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Los mensajes subliminales que almacenamos

 Lamento haber estado tantos días sin escribir, pero estoy francamente agotada. Hace más de una semana que no he encendido la televisión ¡no me da la vida! Y mi fantasía erótica más recurrente es tener ocho horas de sueño seguidas. Inconcebible en los tiempos que corren.

Eso sí, horas de conducción acumuladas tengo un montón. Una pena que con eso no den puntos para viajar en avión o canjear por regalos, porque me iban a salir los de Reyes gratis.

¿Algo que también he hecho y mucho? Pensar y cantar al volante, más bien gritar. Pido perdón por las lluvias de los últimos dos días... Yo solo cantaba para hacer mis viajes más amenos, no pensaba que se pondrían tan feas las cosas ¡qué se le va a hacer! Ha sido sin querer.

He pensado en lo mucho que nos condicionan ciertas cosas que nos dicen. Frases que surgen en diversos momentos de nuestra vida y que, por alguna razón, siguen en algún rincón de nuestra mente incluso sin darnos cuenta, años y años después de escucharlas.

Y es que una amiga me ha dicho que a veces tratamos de reparar con nuestras parejas pequeños problemas que tuvimos antaño con nuestros padres, hermanos u otros familiares. Son heridas abiertas y, aunque sería como sustituir un vendaje en condiciones por tiritas, estas hacen su papel.

Lo que me lleva a pensar ¿qué es lo que estoy buscando yo en un hombre? ¿Seguro que eso que me atrae es lo que más me conviene? 

Quizás busco algo que necesito para reparar mis heridas. Nunca lo había visto así ni tampoco lo hago conscientemente... Si es que eso es cierto. Yo soy muy reflexiva y cuando algo me daña lo racionalizo para entenderlo o asimilarlo y así puedo seguir adelante. No todo es comprensible de igual modo, algunas cosas simplemente no las puedo comprender, pero porque yo no las haría y tengo que dejarlas correr para que no molesten.

Como ese dicho oriental: "si algo tiene solución, no te preocupes porque se solucionará y si no la tiene, no te preocupes porque no se solucionará". Ya no sé si es de Confucio, de Lao Tse o de Sun Tzu.

Supongo que mi herida principal la dejó mi padre y no me causa dolor, pero puedo entender que siga abierta. Aunque me cuesta creer que yo trate de curarla a través de otros hombres. Esto tendría que analizarlo bien y pensar en mi comportamiento con ellos o en los motivos que han condicionado mis rupturas.

Pero sí que es cierto que algunas veces me han dicho cosas que aún me retumban en la cabeza. Dolorosas, hirientes, punzantes ¡seguro que como a todos los mortales! Cosas que quizás de alguna manera yo diera por buenas o que en ese momento me las creí a pies juntillas y puede que por eso las mantenga ahí, molestando. ¿No crees que todos tenemos un punto de masoquismo?

Nada grave, solo cositas que nos hacemos conscientemente, como un auto sabotaje.

Elsa Punset suele decir que nuestro cerebro no está programado para ser feliz, por eso olvidamos antes las cosas malas que las buenas o nos afectan más las críticas, en proporción, que los halagos. Y, para que suceda al contrario, hay que trabajar conscientemente en nosotros mismos.

Bueno, puede ser también, le doy un voto de confianza.

Yo, a pesar de todo, no me puedo quejar. Siempre ha habido opciones, por mal que hayan ido las cosas. De hecho, creo que tengo mucha suerte. Incluso ahora, tal y como están las cosas, he recibido una buena oferta de trabajo, en medio de esta vorágine y sigo teniendo un techo sobre mi cabeza, tengo familia, gatos, amigos, comida en la nevera (y alcohol) y salud. 

A pesar de mi padre sigo adelante, con buen humor, con mucha energía y con esperanza, así que, puedo afirmar que si no tengo pareja tampoco me supone ningún problema que no pueda solucionar. Y cuando la tenga, estaré atenta para disfrutarlo todo lo posible... sin mensajes subliminales ni nada de nada.

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