Ir al contenido principal

Retomando la actividad y subiendo el volumen

Primero disculpas porque cada vez estoy publicando menos, aunque mis publicaciones son indirectamente proporcionales al volumen de trabajo. Supongo que durante la primera o dos primeras semanas estábamos todos tan desubicados que, de alguna forma, nos manteníamos expectantes. A mí me cancelaron varios trabajos y me redujeron otros, pero fueron días muy raros.

Por suerte, en las últimas semanas ya vamos retomando la actividad y los últimos 12 días ya los he trabajado seguidos, incluso en sábado y domingo he estado activa. Tampoco habría mucho más que hacer, así que el trabajo es una buena terapia. 

Supongo que quería dedicar más tiempo a formarme, tengo varios cursos aparcados que retomaré en algún momento, pero prefiero atender prioridades más lucrativas. Y lo siento, porque eso también ha significado publicar menos en este blog.

Hoy hace una mañana horrible, oscura y fría. Está lloviendo fuera y aun así sigue escuchándose el tráfico y a las personas que transitan por mi calle. Supongo que somos unos descarados, siempre nos hemos creído invencibles y capaces de poder con todo, por eso hasta la gente más mayor se atreve a cruzar la calle por el medio cuando hay coches acercándose. Así somos. 

Quizás apartemos la cara cuando alguien intenta pegarnos, pero difícilmente lo haremos ahora que no vemos por dónde van a venir los golpes. 

Es curioso ver cómo a lo largo de estas, casi 9 semanas ya, han cambiado las actitudes. 

Al principio había más chiste, más broma con todo y según pasaba el tiempo, un porcentaje mayor de personas se pasaban al otro lado, al de la prudencia, aunque muchos de ellos ya rocen el cabreo. Los aplausos se han reducido considerablemente. Mientras tanto, crecían las publicaciones referentes a conocidos o familiares que, en esta batalla, no llegarán con nosotros hasta el final.

Muchos han podido ver cómo un virus se llevaba a personas de forma rápida y sin previo aviso. Quizás son esos los que ya no ríen por las bromas o dejan de preocuparse por cuándo será su próxima cerveza en los bares cercanos.

De momento, ya nos han retrasado una semana más (o dos) la posibilidad de visitar a conocidos o familiares cercanos. Algo que parece prudente dada la respuesta de muchos ante la permisividad de salir a pasear o hacer deporte. En estos días, solo diré que no estamos dando el mejor ejemplo que podríamos dar y exponemos a niños y adolescentes a secuelas y problemas que no alcanzamos aún a vislumbrar.

A mí los días de lluvia me ponen bastante melancólica y seguro que a los gallegos esta afirmación les daría risa. Pero en esta zona valenciana no estamos tan curtidos y acostumbrados ¡qué se le va a hacer!

Pasaron ya mis 40 hace poco más de un mes y sigo con los planes, las listas, los calendarios... Creo que hay mejores formas de organizar mi tiempo para trabajar más tranquilamente y poder dedicar tiempo también a otras cosas, pero luego me cuesta seguir los planes. Surgen urgencias, nuevos clientes o de repente me aprueban varios presupuestos en un día y me olvido de cenar o programar mis redes.

Quizás sí que estoy trabajando más que meses atrás, sobre todo porque ahora no pierdo tiempo en desplazamientos y termino más tarde las jornadas. Pero el inconveniente es que ahora gano menos dinero y tengo más reuniones que antes.

El formato de negocio cambia a marchas forzadas y, aunque terminara todo mañana mismo, esto ya no vamos a poder cambiarlo. Así la brecha digital que observábamos a nuestro alrededor amenaza por convertirse en un abismo. 

Reinventarse es la palabra más apropiada, pero a muchos les pilla sin armas ni formación ni ideas. 

Cuando escribí el libro "Por qué ha fracasado tu negocio y cómo evitarlo. Las 10 claves básicas del éxito empresarial" quería cubrir todos esos errores que a priori veía en mis alumnos. Y es que, cuando alguien quiere abrir un negocio, a veces su primera opción es el local que hay debajo de casa y eso no tiene por qué ser un acierto. A nivel digital pasa lo mismo, es importante conocer a las personas que nos queremos dirigir para saber dónde podemos encontrarlas ¿o tú querrías pagar de más para estar en todos los saraos vendas o no?

Ahora veo que, de nuevo, hay un grupo emergente que precisa de esos conocimientos básicos, de volver al primer paso para entender su entorno antes de tomar una decisión o llevar a cabo una idea. Por eso en parte tuvo tanto éxito el curso de gestión de redes sociales para empresas que impartí hace varias semanas.

No me parece una mala opción porque yo siempre he tenido la voluntad de ayudar a través de mi empresa, mi experiencia o mis conocimientos a cuantos lo necesiten. Así que bueno, voy a tratar de ofrecer mi granito de arena para que sí que podamos reinventarnos y mitiguemos juntos los efectos de la inactividad y el confinamiento. 

Espero que tú también hayas llegado al final de esta lectura con el ánimo creciente como yo. 

Cuídate mucho, todo irá bien y seguimos aquí.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Descubriendo la mente de una persona con trastorno de la personalidad narcisista

Es teoría, este tipo de psicopatía solo afectaba al 1 % de la población y cerca del 75 % de estas personas son hombres. Es decir, que en España teníamos a casi 500.000 personas con trastorno de la personalidad narcisista o TNP y, de ellos, unos 370.000 eran hombres, que así es más fácil verlo. No obstante, hablao en pasado porque recientes estudios confirman que este porcentaje podría estar ahora mismo entorno al 20 % ¡no me puedo creer este aumento tan significativo! Pues lo cierto es que, según parece, hasta el 50 % de ellos los podemos encontrar en empresas, en puestos directivos o como jefes/dueños/socios del negocio. Creo que esto debería ser un nuevo patrón para este perfil de psicopatías ¿no te parece? Una mayoría de hombres y la mitad en puestos de responsabilidad. Y bueno, volviendo a esos 370.000 que ya tenemos "censados", por decirlo de alguna forma y obviando supuestos más alarmantes, quizás podrías pensar que es casi como encontrar una aguja en un pajar ¿no? Meno...

Momento vital: mejorando

¡Cuántas ganas tenía de escribirte! Pero lo cierto es que ser mamá es un trabajo a tiempo completo y que te ocupa las horas como si tal cosa; empiezas con el paseo y cuando te das cuenta ya la estás acostando y así, todo rodado, los días pasan con gran velocidad. Las noches también se hacen cortas, pero no hay tiempo para pasar sueño, solo algún bostezo furtivo mientras estás haciendo otra cosa. Un poco locura. ¿Vida social? Quizás dentro de un año, mientras tanto hay demasiadas cosas que hacer. ¿Morriñas? Bueno, no puedo decir que no haya cosas que eche de menos, pero realmente no son tan necesarias y es que ahora todo parece haberse quedado en un segundo plano. Supongo que, como casi todo en la vida, es cuestión de prioridades y ahora las mías son otras.  Solo un inciso: es cierto eso de que las personas que no tienen bebés no son conscientes de la cantidad de tiempo libre de que disponen. ¡Vaya! Tú y yo teníamos muchas cosas a medias que deberíamos ir retomando ¿verdad? Mientras...

¡He sobrevivido a la maternidad! De momento

¡Vaya tela! He tenido un bebé ¡HE TENIDO UN BEBÉ! Aun así, a pesar de repetirlo, me parece mentira, si no fuera por todo lo que he sufrido, llorado y vivido en estas últimas semanas. Eso sí que es real. Eso y que ahora solo doy medios abrazos, porque siempre tengo un brazo ocupado, claro. ¿Así es la maternidad? He llorado más que en toda mi vida junta y la mayor parte de las veces ni si quiera sabía por qué lo hacía, solo era un sentimiento fantasma y profundo que no podía detener, aunque si hay algo que destacar es la soledad, la sensación infinita de soledad, de no poder explicar, de no poder verbalizar y de no poder evitar o delegar todo ese dolor. La incomprensión exterior y ese apoyo que no estaba ahí también cuentan. En el hospital, cada persona que entraba a verme era para hacerme daño, la vía, los tactos, las sondas, la epidural, la cesárea y todo eso no mejora tras dar a luz. De repente te enfrentas a una imagen frente al espejo que no reconoces; hinchada, envejecida, cansada ...