Esta mañana, sobre las seis y media, mi cuerpo ha tenido un amago de fastidiarme el sueño, pero después de hacer pis le he convencido de que podíamos prolongar la siesta un poco más ¡y hasta las 8:30! Una maravilla.
Después tocaba mercado ¿sabes esa calle en la que montan todos los puestos de frutas, verduras y hortalizas? Dan ganas de hacerse vegetariana, con tanto color y variedad y esos olores tan vegetales... Te llenan la cabeza de ensaladas, macedonias y atractivos platos saludables bien llenos de espárragos trigueros ¡me chiflan! Esta parte es realmente un misterio, porque cuando los ves en tu nevera ya no sucede lo mismo. Bueno, con los espárragos sí, el resto parece todo césped de la rotonda.
Hoy es un día tranquilo, nada que ver con esta frenética semana de madrugones y me apetece tumbarme en el sofá a no hacer nada. Quizás con una peli cutre como ruido de fondo ¿te puede creer que cuando las personas se ponen muy juntas en las películas o se besan tengo que recordar que se grabaron antes de este apocalipsis? El primer instinto mental es pensar "¿cómo se atreven a estar así sin mascarilla ni nada?".
Al llegar las seis menos cuarto o así era hora de disfrazarse de deportista y salir a la calle. Me apunté a una carrera virtual por una vida más sostenible y daba comienzo en unos minutos.
No ha estado mal, he podido estar online por el GPS del móvil e iba recibiendo comentarios de una locución; cuando subía puestos, cuando superaba un nuevo kilómetro y en la recta final.
Solo para que te rías te diré que no he corrido toda la distancia seguida, no he sido capaz. Como siempre he hecho un mix entre correr y andar y he finalizado los 6 km en 49 minutos. En la posición 15, pero solo éramos 81 participantes. Tampoco ha sido tan... Para tener 40 años.
Ahora estoy de nuevo en casa, con una película rancia como ruido de fondo, la botella de agua a mitad y la sensación de fatiga en el pecho por el esfuerzo de hace un rato. ¡Sin duda puedo con todo!
Apenas quedan 8 días para que termine el reto y ya estoy pensando en el siguiente paso.
Recuerdo las palabras de Enrique mientras paseábamos por el mercado esta mañana; todo puede cambiar de un momento a otro, ya no hace falta que nos lo cuenten. Hay gente que muere cada día, personas sin oportunidades para conseguir lo más básico, comida o agua. Lugares en donde una diarrea puede ser el fin o usar armas tan habitual como aquí beber cerveza.
Él dice que hay que aprovechar lo que la vida te da o lo que pone en tu camino. Bueno y también me dice que disfrute sin contemplaciones y alguna cosa más soez que no voy a repetir aquí.
Al final hay algo que sí me hace sentir mejor, vivir cada día al 100 %; correr, trabajar, hablar con los míos, centrarme en las cosas que valen la pena y crecer. Es algo así como llenarme a mí misma.
Quizás por eso también me gusta tanto mi trabajo, porque en el fondo consiste en ayudar. Pero hay más. Esta semana me han confirmado que voy a trabajar en un proyecto muy chulo, una incubadora para nuevos emprendedores, dirigida a jóvenes en riesgo de exclusión social.
¿Sabías que las crisis son un momento perfecto para emprender?
Comentarios
Publicar un comentario
¿Te ha gustado? Dime cosas.