Ir al contenido principal

Nuevo experimento de 21 días a lo Samanta Villar

 ¿No estará bien ya?

A finales de este mes de septiembre se cumplirán 200 días desde aquel fatídico 14 de marzo en el que comenzó todo esto y quizás es hora ya de normalizar nuestras cabezas, más concretamente la mía.

¿Qué tengo entre manos? Varias cosas. He pensado que es hora de relajarme un poco, reconozco que desde que empezó la desescalada no he estado muy centrada. Con el sueño alterado, las comidas a deshoras y una falta generalizada de disciplina horaria... Cosas que, personalmente, no me satisfacen.

Ya he comprobado que tengo más fuerza de la que creía, sobre todo tras estar siete días sin comer, con esa sensación de renovación que aún creo sentir y por eso voy a aprovechar este momento para resetear mis hábitos y, con paciencia, adquirir otros nuevos.

Este nuevo foco sobre mí va a evitar que "otros" puedan adquirir protagonismo también, es normal ¿no te parece? Eso de que somos multitarea está sobrevalorado y no es del todo realista. Tener diferentes variables a la vez en el punto más alto de nuestras prioridades es muy complicado ¿puedes atender con la misma intensidad a la letra de una canción y a los diálogos de una película al mismo tiempo? Sin duda no, al final te decantarás por una de las dos.

Así que, bueno, esta vez me elijo a mí y me advierto ya de entrada que voy a vigilarme muy de cerca, así que espero comportarme y seguir con el plan. Tengo objetivos ambiciosos para conmigo y ya es hora de conquistar algunas metas que se me resisten.

Creo que haré como Samanta Villar y empezaré con un propósito de 21 días y espero que, después de todos estos esfuerzos que me esperan, pueda desactivar un poco la intensidad y seguir por inercia ¡quién sabe! Quizás si sale todo bien este cambio de paso a otros nuevos... 

¿Parejas? Bueno, sigo en Tinder, aunque a veces no entro durante semanas y otras estoy a tope durante varios días. El resultado o, mejor dicho, el balance no acaba de gustarme, pero es posible que yo esté transmitiendo el mensaje equivocado. 

De momento voy a aparcar el tema de la pareja porque no puedo dedicarle tiempo ahora y lo dejaré solo en diversiones esporádicas. Sin rollos, sin problemas, sin compromisos y sin obligaciones. A veces los hombres precisan demasiada energía, pero luego no saben responder a ella, nos confunden y nos marean. 

Después está la edad, con 40 es casi imposible encontrar a alguien que no tenga hijos y claro, los niños están bien y es genial que existan tipos que realmente sean buenos padres, pero nunca estaremos en igualdad de condiciones. Aunque para mí ese hombre fuera el primero en mi vida, yo nunca lo sería de la suya, porque él siempre antepondría a sus hijos. Al menos así debería ser. Y más complicado que eso sería que la relación prosperase y hubiera convivencia ¿te ha ocurrido alguna vez? Creo que preferiría evitarlo.

En cuanto al trabajo, necesito organizarme ¡cómo no! Septiembre ha empezado muy fuerte y estoy aparcando cosas que ya debería haber puesto en marcha, por lo que estos aspectos también van a formar parte de mi objetivo de 21 días.

Y el tercer pilar va a ser mi condición física ¡vamos! Hace apenas 5 o 6 años salía a entrenar y corría más de 20 km o hacía sentadillas con 50 kilos o entrenaba con sacos de arena y hasta me atrevía con triatlones ¿qué ha pasado con todo eso? Yo me levantaba temprano cada día y a las 7:00 de la mañana empezaba a entrenar, pero después volvía al gimnasio a las 19:00 para hacer halterofilia. Practicaba cross fit, pero mucho antes de eso hacía boxeo, kick boxing o taekwondo.

No es puede vivir siempre en el pasado, pero cuando pienso en cómo he cambiado me avergüenzo un poco, no puedo evitarlo y ya hace demasiado tiempo que me divorcié como para seguir achacando mi falta de ganas a una mala etapa de mi vida ¡se acabó! ¡Fin!

El lunes empiezan mis 21 días, nuevo experimento ¿qué piensas? ¿Lo conseguiré? ¿Te has sentido reflejado o reflejada? ¿Quieres que compartamos esta experiencia? 

¡Adelante!



Comentarios

Entradas populares de este blog

Vivir en un pueblo con calma: maternidad, silencio y raíces

Vivir en un pueblo es una idea que a muchos de nosotros nos resultaba cada vez más atractiva, sobre todo después de la pandemia, pero no necesariamente motivada por eso. También el bullicio, los precios, la escasez de oferta inmobiliaria y otros factores han influido. Y sí, déjame decirte que siempre es una buena idea, aunque no apta para todo el mundo. La vida rural funciona a otro ritmo y eso se respira en el aire, sin duda. En algunos aspectos, es como trasladar tu paz mental a tu contexto más cercano o retroalimentar esa paz interior con un exterior acorde e inspirador. Al final ambas cosas pueden ser dependientes. Además, en la mayor parte de los pueblos hay un porcentaje de viviendas que solo se usan los fines de semana (o en vacaciones), por aquellos que huyen de las ciudades y prefieren pasar sus días de descanso en entornos más tranquilos y que les ayuden a desconectar, a dormir mejor y a disfrutar de una tranquilidad que no es fácil encontrar en los entornos urbanos. Y eso se...

Lo que me salvó cuando toqué fondo (y cómo empezar de cero sin fingir que estás bien)

Hay momentos en los que ni el café es capaz de arreglar la situación, ni las frases motivadoras, ni las ganas de seguir como si todo fuera normal, haciendo lo de siempre y dejándote arrastrar por la inercia de la vida.  Para algunas puede que el maquillaje sea un salvavidas para esconderse del mundo Pero yo no tengo ese recursos porque ni sé maquillarme ni suelo hacerlo y las pocas veces que me pongo rímel acabo frotándome los ojos antes de salir de casa. Pero ¿qué pasa cuando tocas fondo, pero tienes que seguir cuidando de otros, trabajando o sonriendo?  Es duro, lo sé, creo que en ese momento de lucidez en el que cuerpo y mente se alían para decirte que no puedes seguir así, que no puedes soportar más esa situación, que necesitas liberarte o escapar o gritar o cambiar de vida o desaparecer, es en ese momento cuando oyes el chasquido final en el pozo y entiendes que eso es y tiene que ser el final de tu caída. Porque funcionar en automático a veces te salva. Te ayuda a curart...

Cómo una rutina puede cambiar tu vida (aunque no lo creas)

Así es, tu rutina es más poderosa de lo que crees y tiene una cierta capacidad sanadora, aunque parezca que siempre usemos esta palabra con connotaciones peyorativas: la rutina. Es como decir "otra vez lo mismo", ¿no suena a algo así? Si tú también piensas de esta forma, vamos a ver si juntas podemos darle la vuelta a la maltrecha rutina y encontrar su utilidad práctica y funcional en tu vida. Cómo me salvó la rutina en plena pandemia Déjame contarte que, durante la pandemia, a mí me salvo la rutina y me aportó lucidez mental, estructura y propósito. Entonces descubrí los beneficios de una rutina diaria: estructura, enfoque y bienestar emocional. Porque en aquellos días encerrados en casa, además del desconcierto, los divorcios, las peleas y los insomnios estaban a la orden del día. De hecho, la simple (y no tan simple) prohibición de salir de casa, salvo en las situaciones imprescindibles (comprar y pasear al perro), nos estaba desquiciando. Primero, porque nunca habíamos vi...