Menos mal que por fin ha llegado la primera salida, justo el día que hacemos 50 ya encerrados en casa y las sensaciones han sido muy buenas.
No sé si te pasa lo mismo, pero la psicosis de salir de casa ha ido en aumento con el paso de los días. Hasta el punto de hacerlo con nervios, como si fuéramos delincuentes o algo así. Yo todavía no he hecho ninguna visita al supermercado en la que no haya olvidado algo.
Encima salimos tensos, mirando a todos lados, fijándonos en todas las personas con las que nos cruzamos, escrutándolos por si tosen y calculando el lugar que debemos ocupar para respetar la distancia de seguridad que nos mantenga a salvo. ¡Eso sí que es una locura!
Si antes ya era malo la desconfianza entre nosotros sin fundamento alguno ¡imagina ahora! Pero ¿cómo le dices a nadie que no lo haga, que no desconfíe?
Es curioso el tiempo que estamos viviendo. Hasta hace poco tratábamos de recuperar las relaciones sociales sanas, el que los niños volvieran a tener ganas de jugar en la calle, el que los adultos dejásemos los móviles a un lado y apreciáramos la comunicación entre nosotros. Queríamos más aire libre, más vida sana, más humanidad y más humana.
Esto es como un zasca en toda la boca.
Habrá muchos padres que hayan permitido a sus hijos jugar durante horas en las consolas para soportar estos 50 días de encierro. Mientras, también ellos habrán visto tele hasta la saciedad por puro aburrimiento.
Ya no podemos tocarnos, tenemos horarios y límites para estar en la calle y, por si eso no fuera suficiente, nos separan por edades o intereses.
Besarnos es casi un suicidio y el gobierno amenaza con obligarnos a lucir mascarilla fuera de casa. Algo que por otro lado es de lo más coherente, pero ¿y todo eso de la vida sana, las relaciones sociales y los juegos creativos?
Ni siquiera el fútbol había tenido nunca tan poco atractivo como en estos días.
Bueno, los que nos moríamos por mover un poco las piernas por fin hemos podido hacerlo. De momento solo podemos salir de 6:00 a 10:00 o de 20:00 a 23:00h, pero ha sido fantástico.
Es cierto que no había forma de evitar ese recelo entre nosotros, mirarnos con cada transeúnte y apartarnos cada vez que llegaban a nuestra altura como si fuéramos imanes del mismo polo. Algo que en otras circunstancias nos había dado un poco de risa, pero que con las miles de víctimas que se han quedado por el camino a causa del coronavirus, bien se merece esa reacción ¡por la salud de todos y la nuestra en primera instancia!
Es como salir de noche a través de callejones oscuros después de ver una película de terror.
En general, las sensaciones no han sido malas, salvando mis últimos comentarios. Pero tenía ganas de notar esa fatiga que te impulsa a seguir o rendirte, a sacar fuerzas de flaqueza. Créeme que después de 50 días lo de hoy ha sido una prueba interesante que, sin duda, hará efecto en mis extremidades ¡ya te lo diré mañana! Pero las agujetas prometen.
Al llegar a casa tenía tenso incluso el abdomen ¡qué bueno!
Eso es algo que no resulta tan fácil de comprender para las personas que no han hecho deporte de gran intensidad o durante un largo periodo de tiempo.
Cuando yo entrenaba más duro, ya he hecho algún comentario al respecto en otros textos, esa congestión al terminar me producía una enorme satisfacción personal. Es una sensación de consciencia de uno mismo. Notas la tensión en cada músculo y sabes que puedes ejercer poder sobre ellos, controlarlos, moverlos a voluntad. Te sientes poderosa.
Sabes que has hecho un buen trabajo, que has podido, que has sido capaz y tu cuerpo ha reaccionado bien. Así es como mejora y como cambia todo.
No creo que nadie pueda discutir (o quiera) la importancia de sentirse sano y fuerte en estos días que nos han tocado. Resulta que la salud sí que es lo más importante de cuanto se sortea el 22 de diciembre de cada año y si te toca a ti ¡eres realmente afortunado!
En la lucha contra la pereza hay nuevo aliado y ¿no dicen siempre que no hacemos lo que debemos hasta que no le vemos las orejas al lobo? Pues adelante.
Si en algún momento del cambio de año te propusiste empezar a hacer deporte ¡ha llegado tu momento! Lo que está en juego es lo más valioso de que dispones: tu propia salud. Mantenerte activo, con un buen tono muscular y agilidad en general te va a ayudar mucho, tanto en esta batalla como en las que están por llegar.
Es cierto que todavía no hay vacuna y que quizás (esperemos que no) haya un nuevo repunte de contagios con la vuelta a la actividad y la apertura de los negocios en general, pero hay que salir adelante y seguir ¡seguir sanos y a salvo!
Nuestras rutinas, nuestras relaciones y nuestro trabajo, todo se ha visto afectado y no sabemos por cuanto tiempo, así que lo mejor que puedes hacer es buscar la forma de mejorarte, de mejorar tu estado de salud y de buscar una actividad que puedas sostener en el tiempo ¿empezamos por salir a pasear?
Mañana volveremos a vernos por la calle, luchando contra nosotros mismos para ser nuestra mejor versión, para ser mejores.
Allí nos vemos.
No sé si te pasa lo mismo, pero la psicosis de salir de casa ha ido en aumento con el paso de los días. Hasta el punto de hacerlo con nervios, como si fuéramos delincuentes o algo así. Yo todavía no he hecho ninguna visita al supermercado en la que no haya olvidado algo.
Encima salimos tensos, mirando a todos lados, fijándonos en todas las personas con las que nos cruzamos, escrutándolos por si tosen y calculando el lugar que debemos ocupar para respetar la distancia de seguridad que nos mantenga a salvo. ¡Eso sí que es una locura!
Si antes ya era malo la desconfianza entre nosotros sin fundamento alguno ¡imagina ahora! Pero ¿cómo le dices a nadie que no lo haga, que no desconfíe?
Es curioso el tiempo que estamos viviendo. Hasta hace poco tratábamos de recuperar las relaciones sociales sanas, el que los niños volvieran a tener ganas de jugar en la calle, el que los adultos dejásemos los móviles a un lado y apreciáramos la comunicación entre nosotros. Queríamos más aire libre, más vida sana, más humanidad y más humana.
Esto es como un zasca en toda la boca.
Habrá muchos padres que hayan permitido a sus hijos jugar durante horas en las consolas para soportar estos 50 días de encierro. Mientras, también ellos habrán visto tele hasta la saciedad por puro aburrimiento.
Ya no podemos tocarnos, tenemos horarios y límites para estar en la calle y, por si eso no fuera suficiente, nos separan por edades o intereses.
Besarnos es casi un suicidio y el gobierno amenaza con obligarnos a lucir mascarilla fuera de casa. Algo que por otro lado es de lo más coherente, pero ¿y todo eso de la vida sana, las relaciones sociales y los juegos creativos?
Ni siquiera el fútbol había tenido nunca tan poco atractivo como en estos días.
Bueno, los que nos moríamos por mover un poco las piernas por fin hemos podido hacerlo. De momento solo podemos salir de 6:00 a 10:00 o de 20:00 a 23:00h, pero ha sido fantástico.
Es cierto que no había forma de evitar ese recelo entre nosotros, mirarnos con cada transeúnte y apartarnos cada vez que llegaban a nuestra altura como si fuéramos imanes del mismo polo. Algo que en otras circunstancias nos había dado un poco de risa, pero que con las miles de víctimas que se han quedado por el camino a causa del coronavirus, bien se merece esa reacción ¡por la salud de todos y la nuestra en primera instancia!
Es como salir de noche a través de callejones oscuros después de ver una película de terror.
En general, las sensaciones no han sido malas, salvando mis últimos comentarios. Pero tenía ganas de notar esa fatiga que te impulsa a seguir o rendirte, a sacar fuerzas de flaqueza. Créeme que después de 50 días lo de hoy ha sido una prueba interesante que, sin duda, hará efecto en mis extremidades ¡ya te lo diré mañana! Pero las agujetas prometen.
Al llegar a casa tenía tenso incluso el abdomen ¡qué bueno!
Eso es algo que no resulta tan fácil de comprender para las personas que no han hecho deporte de gran intensidad o durante un largo periodo de tiempo.
Cuando yo entrenaba más duro, ya he hecho algún comentario al respecto en otros textos, esa congestión al terminar me producía una enorme satisfacción personal. Es una sensación de consciencia de uno mismo. Notas la tensión en cada músculo y sabes que puedes ejercer poder sobre ellos, controlarlos, moverlos a voluntad. Te sientes poderosa.
Sabes que has hecho un buen trabajo, que has podido, que has sido capaz y tu cuerpo ha reaccionado bien. Así es como mejora y como cambia todo.
No creo que nadie pueda discutir (o quiera) la importancia de sentirse sano y fuerte en estos días que nos han tocado. Resulta que la salud sí que es lo más importante de cuanto se sortea el 22 de diciembre de cada año y si te toca a ti ¡eres realmente afortunado!
En la lucha contra la pereza hay nuevo aliado y ¿no dicen siempre que no hacemos lo que debemos hasta que no le vemos las orejas al lobo? Pues adelante.
Si en algún momento del cambio de año te propusiste empezar a hacer deporte ¡ha llegado tu momento! Lo que está en juego es lo más valioso de que dispones: tu propia salud. Mantenerte activo, con un buen tono muscular y agilidad en general te va a ayudar mucho, tanto en esta batalla como en las que están por llegar.
Es cierto que todavía no hay vacuna y que quizás (esperemos que no) haya un nuevo repunte de contagios con la vuelta a la actividad y la apertura de los negocios en general, pero hay que salir adelante y seguir ¡seguir sanos y a salvo!
Nuestras rutinas, nuestras relaciones y nuestro trabajo, todo se ha visto afectado y no sabemos por cuanto tiempo, así que lo mejor que puedes hacer es buscar la forma de mejorarte, de mejorar tu estado de salud y de buscar una actividad que puedas sostener en el tiempo ¿empezamos por salir a pasear?
Mañana volveremos a vernos por la calle, luchando contra nosotros mismos para ser nuestra mejor versión, para ser mejores.
Allí nos vemos.
Ahora nos guardamos las distancias.
ResponderEliminar