Estrenamos mes, de hecho acabamos de iniciar el que será el último diciembre de 2021 de nuestra vida y no creo que estemos dándole la importancia que se merece (inicio dramático para dar empaque al rollo que te espera). Y es que quizás nos perdemos en los detalles o minucias, como diría la actriz de doblaje que puso la voz a la ya retirada Bridget Fonda en la película "La Asesina" (1993).
Estoy valorando los días que me quedan por delante, antes de terminar y despedir este año y me faltan horas. Menos mal que ya navideñeé mi pisito el sábado pasado 27 de noviembre, corona en la puerta de entrada incluida, así que eso que tengo adelantado. Igual añado algunas lucecillas y solventado.
Por otro lado, está el tema "postales de Navidad", que creo que llevo ya con algo de retraso. Aunque te prometo que las tengo ya todas físicamente en casa (despliegue de sobres y agendas con direcciones en la mesa del salón), pero me falta tiempo... Y ganas. El año pasado tuve que saltarme esta parte ¿o fue el anterior? ¿O el pasado y el anterior? Y ahora ya no es lo mismo. He roto mi propia tradición navideña más ancestral y no sé si tengo que disculparme o retomarla como si nada y salir silbando y mirando al techo.
Me gustaría revisar un poco ciertas cosas y empezar a tirar reliquias varias porque, de un tiempo a esta parte, he acumulado más bienes de los solía trasladar en mis mudanzas. Y ya me percaté en esta última de que estaba acarreando peso de más y haciendo viajes que me podría ahorrar. Nota mental: limpieza general de armarios y cajones; tiempo máximo para llevarlo a cabo: 23 días, que el 24 me voy al pueblo. Además, he visto que es recomendable por el tema energético de mi hogar. Llámame loca pero he estado tonteando con ciertos artículos sobre el Feng Shui en mis ratos libres. Inquietudes que tiene una.
¿Sabes? Muchas veces he hecho referencia a la cantidad de decisiones que tomamos cada día, no solo con la ropa que nos ponemos o lo que desayunamos, me refiero a esas que cambian pequeñas y grandes cosas. Como cuando decidí venirme a vivir a Alcoy o no hacer la presentación de mi último libro. Esas decisiones modifican días, resultados y vidas (la de la presentación no, es obvio) ¡y quién pudiera librarse de ellas! ¿No te gustaría?
Debería ser algo así como colocar las opciones en un programa, junto al resto de datos y que él me dijera los posibles resultados con una tasa de fiabilidad mayor al 90 %. Y así, con ese balance de resultados escogería la tecla a pulsar y listo.
Recuerdo un pasaje, en la película de "El curioso caso de Benjamin Button" (2008), en el que hacen mención a todo esto. Antes de que Daisy, el personaje de Cate Blanchett, tuviera un aparatoso accidente ¿te acuerdas? Comentan el caprichoso desarrollo de los acontecimientos y cómo cualquier pequeña modificación anterior hubiera cambiado el resultado. Claro que estaban involucradas varias personas y todas ellas influyeron. En este vídeo puedes ver el resumen al que me refiero.
https://www.youtube.com/watch?v=yxizSc1CVgM
¿Te has preguntado alguna vez qué habría pasado si...? Seguro que lo has hecho, creo que los "y si" son una de las reflexiones más humanas que conozco. Por ejemplo, si yo no me hubiera trasladado a Alcoy, no habría conocido nunca a ERF (esto es por la LOPD, no me lo tengas en cuenta) y quizás estaría ya buscando coche nuevo. Pero habría otras cosas que sí que habrían pasado y una de ellas es que posiblemente habría cambiado ya de empleo. Porque lo cierto es que por tercera vez me han ofrecido un puesto que me gusta y me apetece y aquí estoy, debatiéndome entre las posibilidades y las proyecciones futuras; lo que podría ser y lo que podría dar de mí.
Creo que desde antes de hacerme autónomo (hace más de 7 años) me he focalizado mucho en los objetivos, hablo a nivel laboral y para mí no tiene sentido un puesto de trabajo que no los tiene claros o en el que no se pueda avanzar o mejorar. Una empresa tiene que crecer, tiene que prosperar y tiene que ganar más, ya sea para reinvertir en I+D, en Lean Manufacturing o en desarrollo de negocio, pero crecer al fin y al cabo.
Y las pegas vienen cuando ese crecimiento no es compartido por todos, cuando se disipa entre otros objetivos, cuando la estructura es demasiado rígida o cuando se cae en la inacción. A mí personalmente me cuesta mucho lidiar con esto, como cuando se toman decisiones útiles y funcionales, pero pasan días o semanas y no se llevan a cabo. Pocas cosas hay más exasperantes que esas.
Y volviendo al tema navideño (olé con el corte y cambio tipo DJ de los malos malos), estoy deseando que lleguen las reuniones, las comidas y las cenas. No sabes cómo me apetece tener excusas sólidas para interactuar con las personas, sobre todo con las que conforman mi círculo más cercano.
Porque no es la Navidad en sí, es cumplir ciclos, cerrar etapas y ponerse al día en abrazos pendientes, que una vez al año no está nada mal. A mí me encantan estas fechas, a pesar de no ser una persona religiosa en absoluto, las espero todo el año. Que por cierto, dame tu opinión y cuéntame qué te parecen a ti las fiestas de final de año, lo que haces o lo que te gustaría hacer ¡me encantará leerte!
Así que nada, ya toca balance, resumen anual, rendir cuentas (como dirían un profesor mío), marcar nuevos hitos para el 2022 y quedar para celebrarlo.
¿Y a ti? ¿Te veré estas Navidades?
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