Ir al contenido principal

Arroz con cosas ¡no se lo digas a nadie!

 Hoy tocaba arroz con cosas. Había sobras y algún alimento suelto que tenía que gastar ya y bueno, el arroz es muy socorrido, está bueno con casi cualquier cosa, excepto con las que yo le he puesto hoy, parece ser.

Lo cierto es que el aspecto no era malo, pero el sabor era horrible ¿cómo me ha podido salir tan mal? Vaya tela. Cuando repartieron el talento culinario a mí me pillaría haciendo pis o la siesta ¡vete tú a saber! Porque debo ser la única valenciana que no hace bien el arroz con cosas.


He aquí el cuerpo del delito. Alguna vez he oído decir que si mezclas cosas que están buenas, el resultado también debe estarlo, pues el caso es que no es una verdad científica y aporto la prueba empírica que puede verse en la imagen sobre este párrafo.

Ahora debo pedirte que no comentes con nadie este desliz que he tenido, podría dañar mi reputación en el ámbito familiar. Porque verás, hace muchos años que no convivo con mi familia y, en las contadas ocasiones que nos vemos y me toca cocinar algo a mí, curiosamente sale bien o bastante aceptable. Quiero pensar que en esas veces he conseguido agotar las cuatro cosas que tengo medio dominadas, por puro azar y por eso suelen pensar que cocino bien ¡que cocino bien!

Es por eso que esto debe quedar entre tú y yo.

Una vez asistí a un curso para aprender a hacer galletas, fui con mi hermana y la verdad es que aquella receta resultó ser muy sencilla de elaborar. Había tan pocas posibilidades de cagarla, a menos que confundieras algún ingrediente, como la sal por el azúcar. Y esa fue una de mis recetas estrella en varias ocasiones. 

Le saqué bastante partido, pero llega un momento en el que hay que cambiar ¡no solo de galletas vive el hombre! Sobre todo porque yo no las como. Y eso complica las cosas.

Una de mis últimas estrategias era ofrecerme para hacer las compras o fregar todo los cacharros al terminar. Algo que me eximía de cocinar nada, porque claro, yo ya traía aperitivos, pan o esas cosas.

Supongo que era una excusa cogida con pinzas, pero funcionaba.

Mientras tanto, jóvenes talentos emergían de las oscuridad; mis primos más jóvenes ya pasan todos de los 30, edad suficiente para deleitarnos con sus recetas favoritas. Es como tomar el relevo ¡algo estupendo!

Aunque este año casi que preferiría cocina con tal de pasar la Nochebuena en familia, como hasta ahora. Otras fechas no parecen tener tanto peso, incluso he pasado la Nochevieja varias veces sola en casa y sin ningún pesar por perderme las uvas o las campanadas o el jaleo nocturno. Los Reyes tampoco son especialmente emotivos o queridos para mí, pero la Nochebuena es otra cosa.

Es un día fantástico en nuestra familia, en el que nos reímos juntos, nos abrazamos, nos gastamos alguna bromilla, nos hacemos regalos, jugamos y lloramos. El único día del año en el que comemos por encima de nuestras posibilidades y nos reunimos todos juntos.

Creo que la Nochebuena de este año va a saber parecida a mi arroz con cosas.

¿Qué vas a hacer tú? ¿Cómo tienes previsto que sean tus Navidades de este año? Te prometo que yo tampoco me chivaré ¿me lo cuentas?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Descubriendo la mente de una persona con trastorno de la personalidad narcisista

Es teoría, este tipo de psicopatía solo afectaba al 1 % de la población y cerca del 75 % de estas personas son hombres. Es decir, que en España teníamos a casi 500.000 personas con trastorno de la personalidad narcisista o TNP y, de ellos, unos 370.000 eran hombres, que así es más fácil verlo. No obstante, hablao en pasado porque recientes estudios confirman que este porcentaje podría estar ahora mismo entorno al 20 % ¡no me puedo creer este aumento tan significativo! Pues lo cierto es que, según parece, hasta el 50 % de ellos los podemos encontrar en empresas, en puestos directivos o como jefes/dueños/socios del negocio. Creo que esto debería ser un nuevo patrón para este perfil de psicopatías ¿no te parece? Una mayoría de hombres y la mitad en puestos de responsabilidad. Y bueno, volviendo a esos 370.000 que ya tenemos "censados", por decirlo de alguna forma y obviando supuestos más alarmantes, quizás podrías pensar que es casi como encontrar una aguja en un pajar ¿no? Meno...

Momento vital: mejorando

¡Cuántas ganas tenía de escribirte! Pero lo cierto es que ser mamá es un trabajo a tiempo completo y que te ocupa las horas como si tal cosa; empiezas con el paseo y cuando te das cuenta ya la estás acostando y así, todo rodado, los días pasan con gran velocidad. Las noches también se hacen cortas, pero no hay tiempo para pasar sueño, solo algún bostezo furtivo mientras estás haciendo otra cosa. Un poco locura. ¿Vida social? Quizás dentro de un año, mientras tanto hay demasiadas cosas que hacer. ¿Morriñas? Bueno, no puedo decir que no haya cosas que eche de menos, pero realmente no son tan necesarias y es que ahora todo parece haberse quedado en un segundo plano. Supongo que, como casi todo en la vida, es cuestión de prioridades y ahora las mías son otras.  Solo un inciso: es cierto eso de que las personas que no tienen bebés no son conscientes de la cantidad de tiempo libre de que disponen. ¡Vaya! Tú y yo teníamos muchas cosas a medias que deberíamos ir retomando ¿verdad? Mientras...

¡He sobrevivido a la maternidad! De momento

¡Vaya tela! He tenido un bebé ¡HE TENIDO UN BEBÉ! Aun así, a pesar de repetirlo, me parece mentira, si no fuera por todo lo que he sufrido, llorado y vivido en estas últimas semanas. Eso sí que es real. Eso y que ahora solo doy medios abrazos, porque siempre tengo un brazo ocupado, claro. ¿Así es la maternidad? He llorado más que en toda mi vida junta y la mayor parte de las veces ni si quiera sabía por qué lo hacía, solo era un sentimiento fantasma y profundo que no podía detener, aunque si hay algo que destacar es la soledad, la sensación infinita de soledad, de no poder explicar, de no poder verbalizar y de no poder evitar o delegar todo ese dolor. La incomprensión exterior y ese apoyo que no estaba ahí también cuentan. En el hospital, cada persona que entraba a verme era para hacerme daño, la vía, los tactos, las sondas, la epidural, la cesárea y todo eso no mejora tras dar a luz. De repente te enfrentas a una imagen frente al espejo que no reconoces; hinchada, envejecida, cansada ...