Mi tercer día de ayuno, al que bautizo oficialmente como el día de los mocos y la lengua de trapo. Pero vamos por partes.
Apenas he dormido unas 4 horas porque tenía una videoconferencia muy temprano, pero no he podido resistir la tentación de volver a acostarme al terminarla. Así que he improvisado una siesta de dos horas más y al despertar he contestados mis correos y he salido a la farmacia, por el asunto ese de aguas mayores que ocupaba mis inquietudes ayer.
Poco después de volver a casa ya está todo solucionado ¡el tema de la falta de evacuaciones y las molestias derivadas resuelto! Así que un problema menos. Pero no descarto tener que repetir... Ya veremos. Va a ser curioso descubrir cuántos días es capaz mi cuerpo de eliminar productos de deshecho a pesar de no ingerir nada ¿hacemos una apuesta? ¿Cuánto tiempo después de dejar de comer crees que voy a estar evacuando restos de comida? La verdad es que me interesa confirmar los datos de que dispongo.
Hace tiempo que me sorprendió leer que hay procesos digestivos que llevamos a cabo durante días. Por ejemplo los relativos a eliminar restos cárnicos, aunque la digestión en general tarda de 2 a 5 días (con razón huele mal) en culminarse ¡ups! Creo que te estoy dando demasiadas pistas. La apuesta no vale ¡me retiro!
Hoy también me he tomado una infusión de diente de león por la mañana, durante la videoconferencia. Las molestias no han pasado y la cabeza sigue siendo un incordio, a pesar de mi pequeño triunfo intestinal. Tengo sensación de flojedad, pero no cansancio, solo un leve mareo y debilidad. Según Alejandro esto indica que no estoy todavía en autofagia y quizás mi cuerpo trata de reclamarme azúcar por todos los medios. Supongo que se resiste a doblegarse ¡no esperaba menos viniendo de mí!
Por la tarde me hago un café largo rebajado con agua (sin ningún tipo de edulcorante ni nada más añadido) y me sabe bastante rico. Aunque yo ya estaba acostumbrada a tomar el café sin condimentos, pero me gusta. Se supone que eso debería aliviar un poco mi dolor de cabeza, pero preferiría no tomar ningún otro café ni té en lo que resta de ayuno, así que espero estar mejor mañana.
La tarde trascurre sin novedad, a excepción de que continúa mi sensación de lengua de trapo y que estoy eliminando mocos cada dos por tres. Otro de los efectos habituales y que nombra bastante gente. Por ejemplo, este tipo dice que su cuarto día fue el peor, que se encontraba muy mal, hasta que vomitó una mezcla de agua con mocos y se sintió muy aliviado y dispuesto a continuar.
Yo no he vomitado ni ganas, tampoco he tenido ninguna sensación de querer hacerlo, solo que llevo todo el día echando mocos (espero que todos estos temas escatológicos no te persuadan de seguir leyendo mi blog, pero perdona por se tan clara, creo que es parte del propósito de relatar esta experiencia).
Es curioso cómo mi cuerpo trata de deshacerse de residuos, ya que parece que no todo lo excretamos por las mismas vías.
Supongo que, a pesar de todo, estoy en el buen camino y mi ayuno de 7 días, perdón, mi ayuno de 8 días sigue su curso normal. Sí que he pensado en comida y en lo mucho que me apetece algún que otro plato, sobre todo porque estoy tratando de organizar una desescalada coherente, para cuando termine de ayunar.
¿Lo que me repito para seguir adelante? Que todas esas comidas deliciosas seguirán a mi alcance igualmente dentro de dos semanas, así que puedo esperar.
Por lo demás, no puedo decir que haya tenido hambre porque no ha sido así, es más un deseo psicológico por la comida. Y, por otro lado, me motiva bastante mi fuerza de voluntad y mi capacidad para seguir adelante, además del shock, por decirlo de alguna manera, de ser consciente de que vivo sin comer y soy capaz de llevar a cabo todas las tareas diarias ¡curioso!
¡Y he salido a pasear! Eso que no falte. He caminado durante una hora, pero como es el tercer día, he ido por caminos con bastantes cuestas, un poco por probarme y nada, sin novedad.
Ahora mismo acumulo más de 70 horas seguidas sin comer, con un café y varias infusiones y, se supone, que he superado los peores momentos, porque todo lo que he leído indica que a partir de mañana la cosa cambia y mi cuerpo entra en autofagia, cambiando por fin la forma en que obtiene su energía y dedicándose a sanarme en sus ratos libres.
Por lo tanto, doy por superado mi tercer día de ayuno prolongado ¡Vamos allá!
Comentarios
Publicar un comentario
¿Te ha gustado? Dime cosas.