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El equilibrio en los primeros meses

Bueno, vamos a pensar que ya está, que ya hemos conocido a alguien que nos motiva, por lo que sea y empezamos a quedar para conocernos mejor.

Esto es complicado ¿no te parece? ¿Qué clase de cosas debes contar y cuáles es mejor callarse? Debes recordar las pausas para preguntar, de lo contrario parecería que estás haciendo un monólogo. Pero ¿por qué cosas debes interesarte? ¿Cuánto hay que profundizar durante las primeras semanas? Seguro que has oído decir eso de "que todo fluya", pero es muy complicado cuando no sabes nada del otro. El silencio termina por aparecer en algún momento y hay que seguir más allá de eso, tragar y hablar. 

De esas conversaciones pueden pasar dos cosas: o que sean tan interesantes que motiven el que haya muchas más (y podáis reíros juntos de aquellas bobadas meses después) o que espanten al otro con eso de "cuidado, loca a la vista" y le hagan desaparecen tan rápido que no deje ni el rastro de humo del correcaminos.

Yo he sido muy incoherente en esas primeras charlas; unas veces me paso, otras no llego y algunas estoy tan nerviosa que me da por hablar o por reírme de todo (cagada) y así no hay forma. Realmente creo que tengo que mirarme esto con un especialista, por ese punto raro que poseo y siempre me putea en las relaciones sociales. Quizás haya algún hombre al que todas esas tonterías le resulten adorables, como pasa en ciertas películas y se quede para descubrir lo que hay detrás.

Después está ese factor esfuerzo, porque si realmente te motiva, querrás ofrecerle algo que le divierta, que le guste, con lo que disfrute. Y todo eso empieza con un "¿dónde vamos?" o "¿qué hacemos hoy?". Créeme que estas frases han iniciado muchos conflictos entre las parejas, incluso han roto algunas de ellas. Porque "es que siempre elijo yo y tú nunca dices nada" y cosas similares. El caso es discutir, las excusas sí que van a fluir sin remedio, por eso es mejor tener paciencia y hacer algún esfuerzo por compensar la balanza, antes de ponerse las pinturas de guerra.

Este factor supone molestarse un poco por brujulear opciones de ocio en Internet, en cualquier portal o periódico, porque los hay que te informan de lo que se puede hacer en tu zona durante esos días o noches. Así que adelántante un poco a los acontecimiento y dedica unos minutos a buscar ofertas.

Recuerdo una de mis peores primeras citas. El chico apenas me dejaba hablar, me interrumpía constantemente para dar su opinión y creo que no me preguntó nada de nada. Al final yo no estaba segura de si ese chico era así de arrogante o si solo le habían traicionado los nervios. 

Pero no, realmente era así y cuando le dije que no quería que nos siguiéramos viendo pareció quedarse muy confuso. Ya no sé si fue porque le di esperanzas al querer seguir quedando con él. A mí me pareció cortés y supongo que para él supuso una putada, pero el caso es que no me dejó explicarme del todo, así que se marchó creyendo lo que sea que construyó su mente para justificarlo.

Preguntar por el pasado nos ayuda a entender el presente. Ya sabes, sus relaciones en general, quizás por qué le han dejado o por qué ha dejado él. Eso ofrece pistas respecto a su opinión de lo que es importante o no lo es. Pero ojo ¡nunca preguntes algo que no quieras saber o que no estés dispuesto a escuchar! Podría contártelo. 

Asegúrate antes de hablar de que no va a molestarte lo que diga ni a ponerte celoso, incomodarte y esas cosas raras que pasan a veces. Por ejemplo, con las parejas sexuales, no preguntes el número si eso va a condicionarte. Todos tenemos un pasado y no puedes saber en qué medida el suyo va a beneficiarte o a perjudicarte, así que no juzgues antes de hora. Es más que probable que tú no seas el primero, pero quizás seas el último ¡quién sabe!

Pero, no nos engañemos, parte del éxito de cualquier primera cita está en nuestro aspecto, nuestro olor, nuestro tono de voz, nuestra risa y nuestra forma de expresarnos.

Más confesiones: yo aprovecharé cualquier oportunidad para mirarle el culo ¡culpable! Y no me importa si es pequeño o grande, pero me encanta que sea redondo, de los que sobresalen y, si todo va bien, lo tocaré y lo golpearé cada día (si hay alguna psicóloga en la sala, por favor, no necesito saber a qué se debe esta fijación).

Lo que nos lleva al siguiente punto: el sexo. Justo ayer, hablando con mi ex marido, comentamos que a veces el sexo excesivo es un problema y, en su opinión, un hombre siempre caerá primero que una mujer, debido a que tenéis un mayor desgaste físico, supongo que por el hecho de la eyaculación. Yo creo que tiene razón, pero claro, está el punto ese de hombre macho que siempre debe alardear de sus múltiples relaciones y su gran capacidad de amar, aunque solo sea físicamente. Igual esto merece un artículo a parte (dime si te interesa que profundicemos y lo escribiré).

El caso es ese, puede que un hombre quiera vacilar entre sus amigotes de las horas que es capaz de aguantar en la cama o incluso reclamar que no encuentra una mujer a la que le guste el sexo tanto como a él o que pueda seguirle el ritmo. Pues bien, ya sabemos todos las leyes del márketing masculino ¡qué se le va a hacer! Ellos también arrastran sus propias cadenas mentales.

Ahora bien ¿qué pasa cuando sí que encuentras a esa mujer que disfruta con el sexo y que quiere más? Te diré lo que le está pasando a un amigo ¡que está hasta las narices! Él le propone salir a cenar, dar un paseo, ir a la playa, en plan "como ya hemos estado tres horas follando, quizás ahora podríamos hacer otras cosas" y ¿qué crees que contesta ella? "Mejor otro día, vamos a seguir". Sin duda es un extremo, pero lo hay y también es estupendo.

No quiero juzgarla porque sería injusto pensar que, porque una mujer disfrute en la cama, es que tiene algún problema de psicológico de adicción al sexo. Noooooooooooooooo ¡qué feo! No juzguemos ni tomemos las enfermedades así a la ligera. 

El caso es que el pobre hombre objeto, ahora de repente, necesita conocer mejor a su amante y añadir quehaceres más románticos que completen su relación. De acuerdo, no me parece mal tampoco que él quiera hacer otras cosas, pero tal y como comentábamos mi ex marido y yo, eso es algo que nunca podrá hablar con su elenco de amigotes ¿te imaginas? "He conocido a una mujer que quiere tres horas seguidas de sexo y yo estoy harto". Pobre. Quizás se estarían burlando de él durante meses.

Lo que me lleva a pensar que los lastres masculinos no son menos pesados que los nuestros, solo diferentes. Y tú ¿cómo llevas eso del equilibrio en los primeros meses?

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