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Vamos a ponerle nombre: la dieta se llama cetogénica

Todos los días hay 40 o 50 lectores nuevos, pero solo en los artículos relacionados con la alimentación o el peso... Veo que estás con la operación bikini ¿eh? Yo la mía la he pospuesto hasta el 2023 negociable, que ahora me viene mal y las cosas con prisas nunca salen bien.

Quizás este no sea tu primer post y ya sepas que soy una ávida lectora sobre nutrición, biología, bioquímica, salud y otros temas relacionados con estar como una rosa por dentro y por fuera durante todas las etapas de la vida. Ni te cuento todo lo que ha pasado por mis manos desde los 12 años o así que empecé con esto.

Y de todo lo que he leído, algunas opciones las he probado y otras no, además de que algunas de ellas han tenido más influencia en mí que otras, por supuesto. El libro de La dieta paleo de Robb Wolf me pareció muy interesante por su base. Sin duda creo que hemos evolucionado pero, de la misma forma que mantenemos ciertos instintos, quizás otros aspectos no han cambiado tanto como parece. Es decir, que la industria alimentaria tenga recursos infinitos para tentarnos no significa necesariamente que la innovación esté mejorando nuestra salud general.

Hay aspectos curiosos sobre la alimentación paleo, aunque generalizar es complicado, lo que significa que no tiene porqué ser ideal para todo el mundo. Por ejemplo, el hecho de que con el estómago vacío estemos más alerta porque antes salíamos a cazar cuando ya no quedaba comida, vale, te lo compro. Pero no puede pretender correr 20 km alguien recién levantado que habitualmente hace un desayuno inglés cada mañana 3 minutos después de haberse despertado. Al menos no de un día para otro.

Eso no es cuestión de que sea o no verdad, se trata de costumbres y hábitos. Si tu cuerpo está acostumbrado a un desayuno copioso, seguramente tendrás que hacer algún tipo de adaptación si quieres salir de casa en ayunas o hacer algún ejercicio antes de esa primera comida del día.

Lo cierto es que yo salía a hacer deporte sin desayunar cada día y hablo de entrenamientos de resistencia bastante duretes, parecidos al Cross Fit de ahora y con carrerita previa, con lo que mi primera comida diaria era como mínimo 2 o 3 horas después de despertarme y nunca noté ninguna flojera, pero eso no significa que a ti te pase lo mismo. Ni siquiera significa que ahora me pasaría lo mismo a mí si trato de recuperar esas rutinas.

También me gusta mucho toda la explicación respecto a diferentes hidratos de carbono que solemos comer a diario y no deberíamos, pero esto es bastante más largo. Dime si quieres que te lo cuente en otro post.

Después, Valter Longo (autor de La dieta de la longevidad), nos habla de sus estudios respecto a las personas más longevas; en qué países se encuentran, en qué se basan su dieta y cuáles son sus características principales. Ahí encontramos referencias a las grasas buenas como olivas, su aceite virgen extra, frutos secos, pescados y vemos que rara vez aparecen carnes y frutas, pero sí muchos vegetales.

Por otra parte, en 2016 se hizo público el estudio de media vida del japonés Yoshinori Ohsumi y la autofagia, tras concederle el nobel en medicina, aunque no era la primera vez que se hablaba de este concepto. El caso es que eso llevó a la floreciente moda de los ayunos intermitentes, idea que Elsa Pataki hizo suya y se ha encargado de divulgar. ¿Y quién no querría probarlo con esos resultados tan maravillosos? Como si ella no dedicara cada día a hacer un entrenamiento pormenorizado para conseguir y mantener lo que tiene.

Pero bueno, ya sabes (y si no lo sabes te lo digo yo), que a mí me gusta empaparme bien antes de probar cosas, como cuando hice un ayuno de una semana. Estaba tan saturada de información y con tantas ganas de probarlo que no me costó nada empezar y, a pesar de estar encerrada en casa por el confinamiento, llegué al objetivo sin problemas.

¿Cosas buenas de aquella experiencia? Que resulta revelador ser consciente de que llevas ya 5 o 6 días sin comer y eres capaz de llevar una vida normal (aunque yendo al baño solo a hacer pis) y con suficiente energía para acabar los días normalmente. Eso me hizo pensar en la carga psicológica del hambre y la alimentación.

¿Lo volvería a hacer? Quizás bajo circunstancias especiales, aunque una o dos veces al año hacer algún tipo de ayuno o estar unos días solo con líquidos o con caldos, me parece buena idea, sobre todo en los cambios de estación, pero esto es una opinión personal y no una recomendación para ti.

Cosas así más llamativas fue cuando probé durante 2 semanas a hacer solo una comida al día, lo que se conoce como OMAD por sus siglas del inglés (Only Meal A Day). En este caso no me gustó tanto la experiencia. Me parecía muy complicado poder llevar una vida normal haciendo eso, sin sentirme un bicho raro ni tener que quedarme mirando mientras los demás comen. Y también era difícil conseguir comer las calorías diarias necesarias solo en una ingesta ¡un poco locura!

¿Lo volvería a hacer? Si puedo elegir no, si no queda más remedio... Pero creo que me provocó algo de ansiedad y no gestioné bien la sensación de hambre psicológica o las ganas de comer. Nada, descartado.

Y apareció la dieta cetogénica, no ahora, que es bastante anterior, pero digamos que confluían en ella varias de las cosas con las que coincidían diversos autores. Parece ser que esta dieta se ideó para evitar crisis en las personas que tenían epilepsia, aunque con el tiempo surgieron otros beneficios.

Lo primero que me gustó fue la eliminación del azúcar por completo (ya sabes la tirria que le tengo), incluidos los hidratos de carbono que el cuerpo considera y trata como si también fueran glucosa. Y lo segundo fue la incorporación de esas grasas buenas como parte esencial de la ingesta diaria y en cantidad mayor al resto de macronutrientes (proteínas e hidratos).

Llevo más de 10 años leyendo los problemas y complicaciones que ocasiona una dieta baja en grasas, es decir, lo que siempre nos han vendido para adelgazar, el pasarnos a la lechuga con el pollo a la plancha. 

Dichas carencias de grasas se asocian a multitud de enfermedades como dolencias cardíacas, problemas de triglicéridos o bajo nivel de colesterol bueno (el HDL), problemas de testosterona y de fertilidad en las mujeres, problemas mentales y cognitivos e incluso algo leí sobre un estudio que lo relacionaba con la esclerosis múltiple, pero de esto hace mucho tiempo y no te lo podría confirmar. Creo que era un informe que hablaba sobre la gran indicencia de esta enfermedad (la esclerosis múltiple) en países del "primer mundo" en relación a los pocos casos que aparecían en países menos desarrollados. En fin, que no parece nada bueno.

Y a eso hay que unirle el hecho de que nuestro cerebro está compuesto de grasa, al igual que nuestros órganos internos, entonces ¿cómo es posible que sea mala?

Otra cosa son también las malas interpretaciones porque llevo tiempo leyendo opiniones de otras personas respecto a la dieta keto (de rabiosa actualidad) y que alegan problemas de colesterol, pero es que basan sus grasas en carnes procesadas, chorizos, embutidos o bacon y yo creo que esto deberían ser las excepciones y deberíamos buscar el porcentaje de grasa diario en aceites crudos, frutos secos, pescados, quesos, huevos o aguacates, sin olvidarnos de las verduras y las ensaladas.

De hecho, por estos comentarios más de uno me ha hecho la cruz, siendo que yo llevo el control de mis macros a rajatabla... Pero eso es normal, cada cual hace lo que considera. 

¿Ventajas? Creo que ya lo comenté alguna vez en textos anteriores, pero me gusta sobre todo que como cosas de 1 solo ingrediente, a no ser que hago yo una receta y le ponga 4 o 5 cosas, entiéndeme, pero mi alimentación se basa en cosas reconocibles: lechugas, huevos, aceite, aguacate, tomates, verduras, carnes, pescados, quesos, nueces, huevos... Alimentos sin procesar, más parecidos a los que escogerían nuestros ancestros. Sin azúcar ni edulcorantes, sin hidratos más allá de los que llevan las verduras, frutas y hortalizas y sin pasar ni hambre ni penurias de ningún tipo. 

Dos meses después de haber tomado esta determinación sigo deseando mantenerla y me planteo la posibilidad de prolongarlo en el tiempo, pero después de haberme hecho analíticas, para ver que todo va tan bien como parece. 

Otras noticias relacionadas como esta también ayudan: La dieta cetogénica prolonga la esperanza de vida, un artículo interesante que compara sus efectos a los del ayuno en cuanto al fortalecimiento para las células que supone seguirla.

Dime si has probado esta dieta y qué te gustaría saber sobre ella o critica mis reflexiones y dame tu opinión al respecto, todos los comentarios son bienvenidos y las recetas también.



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