No está nada mal para tener 40, esto es lo que me repito sorprendida.
Aunque es cierto que no es oro todo lo que reluce. Estos últimos días parece que he bajado un poco la guardia en favor del trabajo, pero porque ha sido también una semana de locos. Tal y como iba entregando, recibía nuevas solicitudes y mi lista de tareas parecía interminable. No he cumplido objetivos ningún día.
Por otro lado, he tenido reuniones desde las 6:30 el martes y hoy viernes y el jueves desde 7:45h. Lo que significa que el deporte por las mañanas se ha visto afectado, pero no los madrugones, que han sido constantes toda la semana. El ritmo del sueño me ha ido muy bien y parece que lo he interiorizado rápido y sin problemas, a juzgar por esos minutos previos a que suene el despertador en los que empiezo a despejarme sola.
Hoy tuve que adelantar un poco más ese despertador, pero al dejar de trabajar, sobre las 20h, he ido a correr-andar un rato por el parque, siguiendo las series que me marcaba la aplicación para pasar de andar a correr 5 km seguidos. ¡Ya he superado los 4,5 km! ¡Por poco! Y me siento llena de energía.
Estas pequeñas metas que voy alcanzando día tras día son increíbles. Mi piel, mi aspecto, mi cuerpo o mis sensaciones mejoran con cada pequeño logro. Es como volver a los 25, pero con canas.
A pesar de todo, el balance general es bueno. Tengo la impresión de estar mejorando en todos los aspectos, a costa únicamente de sacrificar mi tiempo de tele ¿te imaginas? ¡Qué pérdida tan nimia para obtener unos beneficios tan grandes!
Mañana me he apuntado a una marcha virtual de 6 km que empieza a las 18h de la tarde y, si lo he entendido bien, se sigue a través de una app ¡a ver qué tal va!
En cuanto al ocio... Después de tener un verano tan poco veraniego, parece que el cuerpo pide más. Empieza a hacer frío, pero apetece salir y estar con gente y dar abrazos y tomar café o copas y organizar días diferentes ¡todo! De nuevo los fines de semana vuelven a tener un gran valor.
También pesan las horas de trabajo en casa y faltan almuerzos o salidas al café o descansos sociales con risas y conversaciones banales.
No podemos evitar la necesidad de estar en manada, de pertenecer. Bueno, no debería generalizar: YO no puedo evitar la necesidad fisiológica e innata en mí de estar en manada como medio habitual. Aunque solo sea por el mero hecho de estar, sin más aspiraciones.
Me acuerdo de conceptos como el coliving o cohousing y cada vez me parecen más atractivos. ¿Tú lo has pensado alguna vez? ¿Te gustaría considerarlo tras tu jubilación?
Si quieres que comente este último punto házmelo saber en los comentarios y me encantaría conocer tu opinión al respecto.
Cuídate mucho.
Comentarios
Publicar un comentario
¿Te ha gustado? Dime cosas.