El final de las vacaciones siempre llega antes de tiempo o al menos lo parece y suele dejar una sensación agridulce, entre la excitación de todo lo vivido y la idea de volver a la rutina laboral. Aunque esta vez es más bien dulce-dulce, porque he disfrutado mucho, he conocido lugares increíble y he hecho el vago a voluntad, pero también estoy deseando volver a lo conocido, a lo estable, al gimnasio, a los retos mentales de orquestar una fábrica con 28 trabajadores, a las pequeñas metas semanales y a los fines de semana.
Me apetece organizar mi agenda y trazar los caminos de nuevos objetivos; poner en práctica todo eso que he estado moldeando estos días en mi cabeza, retarme física y mentalmente con ideas renovadas ¿a ti no te ilusiona todo eso? Es como empezar un nuevo curso, pero cuando ir al cole te gusta mucho. De hecho, creo que los ciclos vitales empiezan tras las vacaciones y no después de las campanadas de Nochevieja y esos retos del año nuevo son los que yo pongo en marcha en septiembre, a pesar de tener que revisarlos en enero algunas veces.
¿La parte física? Ha terminado con casi 3 kg de más que he sumado a los que ya arrastraba, pero han sido de pura satisfacción, gracias a la musaka griega, a carnes y pescados, a las pastas italianas, a las cervezas internacionales y a los vinos franceses, todo tipo de sabores que espero retener en mi memoria durante mucho tiempo. Bueno y también muchos helados riquísimos ¿por qué será que al salir de España parece que todo sabe mejor? Así que ahora toca quererse de otra manera; con alimentos sanos, recetas nuevas, trabajando duro con los hierros y disfrutando de las satisfacciones de la disciplina (suena un poco a loca perdida, guárdame el secreto).
La parte mental es más compleja y está subdividida en compartimentos, como el trabajo, otros proyectos empresariales, los libros, la docencia o la formación y quizás sea deformación profesional, pero me gusta tenerlo todo escrito, verlo sobre el papel, hacer planes y previsiones estructuradas que luego modifico constantemente (no sé si me gusta más anotarlas o incumplirlas). Por eso me encantan los libretos y agendas, como los cuadernos de Kakebo ¿los conoces? Son para organizar tus finanzas diarias/semanales/mensuales y lograr algún objetivo económico a corto o medio plazo. Muy prácticos.
Escribir las cosas y ponerles duración o fecha o subdividirlas en pequeñas tareas es algo que me gusta y me ayuda mucho. Es como escribir una especie de diario, porque te permite organizar tus ideas y pensamientos y hace que todo parezca más pequeño y fácil y por eso, para compensar, siempre planteo muchas más tareas de las que soy capaz de llevar a cabo y después voy priorizando en mi agenda. No sé lo que parecerá desde fuera, pero para mí es bastante divertido.
El reto número 1 en la vuelta al redil es el azúcar, porque después de nuestra sonada ruptura volvimos a tontear durante las vacaciones y ambos sabíamos que era algo que no iba a durar, sin embargo, él ha dejado una huella en mi interior que debo erradicar sin contemplaciones para llevar una vida independiente y libre, así que mañana será el primer día del fin (porque hoy ya no puede ser... Una que es débil). Será el todo o nada, bueno, el nada de nada en realidad, con lo que tendré fantasías eróticas con diversos alimentos azucarados hasta la semana que viene posiblemente ¡la que me espera! Meteré nueces en el bolso y algo se me ocurrirá.
El primer reto es el más difícil, aunque superarlo es un gran estímulo para seguir adelante con el resto. Cuéntame tus trucos para la "vuelta al cole" y los retos que tienes por delante, me encantará compartir experiencias contigo.
Hola. Por mi experiencia, todo lo que puedas gestionar y ejecutar desde una agenda y por escrito, es más facil y probable de que se lleve a cabo. Un saludo, y sigue escribiendo. Raúl.
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