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Orgullo y prejuicio, pero sin la primera parte

Hay que ver la cantidad de prejuicios que arrastramos, a veces son tantos que casi nos valdría más la pena no hacer nada. Imagina que vas a empezar una tarea, pero ya piensas que va a salir mal por esto o que a la gente le va a disgustar por lo otro ¡asombrosa la capacidad de las personas para manejarse con la bola de cristal!

Y si arrastras prejuicios hasta los 40 años ¡peor! Porque seguro que habrá alguno que se enquiste y ya no te lo quites de encima. Esos después pasarán a ser "cosas de viejos" ¡cuidado con eso!

Por ejemplo, los prejuicios que tenemos con la gordura o la gordofobia, como dice una amiga mía. No sé por qué pero es común pensar que las mujeres delgadas se alimentan impecablemente; comen ensaladas, carnes y pescado a la plancha, todo muy depurado. Y por contra, tendemos a creer que las que están más gordas esconden donuts en todos los cajones de la casa y se pasan los días debatiendo entre si pizzas o hamburguesas ¡nada más lejos de la realidad!

Luego llegan los añadidos; que las personas más gordas son menos activas o las más delgadas son más trabajadoras, como si ser vago y delgado fuera algo que no encaja. Esto me recuerda a mi profesora de chino; una mujer nativa que hablaba castellano con acento sudamericano ¡increíble! ¿Has tratado de encajar alguna vez el cubo cuadrado por el agujero triangular? Ni aunque empujes. Pues ese mismo sinsentido es el que percibes cuando una china se gira y te dice "ahorita te lo explico". Bueno, que me pierdo.

Hay personas delgadas, porque así es su metabolismo, que están construidas (a nivel celular) a base de chocolate, galletas, polvorones y bollería industrial. Como también hay personas más gruesas que hacen deporte todos los días y comen rico y variado.

Así de cabrón es el metabolismo y sobre todo las hormonas, que en las mujeres lo controlan todo: desde cuánta grasa vas a acumular hoy hasta cuándo te toca pillarte el cabreo de la semana ¡una gozada!

Yo creo que si la gente se dejara llevar más por sus prejuicios ya habríamos superado hace tiempo la tercera y hasta la cuarta guerras mundiales. Quizás fuéramos ya a por la quinta.

Imagina mi éxito en Tinder, con lo seca y cortante que soy (bueno, tampoco habría mucha diferencia de como me va ahora).

Los prejuicios son un lastre estupendo y a veces hay que hacer un esfuerzo consciente para no dejarnos llevar por ellos ¿os pasa? A mí sí, lo noto, aunque espero que cada menos porque los 40 deben ser más laxos, más abiertos.

Una de las experiencias más enriquecedoras contra los prejuicios es viajar, sin duda alguna.

Fíjate que ahora estamos todos ya medio trastornados con las medidas de higiene, desinfectándonos a cada rato, con guantes, manteniendo las distancias y si es posible con mascarillas. Porque, como dice mi abuela, no vemos al enemigo y nunca se sabe quién puede ser el portador. Todos sospechamos de todo y de todos a priori.

Salimos a comprar y es como estar rodando la escena de una peli de aventuras y misterio. Hay que estar atentos, poner a prueba nuestros sentidos y no perder de vista a nadie de nuestro entorno.

Llegas al comercio y calculas tus posibilidades. Divisas las salidas de emergencia, ubicas cada producto que quieres adquirir para trazar la ruta óptima en el menor tiempo posible y asumiendo los menores riesgos. Observas a las personas que caminan por los pasillos de tus objetivos para crear un croquis mental de cómo esquivarlos a todos y cuando has cumplido tu misión llegan los protocolos de desinfección. Un sprint hasta casa; abres, dejas las bolsas, las flitas con spray desinfectante, sin moverte, zapatos fuera, ropa fuera, todo flitado. Fuera guantes, alcohol en las manos y desnudo para la ducha a completar el proceso.

Esto te lo cuentan hace tres meses y me meas de la risa y si ahora se te olvida un paso ya estás una semana entera con pesadillas y esperando a ver si se manifiestan o no los síntomas.

Pronto los prejuicios serán (a este paso) una herramienta básica de supervivencia. Miraremos de reojo a todas las personas con las que nos relacionemos y antes de dar dos besos a alguien "no, perdona, esperemos un rato más, a ver si toses en algún momento y luego ya hablaremos de si nos besamos o no".

La buena noticia es que los marroquíes con mochilas van a perder interés y los chinos con mascarillas pasarán al primer puesto en el ránking.

No sé si te pasa, pero yo tengo mucha curiosidad por ver las primeras reacciones sociales cuando, dentro de dos o tres meses, den como superado este brote y empecemos a hacer vida normal. Hay un montón de memes circulando por ahí con imágenes de estampidas, personas en los bares o reuniones de amigos, pero ¿seguro que eso es lo que va a pasar? Porque hasta los más grandes empezaron a asustarse ya viendo como caen otros a su alrededor.

Seguro que no va a ser tan apoteósico como se pretende y estas normas de higiene que, primero a regañadientes y ahora por miedo, hemos adoptado todos, prevalecerán de alguna manera en nuestro subconsciente. Quizás esto de pie a desarrollar sensores para tener sexo virtual.

¿Recuerdas la película Demolition man, con Stallone y Sandra Bullock, cuando se ponen el casco para tener relaciones porque no soportan el intercambio de fluidos? Estamos a un paso de ese tipo de alternativas y como ya empezaron a desarrollar fetos vivos en bolsas artificiales... ¿Qué clase de futuro aséptico nos espera?

Bueno, quizás me adelantado mucho, porque estamos apenas en nuestra primera pandemia y aún tenemos que vivir alguna más en el futuro, pero de verdad que tengo curiosidad por ver cómo será todo esto a finales de año.

Comentarios

  1. Todos somos prejuzgadores en muchas ocasiones. Y todos tenemos prejuicios.. va en el ADN. 💋

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  2. Jajaja, lo último me ha recordado a otra película también muy buena de Woody Allen, "El Dormilón", que se despierta en el futuro después de estar congelado durante 200 años. Hay una escena en la película en la que para tener relaciones se meten en una especie de cápsula (el orgasmatrón), pero sin llegar a tocarse, y cuando acaban los protagonistas se preguntan: "¿cómo podían vivir sin esta máquina hace unos siglos?". Genial, a lo mejor hasta visionario, quién sabe.

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