¡Vaya! Pensarás "sí que le ha durado el paréntesis". Qué se le va a hacer, el trabajo me despista de hacer otras cosas.... ¿A ti te pasa? Quiero decir ¿ha cambiado tu relación con el trabajo a raíz de este último año fatídico? Puede que para algunos haya sido la puntilla, después del asomo de una crisis, para aceptar cualquier cosa a cualquier precio. Espero que no sea tu caso. Te llamo y me lo cuentas...
(Es broma)
Yo creo que me decanto por las alternativas, sin importar cuáles sean las tareas, pero haciendo cosas que disfrute de verdad y en las que quiera invertir mi tiempo.
Valoro más los días libres y ya no trabajo de lunes a domingo, sin duda un cambio importante. ¡Ya solo falta poder viajar a cualquier lugar en cualquier momento! Eso sí sería un buen colofón para terminar con todo esto, aunque sepamos que no va a terminar del todo.
Solo me faltan 10 días para coger vacaciones relativas (en el trabajo ajeno, no en el mío) y estoy un poco como si se acercara el fin de semana pero a mayor escala. ¿Sabes todo eso que vamos aparcando de lunes a viernes con la intención de hacerlo durante los días libres y que después llega el sábado y estás sin ropa limpia, con la casa patas arriba y diversas tareas pendientes? Pues yo he hecho lo mismo con las vacaciones.
Llevo meses posponiendo cosas que quiero retomar en estas semanas y he llegado a un punto en el que debería hacerme un listado para establecer prioridades ¡porque ya no llego a todo seguro!
Te adelanto que habrá novedades y cambios, pero hasta aquí puedo leer, porque lo consiga terminar ahora se quedará pendiente para las vacaciones de diciembre. Lo sé, un desastre. Haré esa lista.
Hoy me siento idealista y con ganas de soñar despierta, diría que feliz.
Quiero afrontar estas vacaciones tan roñosas con ganas de quererme y para retomar objetivos (o modificarlos). Porque al final, uno a uno, han ido cayendo los planes y previsiones, con lo que me niego a pasar estas tres semanas como cuando estuvimos confinados las 24 horas al día. Y tampoco quiero perderme en horarios infames con cenas a medianoche y desayunos a las 13:00h. Al menos no los 21 días.
¡Quiero aprovechar para marcar nuevos inicios! Renovar, cambiar y empezar de nuevo! Llevo semanas pensándolo y ya no voy a procrastinar más. Este año, entre la mudanza y todos los cambios vitales acontecidos, me he rezagado mucho.
Aunque, en realidad, hay ideas que es más fácil afrontarlas desde el 1 de septiembre (como si tocara la vuelta al cole y el inicio de un nuevo curso) que el 1 de enero ¿no te parece? Porque empezar con el nuevo año es más complicado; si quieres hacer nueva dieta, debes esperar a que pasen Reyes; si quieres cambiar tus rutinas, hay que esperar a incorporarnos al trabajo y, si quieres iniciar nuevas aficiones, hay que esperar a recuperarse de los gastos navideños.
Quizás sea por eso que lo llaman "cuesta de enero", porque se hace cuesta arriba y al final terminas pagando el gimnasio y no te da tiempo a empezar a ir hasta, al menos, el 1 de febrero... Con suerte.
Sin embargo, cuando llega el 1 de septiembre entramos de lleno en la rutina, así ¡a sangre fría" Si festivos a la vista hasta el puente de octubre, por lo que no hay escapatoria. Hay que estar al 100 %, con nuevo calendario, nuevas rutinas, nuevo ejercicio laboral y nuevos objetivos. Y eso es justo lo que quiero hacer, pero ensayándolo ya desde agosto.
¿Con qué inconvenientes te encuentras tú cuando quieres cambiar tus rutinas o incorporar nuevas costumbres a tu vida?
¿Qué te gustaría hacer en un día laboral perfecto? Me refiero a uno de esos de entre semana en los que tenemos la agenda llena de la mañana a la noche.
¿Sientes que estás haciendo todo lo que te gustaría hacer?
¿Cuáles son tus objetivos pendientes, esos que te propones cada año (de forma inmediata o en el medio/largo plazo) y que todavía siguen esperando su turno?
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