Igual me he pasado un poco con el dramatismo, pero bueno, que ya he superado mi primer mes trabajando para mí y para otros a la vez y viviendo entre Valencia y Alicante con el constante ir y venir.
¿El resumen? Que la saturación mental es mi estado favorito ¡qué le voy a hacer!
El ritmo de trabajo en los entornos industriales es salvaje y muy exigente. Tienes tareas, objetivos, pero nunca tiempo para llevarlos a cabo como querrías. Y a mitad de uno empiezas otro y dejas unas cosas para intervenir en otras y de repente tienes que hacer tareas de apoyo o acudir a otra fábrica, a 40 km de la tuya, para hacer un informe de situación.
Además, como pasa en casi todas las empresas de la Comunidad, siempre hay muchísimo más trabajo que personas o más tareas de las que tienes consciencia o más cosas pendientes de las que puede abarcar cada puesto. Históricamente nuestra gestión ha sido muy reprobable. Piensa también que la mayor parte de los estudiantes (hasta hace no mucho) querían ser funcionarios... ¡Un desastre!
Estos lugares te obligan a rendir duro, a tener la cabeza despejada y clara, a ser multi tarea, a dar soluciones constantemente, a resolver y a involucrarte en cada proyecto como si fueras tú quien lo pagase.
Y... ¡No sabes cómo me encanta todo eso! Buscar mis límites, ser exigente, afrontar lo que me pongan por delante, probarme a mí misma y salir adelante.
Muchas veces digo que el trabajo ha sido la única constantemente en mi vida, pero es que lo disfruto mucho y cuando tengo tiempo libre me busco más y cuando creo que ya voy apurada aparecen nuevas ofertas o clientes o propuestas fantásticas que estoy deseando abordar.
Así, más o menos, llevo desde los 16 años.
Aciertas al pensar que me ha pasado factura en mis relaciones, porque muchas veces me han pedido más horas o más atención. Pero ya sé que no es ese el problema y he aprendido equivocándome.
Hoy estoy feliz y motivada. Esta semana pensaba que colapsaría y todavía apareció un nuevo cliente, dos en realidad y otro que me pidió presupuesto (lo prepararé el fin de semana). Todos los días con entregas urgentes que debía completar, de lo contrario mi sentido de la responsabilidad me aprieta desde dentro para que rinda más.
Finalmente, he tenido que trabajar cada noche hasta tarde, pero después de volver a casa de trabajar para otros ¡es lo que tiene el pluriempleo! Y no pienses que en la fábrica ha sido más sencillo. Te equivocas. Debía completar varias tareas en las que estoy inmersa y en tiempo récord para empezar otra que urge poner ya en marcha.
Pero llego a casa y me siento feliz y más fuerte que nunca.
Esto es algo que de verdad me gustaría poder compartir con alguien que pudiera comprender lo que digo o lo que pienso, que respetase justo esta forma de ser y de hacer las cosas, que valorase la pasión desbordada que yo le pongo al trabajo y a la vida, siempre buscando el 100 %.
Quiero hacer un montón de cosas y me sobran ideas para alimentarlas.
Este es mi ritmo. Así soy.
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