Ir al contenido principal

Séptimo y último día de mi ayuno de 7 días

No está nada mal y creo que ya podría decir ¡prueba superada!

Hoy he seguido igual que ayer, con dos tazones de caldo a lo largo del día, solo que el primero me lo he tomado junto a mi ex marido y mi niña mientras ellos se comían una pizza, solomillitos de pollo rebozados y nugets de pollo picantes. Y a pesar de oler su comida y poder verla, no he salivado ni tampoco he podido reproducir esos sabores en mi mente ¡ha sido genial!

Y he recuperado mi paseo.

Ahora la parte mala y pecaminosa. Empiezo a tener deseos eróticos con la comida y todo lo que voy a tomar la semana que viene. Los espárragos trigueros siguen en el top, pero tendré que esperar.

Y lo peor es que me he dejado llevar por mis deseos y, de vuelta a casa, he parado en el supermercado ¡ha sido infame, un desastre! En mi cesta unos gambones tremendos, mis espárragos, jamón del bueno, queso azul de Bavaria, una cola de salmón fresco (ya tenía ahumando en la nevera), tomates, cebollas, ajos...

¡Madre mía! Creo que voy a disfrutar mucho en estos días que están por venir. ¿Y sabes qué me apetece también? Juguetear con las especias, probar, oler. Hoy por ejemplo le he puesto un punto de cayena en polvo al tazón de caldo de las 21:00 y estaba delicioso.

También he resuelto otra de las grandes dudas que tenía sobre el ayuno prolongado, si iba o no a tener la regla. Porque, de no tenerla supondría una desnutrición, ya que el cuerpo desactiva aquellos órganos que no son vitales cuando ve amenazada su supervivencia. Es decir, tú puedes vivir aunque seas estéril pero no sin pulmones funcionales. 

Por eso la regla era el indicador de que esto no ha sido una barbaridad y que mi cuerpo dispone de recursos suficientes para obtener suficiente energía por sí mismo. Dicho de otra manera, que esto tampoco ha sido tan descabella y que hoy me ha bajado la regla. Otro cabo suelto solucionado.

Respecto al peso, he perdido poco más de un kilo por día; me pesé el domingo pasado y el lunes (segundo día) había perdido un kilo, pero el martes perdí 2 y el resto del día más o menos uno kilo cada uno. No sé cuántos de ellos son de agua o si hay alguno relacionado con la grasa corporal, pero anímicamente me siento tan bien que hasta me veo más joven en el espejo.

En total podría decir que el segundo día ha sido medio malo y el tercero peor, pero desde ahí hasta hoy todo ha ido mejorando poco a poco y cada día más. Llegó un momento en el que había interiorizado por completo la situación y recuperado mis rutinas.

No ha sido pesado ni complicado ni insoportable ni nada parecido en ningún momento.

Ahora mismo no sé si lo volveré a repetir, la verdad, todavía falta ver los efectos post-ayuno y el tipo de relación con la comida que tendré a partir de ahora. Ese es el último cabo suelto.

Sin duda una aventura diferente y osada, pero ¿cuál será la próxima?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vivir en un pueblo con calma: maternidad, silencio y raíces

Vivir en un pueblo es una idea que a muchos de nosotros nos resultaba cada vez más atractiva, sobre todo después de la pandemia, pero no necesariamente motivada por eso. También el bullicio, los precios, la escasez de oferta inmobiliaria y otros factores han influido. Y sí, déjame decirte que siempre es una buena idea, aunque no apta para todo el mundo. La vida rural funciona a otro ritmo y eso se respira en el aire, sin duda. En algunos aspectos, es como trasladar tu paz mental a tu contexto más cercano o retroalimentar esa paz interior con un exterior acorde e inspirador. Al final ambas cosas pueden ser dependientes. Además, en la mayor parte de los pueblos hay un porcentaje de viviendas que solo se usan los fines de semana (o en vacaciones), por aquellos que huyen de las ciudades y prefieren pasar sus días de descanso en entornos más tranquilos y que les ayuden a desconectar, a dormir mejor y a disfrutar de una tranquilidad que no es fácil encontrar en los entornos urbanos. Y eso se...

Lo que me salvó cuando toqué fondo (y cómo empezar de cero sin fingir que estás bien)

Hay momentos en los que ni el café es capaz de arreglar la situación, ni las frases motivadoras, ni las ganas de seguir como si todo fuera normal, haciendo lo de siempre y dejándote arrastrar por la inercia de la vida.  Para algunas puede que el maquillaje sea un salvavidas para esconderse del mundo Pero yo no tengo ese recursos porque ni sé maquillarme ni suelo hacerlo y las pocas veces que me pongo rímel acabo frotándome los ojos antes de salir de casa. Pero ¿qué pasa cuando tocas fondo, pero tienes que seguir cuidando de otros, trabajando o sonriendo?  Es duro, lo sé, creo que en ese momento de lucidez en el que cuerpo y mente se alían para decirte que no puedes seguir así, que no puedes soportar más esa situación, que necesitas liberarte o escapar o gritar o cambiar de vida o desaparecer, es en ese momento cuando oyes el chasquido final en el pozo y entiendes que eso es y tiene que ser el final de tu caída. Porque funcionar en automático a veces te salva. Te ayuda a curart...

Cómo una rutina puede cambiar tu vida (aunque no lo creas)

Así es, tu rutina es más poderosa de lo que crees y tiene una cierta capacidad sanadora, aunque parezca que siempre usemos esta palabra con connotaciones peyorativas: la rutina. Es como decir "otra vez lo mismo", ¿no suena a algo así? Si tú también piensas de esta forma, vamos a ver si juntas podemos darle la vuelta a la maltrecha rutina y encontrar su utilidad práctica y funcional en tu vida. Cómo me salvó la rutina en plena pandemia Déjame contarte que, durante la pandemia, a mí me salvo la rutina y me aportó lucidez mental, estructura y propósito. Entonces descubrí los beneficios de una rutina diaria: estructura, enfoque y bienestar emocional. Porque en aquellos días encerrados en casa, además del desconcierto, los divorcios, las peleas y los insomnios estaban a la orden del día. De hecho, la simple (y no tan simple) prohibición de salir de casa, salvo en las situaciones imprescindibles (comprar y pasear al perro), nos estaba desquiciando. Primero, porque nunca habíamos vi...