Ir al contenido principal

El cochino dinero ¿o qué opinas tú al respecto?

Está claro que no puedo dejar pasar tanto tiempo sin escribir, porque se me amontonan las ideas y después voy saltando de un tema a otro sin ton ni son y ya lo sé, eso te marea. Perdón. Aunque lo cierto es que me debato un poco entre varias opciones, porque veo que te gusta que publique vivencias y experiencias que tengan que ver con el peso o la dieta, pero también te gusta todo el salseo relacionado con el sexo o las relaciones.

Voy a ver si te sorprendo y me hago un poco la rebelde. 

Ya llevamos un tiempo en la década de los 40, no somos novatas y por eso empezamos a valorar opciones de futuro. A pesar de que todavía tenemos por delante unos 25 años de vida laboral activa (esperemos que menos). No obstante, cada vez parece haber más incertidumbres y, siempre sin agobiarse, es interesante pensar en ese futuro que nos espera.

No sé tú, pero yo vivo sola y estoy fenomenal porque empiezo a sentirme bien en casa y en este nuevo lugar al que me mudé hace ya 10 meses, en Alcoy. Y todavía tengo a toda mi familia sana y feliz, desperdigada por otras provincias, con lo que existe una red de apoyo real que me sostiene y a la que estoy súper agradecida. 

Y a pesar de esto que te digo, el hecho de llevar tiempo cuidando de mí y después de ciertas situaciones fallidas, necesito estar segura de que podré seguir haciéndolo y también de que tendré opciones pase lo que pase. Por ejemplo, si tuviera algún accidente o problema y necesitara que alguien cuide de mí o deba estar algún tiempo sin poder trabajar ¿te imaginas?

Esto se resume en: tener libertad financiera. Porque sí, tengo un trabajo a jornada completa y sí, también estoy de alta como autónomo y mantengo un cierto número de clientes habituales (y alguno nuevo). Pero no creo que eso sea suficiente porque son opciones que siguen lastrándome a mí.

Por otro lado, no me gusta el hecho de darme cuenta de que si gano mil euros al mes vivo ajustada a esa cantidad, pero si gano dos mil, tres mil o más, también me ajusto igualmente. Es decir, aumentan mis gastos fijos y variables en la misma proporción en la que lo hacen mis ingresos y eso me ata a ese salario y a esa vida, me obliga a seguir dentro de esta rueda. Y si me acostumbro a este ritmo de vida, no existe la opción de prosperar o de conseguir algo mejor. Ni siquiera de buscar opciones para mi jubilación o previas a esta.

Mi negocio no es actualmente escalable porque depende mucho de mí y de mi pericia, tanto como escritora como en el campo de la creatividad y el marketing digital. Tendría que valorar hacer más cursos, abrir un canal en YouTube o vender infoproductos relacionados con esas habilidades particulares. Opciones limitadas ahora mismo, dado que dedico unas 50 horas o más a la semana solo a mi puesto de trabajo por cuenta ajena.

Supongo que ya habrás imaginado que he leído ciertos libros, como "Padre rico, padre podre" o "Mente millonaria", entre otros y me he interesado por las inversiones, la diversificación del capital o la búsqueda de activos rentables. Sí, lo he hecho y sigo haciéndolo. Cuéntame si esto te interesa o si quieres que profundice en estos temas.

Y, volviendo a los libros ¿sabes de qué me he dado cuenta? De que la primera barrera para poder "ganar" o tener más dinero está en mi mente. Está en la forma en la que me relaciono con el dinero, en mis creencias, en mis experiencias y en mis herencias mentales. Y es que en mi familia valoramos el trabajo y más aún que eso, las ganas de trabajar. El trabajo nos hace honrados y válidos para la vida y dedicar muchas horas está bien visto y es bueno, te hace bueno. Sin embargo, las personas con mucho dinero, los millonarios, siempre tienen connotaciones negativas, ellos son como el enemigo.

Es cierto lo que dice T. Harv Eker en su libro, porque es así también para mí. Todas esas frases de "nadie se hace rico trabajando" o "hay que trabajar duro por dinero" o "el dinero corrompe a las personas". ¿Te imaginas? Llevo toda la vida acumulando ese tipo de creencias relacionadas con el "vil metal", entonces ¿cómo iba yo a pensar si quiera en acumular, tener o conseguir grandes cantidades de dinero? ¿Eso no me hará mala persona? ¿Eso no será mi perdición o mi maldición? ¿No dicen que el dinero no da la felicidad?

Todas estas frases minan mi voluntad de cambiar las cosas y me llevan por un camino de forma inconsciente que me hace esclava de mi trabajo. ¿Cuántos meses podrías sobrevivir tú si ahora te echan a la calle y no te dan paro o subsidio alguno? ¿Cuántos? 

Es por eso que la parte más dura de este cambio tengo que llevarla a cabo conmigo misma. Es imposible que si detesto a los ricos yo pueda llegar a serlo ¿Acaso tú te convertirías en alguien a sabiendas de que es lo peor? Sin duda no.

Y el primer paso ha sido entender que yo soy una buena persona, con independencia de lo que tenga o deje de tener. Lo soy porque está en mi naturaleza y por eso el dinero no podría cambiar esto de mí.

Quizás lo leas y te parezca algo sencillo o absurdo, pero no lo es. Cambiar las creencias que tenemos es muy complicado, porque hemos construido nuestras ideas, nuestras experiencias y nuestra forma de relacionarnos con el entorno en base a esas creencias. Imagina que en mi familia el peor insulto es que te llamen vago, pero ahora sé que, cuando tenga mucho dinero, sin duda no me pasaré la vida tumbada al sol en la playa rascándome la barriga, porque eso tampoco está en mi naturaleza y no lo hago ni siquiera en vacaciones, por eso sé que el dinero no me va a cambiar.

He perdido mucho dinero muchas veces por mis creencias y sigo haciéndolo. No es algo tan consciente, no es que yo piense "mira, lo tiro por si me corrompe", no es tan fácil, pero inconscientemente lo sigo haciendo. 

Aun ahora, lo que más detesto de mi negocio, es tener que reclamar las facturas que me deben ¿te lo puedes creer? Me da vergüenza llamar a la gente para recordarles que ya he cumplido mi parte, que he hecho mi trabajo y que deben pagarme tal y como acordamos. Ni te digo las facturas que me quedan pendientes por cobrar y muchas de ellas las doy por perdidas. 

¿Cómo es posible que sea a mí a quien le dé vergüenza hacer estos trámites? Esto es algo que sin duda debo cuestionarme y seguir trabajando para "curarme" de estas creencias. Porque conseguimos dinero a cambio de nuestro tiempo, de nuestros años, del paso de nuestra vida, lo que significa que la dedicamos al dinero y eso no debería ser así. Los años que han pasado ya no volverán y ahora debo plantearme qué porcentaje de los que me quedan quiero dedicar a trabajar por dinero, cuántos de ellos quiero dedicarle al dinero. No sé tú, pero yo los menos posibles. Por eso estoy aprendiendo a poner al dinero a trabajar para mí.

Y lo cierto es que tengo ya camino ganado, porque no soy una persona de excesos; conduzco un coche viejo que aguantaré todo lo que pueda, no soy caprichosa, no gasto dinero en joyas, apenas compro ropa o calzado y tengo un único bolso. Eso está bien porque significa que no estoy cambiando mi tiempo vital por cosas materiales. No creo que haya nada que tenga tanto valor y eso no significa que no me concedo alguna licencia de vez en cuando, sobre todo si se trata de viajes, restaurantes y otras experiencias.

Por otro lado, está el miedo. El miedo a fracasar, a perder dinero, a que salga mal, a que lo haga mal. Y eso también tiene una raíz en nuestras creencias ¿desde cuándo nos han premiado por intentar algo, aunque fracasemos? ¿Te suena algo así en el colegio?

Este ejemplo está muy manido, pero si al empezar a caminar lo dejáramos con la primera caída, nos pasaría a todos como a mí cuando estaba aprendiendo a ir en bicicleta, que le cogí miedo y me costó años olvidarlo y volver a intentarlo.

El fracaso es un gran maestro y no puede ser una barrera ni una excusa ni una limitación. Si nos equivocamos volvemos a empezar, pero esta vez por otra vía. Así de simple y así de complicado a la vez. Sin duda mi madre sabrá de qué hablo porque cada cosa nueva, cada "paso de gigante" o cada cambio cualitativo me ha dado miedo y me da miedo; antes, ahora y seguramente toda mi vida. Pero ¿sabes qué? Que ese miedo me obliga a estudiar, a formarme, a indagar, a valorar todas las opciones y supuestos, a acumular respuestas e ideas para afrontar esos posibles errores que están detrás de mi miedo. No puedo evitar ese miedo, pero no me paraliza, al contrario, lo he convertido en mi particular rampa para coger impulso.

Tengo miedo a equivocarme y a perder, por supuesto, y si eres como yo sabrás cuánto nos está costando tener dinero, aunque sea poco y cuántos años preciosos le estamos dedicando, demasiado tiempo como para ahora sentir vergüenza por reclamar facturas.

Y ahora viene lo que estabas esperando: hay muchas opciones de hacer crecer el dinero, muchas. No es fácil entenderlas y por eso no hay que lanzarse a lo loco hasta que no tengamos ciertas nociones claras cristalinas, pero hay un montón de productos que pueden hacer que sea nuestro dinero quien trabaje para nosotros y crezca de forma exponencial. Por desgracia, aún no conozco ninguna coherente que me pueda hacer rica de un día para otro, incluso poner a trabajar al dinero lleva su tiempo, pero todo es posible.

Y, llegados a este punto, te diré tres cosas que para mí son un hecho irrefutable: la primera es que formarse, aprender y leer son ejercicios súper importantes y que no solo son el primer paso, sino que siempre tienen que estar en vigor, siempre a lo largo de tu vida. 

La segunda es que no inviertas dinero en productos que no entiendes o que no sabes cómo funcionan, pero ni un céntimo, porque es muy fácil equivocarse y porque nadie estamos exentos de que nos puedan timar o engañar, así que lo dicho. 

Y tercera, diversificar es importantísimo; no te quedes en el producto cómodo que ya conoces y controlas porque las crisis se suceden constantemente y entre eso y lo complejo que es el mercado, nunca sabes qué es lo que caerá mañana y qué es lo que subirá o mejorará. Por eso te pido que vuelvas al punto uno y sigas aprendiendo y formándote para poder tener al menos 6 o 7 fuentes de ingresos diferentes.

¿Qué te ha parecido? ¿He conseguido sorprenderte? ¿Qué opinas al respecto?





Comentarios

Entradas populares de este blog

Descubriendo la mente de una persona con trastorno de la personalidad narcisista

Es teoría, este tipo de psicopatía solo afectaba al 1 % de la población y cerca del 75 % de estas personas son hombres. Es decir, que en España teníamos a casi 500.000 personas con trastorno de la personalidad narcisista o TNP y, de ellos, unos 370.000 eran hombres, que así es más fácil verlo. No obstante, hablao en pasado porque recientes estudios confirman que este porcentaje podría estar ahora mismo entorno al 20 % ¡no me puedo creer este aumento tan significativo! Pues lo cierto es que, según parece, hasta el 50 % de ellos los podemos encontrar en empresas, en puestos directivos o como jefes/dueños/socios del negocio. Creo que esto debería ser un nuevo patrón para este perfil de psicopatías ¿no te parece? Una mayoría de hombres y la mitad en puestos de responsabilidad. Y bueno, volviendo a esos 370.000 que ya tenemos "censados", por decirlo de alguna forma y obviando supuestos más alarmantes, quizás podrías pensar que es casi como encontrar una aguja en un pajar ¿no? Meno...

Motivación para empezar un ayuno prolongado (no me he vuelto loca, todavía no)

Se acabó el fin de semana familiar y no faltaron las manifestaciones emocionales, los malos recuerdos, los buenos y los momentos juntos. No hay nada mejor que tener familia, pero una unida. Esta vez celebrábamos el cumpleaños de los 60 de mi madre, una fecha muy especial y en la que no queríamos que faltaran las sorpresas, así que le dedicamos tres días: el 11, que es la fecha oficial; el 15, porque nos juntábamos para comer y el 16 que hicimos una escapada de chicas y nos la llevamos a gastos pagados a pasar el domingo por ahí. Creo que con eso también doy por zanjado el mes de agosto, en cuanto a vacaciones se refiere. Lo peor de estar unos días en el pueblo es volver. Ahí las noches siguen siendo frescas y estar en manga corta, al menos para mí, no es nada cómodo. De hecho dormí bien tapada y muy a gusto. Nada que ver con lo que encontré aquí... Si no fuera por los gatos (y el trabajo), me habría quedado allí hasta noviembre ¡por lo menos! Y lo siguiente peor de estar allí son los s...

Momento vital: mejorando

¡Cuántas ganas tenía de escribirte! Pero lo cierto es que ser mamá es un trabajo a tiempo completo y que te ocupa las horas como si tal cosa; empiezas con el paseo y cuando te das cuenta ya la estás acostando y así, todo rodado, los días pasan con gran velocidad. Las noches también se hacen cortas, pero no hay tiempo para pasar sueño, solo algún bostezo furtivo mientras estás haciendo otra cosa. Un poco locura. ¿Vida social? Quizás dentro de un año, mientras tanto hay demasiadas cosas que hacer. ¿Morriñas? Bueno, no puedo decir que no haya cosas que eche de menos, pero realmente no son tan necesarias y es que ahora todo parece haberse quedado en un segundo plano. Supongo que, como casi todo en la vida, es cuestión de prioridades y ahora las mías son otras.  Solo un inciso: es cierto eso de que las personas que no tienen bebés no son conscientes de la cantidad de tiempo libre de que disponen. ¡Vaya! Tú y yo teníamos muchas cosas a medias que deberíamos ir retomando ¿verdad? Mientras...