar.
Que claro, te están hablando y mientras tanto dentro de ti se está jugando la final del sambori y te dicen que tienes "cerebro de embarazada", porque te cuesta mantener la atención ¡normal! Bastante hacemos que ponemos literalmente en práctica durante todo el día eso de que las mujeres podemos llevar a cabo más de una cosa a la vez, no querrán encima que estén todas bien hechas.
También te digo una cosa, ser vergonzosa y estar preñada... No va a salir bien, ya te lo confirmo. Porque cuando estás embaraza te hacen pruebas de control, lo justo, pero es lo que toca y lo asumes. Sin embargo el bienestar del bebé es lo primero y eso supone que tienes que dejarte escudriñar, mirar, meter, sacar, tocar y manipular por un interesante porcentaje de trabajadores de la salud y puestos allegados. Lo llaman "el milagro de la vida" para que quede bien, pero la traducción es "desnúdate y ya te iremos haciendo según creamos". Y bueno, si además esperas que entre ellos se respeten y escuden tras un único consenso universal que, al menos te haga sentir más tranquila, estás muy equivocada.
Igual es un pito que una flauta y una matrona te dice que lo mejor es dar el pecho mientras llega la otra con el biberón aludiendo a que lo principal es que esté alimentado ¡y olé! Te pillan así, en pleno subidón hormonal, sangrando, dolorida y con un bebé recién hecho que todavía no sabes ni cómo funciona y ¿qué haces?
El caso es que la preñez es un tiovivo. Y, como todo lo que pasa es válido, a veces no sabes si es buena o mala señal y te sientes tan torpe y vulnerable que tiendes a exagerar con el autocuidado y la culpabilidad. Hay muchas cosas que dan miedo y Google está hartito de responder a si puedes o no comer esto o aquello o si tal o cual síntoma es habitual en el embarazo.
Porque amiga mía, todas nos equivocamos y fallaremos y tomaremos malas decisiones, pero eso también es normal, no podemos acertar en todo porque no sería humano. Pero sin duda saldrá bien porque queremos hacerlo bien.
A mí aún me cuesta verme como madre, imaginarme con mi hija en brazos, hablándole o cambiándole el pañal. Pobre criatura dónde ha ido a caer. Y pienso en que me gustaría que fuera buena persona, feliz, autónoma y fuerte, pero ¿cómo se hace eso?
Hay tantos libros de psicología y educación infantil que es abrumador y claro, cada uno habla de sus procesos y soluciones, pero hace unos años, cuando tu hijo tenía una rabieta debías dejarlo solo hasta que se calmara y ahora te dicen que nunca lo dejes solo y que estés a su lado hasta que se calme. ¿Es que ha sido un cambio generacional? ¿Ya les ha dado tiempo a ver que una cosa funciona y la otra no? Porque sin dudas habrás podido comprobar que lo que vale para algunos niños no vale para otros. Entonces ¿qué hay que hacer?
Mi madre dice que yo era muy demandante de contacto, de cariño y que prefería estar en brazos, sobre todo para dormir. Y mi hermana era todo lo contrario, se dormía sola en cualquier sitio y la dejaban en la cuna sin pegas ¿qué podemos estandarizar entre ambos casos? Solo que cada bebé es diferente y que estoy convencida de que los brazos de los papás deben ser como las tomas de leche, ofrecerse a demanda del peque.
Así que... Hay que tener paciencia y descubrir con calma a tu propio hijo, sin expectativas. Hay que aprender con él, probar cosas y descubrir cuáles le funcionan a él, pero cagarla la cagarás igual, que no te quepa duda. Una opción: puedes empezar ya a perdonarte y eso que tienes adelantado.
El caso es que es importante darle a tu hijo el beneficio de la duda y hacer de vez en cuando oídos sordos a todas las recomendaciones que te darán. También a las mías.
Y cuando empieces con la comida ¡ay! Ese es otro río que hay que cruzar. Antes empezaban con las papillas de cereales a los 3 meses y ahora ni agua hasta al menos los 6 ¿qué es mejor? Pues se supone que las novedades serán mejores porque cada vez hay más estudios, pero incluso el movimientos este de real food o comida real también tiene a los médicos divididos. Supongo que porque no hay verdades universales y, como todo en la vida, depende. Depende del niño, de su respuesta, de su organismo, del tipo de comida que le des y demás opciones.
En fin, que si estás embarazado o vas a estarlo, es mejor que afrontes todo el proceso con la mente abierta y viviendo el día a día según este te vaya sorprendiendo. ¡Y ya me contarás!
Al final creo que no nos hemos reído tanto como me apetecía, pero bueno, más y mejor en la siguiente entrega.
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